Perspectiva Bertolucci
Su ¨²ltimo filme, ¡®T¨² y yo¡¯, de 2012, mal comprendido, es un poderoso relato sobre la juventud italiana de hoy, encerrada en un trastero viejo
Bertolucci ha muerto, musit¨¦, recordando el inicio de Novecento, el grito en la noche de "Verdi ha muerto". Me ha llevado a la sala de cine hasta el final, aunque dejara para su pase televisivo algunos de sus filmes de est¨¦tica publicitaria, que los hizo, y a gran escala, como la recreaci¨®n del ¨²ltimo emperador chino, Pu Yi, en la que la c¨¢mara cruzaba la Gran Muralla y all¨ª el cineasta y su inseparable director de fotograf¨ªa, el gran Vittorio Storaro, retozaban de lo lindo en un espot interminable de lo chino visto por occidentales. Guardo y atesoro el visionado de su ¨²ltimo film, mal comprendido, T¨² y yo (2012), que vi dos veces en dos d¨ªas en el Verdi y que volver¨¦ a ver ahora. Dos hermanastros, un adolescente y una joven de veintitantos, en un s¨®tano, huyendo ¨¦l de los padres y ella buscando droga, un retrato apasionado y desesperado de la juventud italiana de hoy, encerrada en un viejo trastero con un solo juguete: esconderse, drogarse.
Volver¨¢ el Tango, me dije. Y volveremos a hablar de la mantequilla y la sodom¨ªa de Maria Schneider. As¨ª fue en las noticias: hab¨ªa muerto el director del Tango y de la violaci¨®n de su actriz durante el rodaje.
Natalia Aspesi escribe otras perspectivas del tango, en La Repubblica: ¡°Cuando se estren¨® era diciembre de 1972, a?o dram¨¢tico, en plena estrategia de la tensi¨®n y del primer secuestro de las BR [Brigadas Rojas]: y de repente, de improviso, un film se convierte en el chivo expiatorio de tanta confusi¨®n y peligro¡±. Prohibido en Italia, no ha regresado all¨ª hasta este a?o, en mayo, 46 a?os despu¨¦s del esc¨¢ndalo, 42 tras su condena judicial definitiva y el rogo purificatore, 31 a?os despu¨¦s de su absoluci¨®n. No en salas de cine, sino en la Fundaci¨®n Prada, presentado por su autor y por Germano Celant, uno de los m¨¢s poderosos curadores de arte internacionales. En el a?o del Me Too, en efecto. Volv¨ªa a la Italia m¨¢s y m¨¢s berlusconizada este filme raro y poderoso, trasgresor hasta violentar l¨ªmites morales contra una actriz de 18 a?os, un documento varonil por excelencia de las pulsiones sexuales de un hombre cincuent¨®n en el ¨²ltimo tercio del siglo XX a partir de las compuertas que abri¨® el Mayo del 68.
Me parece que fui a Perpi?¨¢n a verlo, pero no estoy segura, me dej¨® tan turulata que no lo termin¨¦, sal¨ª de la sala. Tal vez lo he so?ado. No he vuelto a verlo y no creo que lo haga. Ciao. Con algunos fotogramas me basta para recordar la luz Bacon que Storaro le imprimi¨®.
Bertolucci sab¨ªa mucho, de cautivar la imaginaci¨®n del espectador y de hacerse perdonar fuera de Italia; no en su pa¨ªs, donde no ha sido propiamente absuelto, se diga lo que se diga. Eso, girar la tortilla de tu reputaci¨®n y las expectativas, tiene su m¨¦rito. Irene Bignardi, tambi¨¦n en La Repubblica, escribe: ¡°Si no hubiese existido, el personaje Bertolucci ¨Cpoeta, documentalista, director, productor, polemista, autor por excelencia del cine italiano, estrella del cine internacional¡ªm¨¢s tarde o m¨¢s temprano alguien habr¨ªa inventado este personaje m¨¢s grande que la vida para contar, de manera novelesca y ejemplar, la traves¨ªa del cine de la segunda mitad del siglo pasado, del experimentalismo al cine de autor, de la cinefilia a la grandeur, del bajo presupuesto a las megaproducciones, del provincianismo a la visi¨®n internacional.¡±
Cuando convives con grandes como Visconti, Pasolini y Fellini y t¨² mismo empiezas, no lo tienes f¨¢cil. Bertolucci no se arredr¨®, al contrario. Le di¨® la alternativa Pasolini, que vio en el joven hijo de Attilio Bertolucci, poeta admirado por Alberto Moravia y Elsa Morante, alguien que estaba dispuesto a mucho. Y lo hizo: bien puede decirse que a lo largo de una trayectoria no demasiado fecunda pero s¨ª impactante, Bertolucci ha estado en todas las aventuras y vuelcos del siglo pasado y de lo que llevamos de este, como protagonista o como testimonio. ¡°Italiano e internacional. Tan sofisticado y tan nacional-popular. Tan literario y tan visual¡±, sintetiza Irene Bignardi.
Sus ¨²ltimas pel¨ªculas son un tesoro, una vuelta al peque?o presupuesto y a lo que nos pasa, a lo que vivimos. Sin ret¨®ricas historicistas ni megaloman¨ªas publicitarias: Asediada (1998), sobre una joven africana refugiada en Italia; So?adores (2003), j¨®venes en el Mayo franc¨¦s encerrados en casa, y la delicada y maravillosa T¨² y yo(2012) por la que esta servidora le recordar¨¢ tanto o m¨¢s que por sus Novecento, El conformista, Antes de la revoluci¨®n y La luna inolvidables.?
Merc¨¨ Ibarz es escritora y profesora de la UPF
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