Guardar las banderas y sacar las pancartas
Los funcionarios catalanes aprovechan la coyuntura pol¨ªtica para exigir la reversi¨®n de los recortes sociales que se arrastran desde el inicio del ¡®proc¨¦s¡¯
En la manifestaci¨®n del pasado jueves en Barcelona, convocada por los sectores sanitario y educativo, las esteladas se contaban con los dedos. Las ¨²nicas banderas independentistas las llevaban los miembros del Sindicat d¡¯Estudiants dels Pa?sos Catalans. Tampoco hab¨ªa rojigualdas. S¨ª se ve¨ªan pancartas que ped¨ªan el fin de los recortes que se arrastran desde 2010, unos Presupuestos m¨¢s sociales ¡ªel Govern est¨¢ en plenas negociaciones con los comuns¡ª y alguna hasta reclamaba la dimisi¨®n del president, Quim Torra. Bastantes solapas luc¨ªan lazos amarillos. Algunos miembros del colectivo Guarder¨ªas Indignadas, hijo del 15-M, hicieron un revelador ejercicio de sincretismo: reemplazaron el lazo por el pin de una peque?a camiseta amarilla.
Antes de que las entidades independentistas eligieran ese color para reivindicar la liberaci¨®n de los pol¨ªticos en prisi¨®n preventiva, el amarillo identificaba la lucha contra los recortes en el sector educativo. Las guarder¨ªas vieron como en 2013 la Generalitat les cerraba el grifo y dejaba en manos de las Diputaciones que rascaran los 43 millones que antes aportaba el Govern para la educaci¨®n de cero a tres a?os.
¡°Pedir que recuperemos la inversi¨®n en educaci¨®n con unas cuentas m¨¢s sociales no es incompatible con que queramos la rep¨²blica catalana. Estamos defendiendo algo que es nuestro¡±, explica Esther Solans, una de las maestras que exhibe la camiseta-lazo. El departamento de Ense?anza ya ha adelantado que piensa recuperar la partida para las guarder¨ªas. ¡°Ha sido una huelga m¨¢s ofensiva que defensiva¡±, sostiene Ramon Font, portavoz de Ustec, sindicato mayoritario en la ense?anza p¨²blica no universitaria, que pone de relieve la transversalidad de la marcha del jueves.
Sindicatos y entidades sociales defienden que nunca han abandonado las reivindicaciones sociales desde que, en 2010, comenzara la ola de recortes que no terminan de ser revertidos. El coletazo del Govern tripartito de PSC, Esquerra e Iniciativa presidido por Jos¨¦ Montilla y el paso de Artur Mas por la Generalitat se saldaron, seg¨²n c¨¢lculos de la Asociaci¨®n Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, con una reducci¨®n del 26% del gasto social, m¨¢s de 5.000 millones de euros. Los colectivos comparten hasta cierto punto el diagn¨®stico del Govern: la econom¨ªa va mejor. Entre 2013 y 2017 la tasa promedio de crecimiento en Catalu?a ha sido del 3,2% del PIB.
La cercan¨ªa de las elecciones sindicales aviva la protesta
En 2019 habr¨¢ elecciones sindicales. Esto asegura la contienda entre las organizaciones sindicales para obtener m¨¢s representantes sindicales. Ni UGT ni CC OO ¡ªambas a favor de un refer¨¦ndum pero que nunca han abogado directamente por la independencia¡ª no han participado de una manera activa en las protestas de esta semana. S¨ª est¨¢n juntas en la convocatoria del 12-D, en la que todos los funcionarios reclamar¨¢n que se les abonen las pagas extras de 2013 y 2014, que a¨²n les debe el Govern. IAC y la Intersindical-CSC, que s¨ª se alinearon con las tesis independentistas, llamaron a la huelga la semana pasada.
¡°Nunca hemos desistido de la agenda social¡±, remarca Camil Ros, secretario general de UGT Catalu?a. Su hom¨®logo de CC OO, Javier Pacheco, pone como ejemplo el apoyo a las mareas de pensionistas o la presi¨®n para aprobar la renta garantiza de ciudadan¨ªa. ¡°Otra cosa es que la mala gesti¨®n de este nuevo programa haya causado cierta frustraci¨®n¡±, advierte este ¨²ltimo l¨ªder sindical. ¡°Llev¨¢bamos mucho tiempo advirtiendo que el colapso derivado de los recortes iba a llegar¡±, dice Sonia Fuertes, presidenta de Entidades Catalanas de Acci¨®n Social.
La huelga de esta semana, sostienen desde el sector m¨¦dico, ven¨ªa gest¨¢ndose desde hace m¨¢s de un a?o. El jueves se lleg¨® a un acuerdo con el Govern, si bien la concertada contin¨²a en pie de guerra. El hartazgo de los profesionales y el incumplimiento de una instrucci¨®n del Govern para reducir la presi¨®n asistencial en varias zonas de Catalu?a precipitaron la convocatoria. ¡°El a?o pasado, cualquier tipo de paro era pol¨ªtico, pero m¨¢s que una huelga eran protestas. Pero pol¨ªticamente no ha cambiado nada, todo sigue parado. Esta huelga ha sido por la acumulaci¨®n de decepciones y ninguneo¡±, dice Josep Maria Puig, secretario general de Metges de Catalunya.
Fechas escogidas
La fecha de las manifestaciones tampoco es gratuita. T¨¦cnicamente, es a finales de septiembre cuando en la Generalitat comienza el baile presupuestario. Ros tambi¨¦n cree que la movilizaci¨®n de los trabajadores tiene en cuenta el hecho de que el Gobierno central est¨¦ abierto a la negociaci¨®n. ¡°La ausencia de grandes mayor¨ªas parlamentarias ayuda a que podamos colar nuestras demandas¡±, dice Font.
El desgaste de a?os de proc¨¦s tambi¨¦n influye. ¡°Ha bajado el sufl¨¦ de la reivindicaci¨®n independentista y esto deja m¨¢s espacio para que otras demandas que siempre han estado sean m¨¢s visibles¡±, opina Albert Recio, miembro veterano de la Federaci¨®n de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB). Con todo, Jos¨¦ Antonio Noguera, director del Grupo de Sociolog¨ªa Anal¨ªtica de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, recuerda que las ¨²ltimas encuestas siguen dando al bloque independentista como ganador de unas elecciones catalanas. En las tres ¨²ltimas encuestas del Centro de Estudios de Opini¨®n, la opci¨®n independentista se impone, por muy poco, sobre los que no quieren un estado independiente.
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