El nuevo Olimpo de la RESAD
La Real Escuela Superior de Arte Dram¨¢tico de Madrid afronta una etapa de cambios, algunos muy visibles
Desde El Olimpo se ven, all¨¢ a lo lejos, las peripecias humanas que ocurren en los bloques de Moralatalaz y Vallecas. En este Olimpo con vistas al sudeste de Madrid no hay dioses vengativos ni pendencieros, sino mortales estudiantes de arte dram¨¢tico. Unos conversan en grupo. Otro fuma dando un paseo cabizbajo. Un pu?ado de ellos, de la rama musical, practica sonoramente las lecciones de solfeo. Tambi¨¦n est¨¢n aqu¨ª Pablo Iglesias Sim¨®n, director de la Real Escuela Superior de Arte Dram¨¢tico (RESAD), y la vicedirectora Antonia Garc¨ªa.
Este peque?o monte Olimpo era en realidad una escombrera que se form¨® cuando la actual sede de la RESAD (Avenida de Nazaret, 2, a espaldas del Retiro) fue construida. Levantaron el edificio y toda la tierra y escombro sobrante fue depositado ah¨ª al lado, formando una peque?a colina. Lo recuerda Iglesias, que era alumno de direcci¨®n de escena cuando se inaugur¨®, en 1996 (aunque la instituci¨®n data, en realidad, de 1831). ¡°El nombre de Olimpo se lo pusieron los propios alumnos, de igual manera que hay un espacio en la planta baja que se llama el Inferno¡±, explica divertido.
El nuevo equipo de direcci¨®n, que tom¨® posesi¨®n en julio del a?o pasado con el objetivo de ¡°cambiar las inercias de una instituci¨®n que se cerraba sobre s¨ª misma, que estaba tristona¡±, decidi¨® convertir la mitol¨®gica escombrera en un espacio ¨²til y digno. As¨ª inici¨® un proceso participativo para decidir qu¨¦ se hac¨ªa aqu¨ª y se cont¨® con la ejecuci¨®n del estudio de arquitectos Enorme. En las obras colaboraron los alumnos y profesores de la Escuela (y algunos vecinos), pensando, dando ideas, a veces haciendo cadenas humanas para transportar los pesados materiales. As¨ª se construy¨® el verde grader¨ªo, el espacio esc¨¦nico circular o la plataforma de madera. A los lados una buena cantidad de banderas en diferentes tonos de rojo, como una llama, le da visibilidad al espacio.
Ahora el Olimpo es un sitio para estar, para inspirarse, pero tambi¨¦n un espacio esc¨¦nico. ¡°El d¨ªa de la inauguraci¨®n, cuando vinieron las autoridades, hicimos un espect¨¢culo de lucha esc¨¦nica¡±, cuenta Iglesias. La RESAD, dependiente de la Comunidad de Madrid, est¨¢ cambiando, as¨ª que le han buscado un nuevo significado al acr¨®nico. R de reconocida, E de estimulante, S de sostenible, A de abierta, D de Diversa. ¡°La A de abierta es el eje en el que m¨¢s nos hemos movido hasta ahora¡±, dice el director, ¡°tanto en el mundo profesional, con los licenciados, como con otras instituciones culturales¡±. Una de sus l¨ªneas ha sido, de hecho, entablar nuevas relaciones con centros de ense?anzas art¨ªsticas superiores de la Comunidad (como la Escuela Superior de Conservaci¨®n y Restauraci¨®n o el Conservatorio Superior de Danza, entre otras), o un nuevo programa de residencias art¨ªsticas en colaboraci¨®n con el centro cultural Conde Duque y el teatro de La Abad¨ªa. El Olimpo es la materializaci¨®n f¨ªsica y simb¨®lica de esta idea de apertura. ¡°La uni¨®n hace la fuerza: la de los iguales est¨¢ muy bien y la de los diferentes te hace aprender cosas nuevas sobre los otros, pero tambi¨¦n sobre ti mismo¡±, sentencia Iglesias.
Si los alumnos de la RESAD no son dioses ol¨ªmpicos, bien podr¨ªan ser h¨¦roes, dada la valent¨ªa con la que elijen un futuro incierto: una profesi¨®n (la interpretaci¨®n, la direcci¨®n esc¨¦nica, la dramaturgia o la escenograf¨ªa) por naturaleza intermitente y donde abunda la precariedad. Un estudio de 2016 de la Artistas Int¨¦rpretes Sociedad de Gesti¨®n (AISGE) revelaba que solo el 8,17% de los actores puede vivir de su trabajo y el resto tiene que buscar trabajos complementarios como docentes, comerciales o (como dice el estereotipo) poniendo copas. ¡°En la RESAD hay historias muy ¨¦picas¡±, dice el Iglesias, ¡°gente que no tiene ning¨²n respaldo econ¨®mico y tiene que estudiar y trabajar a la vez (y hay que tener en cuenta que estos estudios son muy absorbentes) o personas que no logran acceder y perseveran hasta entrar a la tercera¡±. Aqu¨ª ya se pueden hacer pinitos en eso de ser inasequible al desaliento.
¡°Esperamos que con el desarrollo del Estatuto del Artista, aprobado en el Congreso, se reconozca la intermitencia de este tipo de trabajos y se les de m¨¢s protecci¨®n como, por ejemplo, se le da en Francia¡±, dice Iglesias. La situaci¨®n en el plano creativo, sin embargo, es esperanzadora, con la mayor producci¨®n de ficci¨®n espa?ola, el auge de los musicales o las nuevas y exitosas generaciones de dramaturgos patrios (y vivos) que est¨¢n logrando notable reconocimiento. ¡°Aunque se est¨¢ cuidando poco el tejido¡±, concluye el director, ¡°en Madrid es posible hoy en d¨ªa ver muchos espect¨¢culos internacionales muy potentes, pero tambi¨¦n hay que cuidar la creaci¨®n madrile?a que se cocina fuego lento¡±.
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