El 21 fue el d¨ªa del amor
Pablo Albor¨¢n despleg¨® su romanticismo en un Sant Jordi que se llen¨® sin dificultades de acceso
Hace meses, cuando se anunci¨® el concierto, el d¨ªa 21 de diciembre s¨®lo era el d¨ªa en el que Pablo Albor¨¢n cerrar¨ªa su gira 2018 en Barcelona, ciudad en la que actuar¨ªa por tercera vez este a?o en el Palau Sant Jordi. ?Qu¨¦ otra cosa podr¨ªa hacer palidecer la nueva visita del artista mel¨®dico del momento?, encima ahora con una nominaci¨®n para un Grammy, algo as¨ª como un gordo de invierno. Pero las cosas de la pol¨ªtica parecen una yincana de sobresaltos, un golpear a ciegas la pi?ata que puede volcar su contenido sobre la cabeza cuando menos se espera. Y as¨ª fue, la pi?ata se desparram¨® sobre Barcelona un 21 de diciembre, justo el d¨ªa que luego se predijo transitar por la ciudad iba a ser m¨¢s complejo que ver a Albor¨¢n en la sala Bikini. Claro que los profetas del apocalipsis no contaban con que la determinaci¨®n de los fans les podr¨ªa llevar a subir a la monta?a ol¨ªmpica incluso a pie, como si fuese una peregrinaci¨®n b¨ªblica. Finalmente, la pol¨ªtica tiene esas cosas raras, no fue necesario ya que en un d¨ªa con menos coches en la calle que nunca, asistir al concierto result¨® a la postre comod¨ªsimo. As¨ª que el d¨ªa 21 de diciembre fue para sus seguidores el d¨ªa en el que Pablo Albor¨¢n volv¨ªa a Barcelona. Sin m¨¢s.
A¨²n con todo, el artista malague?o, sin osar meterse en un jard¨ªn, agradeci¨® a la asistencia que llen¨® el recinto su esfuerzo por estar all¨ª, haciendo cola y tirando de sus reservas de paciencia. No estuvo mal el gesto, aunque colas hizo quien las quiso hacer, probablemente un nutrido grupo de seguidoras muy animosas que llevaban gorros navide?os de lucecitas, confetis plateados que aventaron en el tramo final del recital y globos blancos que agitaban en la primera fila con marcial disciplina y coordinaci¨®n. Los dem¨¢s ten¨ªan garantizado el asiento y sin armaged¨®n circulatorio por medio, el acceso al recinto fue fluido. Pero bien, cur¨¢ndose con precauci¨®n, quien sabe, igual Pablo pensaba en las catastr¨®ficas predicciones de otro Pablo, Albor¨¢n acab¨® agradeciendo un c¨®modo trayecto en autob¨²s o coche particular. Buen chaval.
Y en escena tambi¨¦n lo parece. Cant¨® 27 canciones y no se cambi¨® la camiseta negra que luci¨® de cabo a rabo del recital en el que, curiosa la naturaleza de algunos humanos, ni pareci¨® sudar. Bueno, hay que reconocer que no se mueve mucho, que apenas baila y que sus carrerillas fueron m¨¢s breves que el sprint de un oso perezoso, pero hay que estar all¨ª arriba, bajo los t¨®rridos focos, que por cierto eran muchos. Vaya, que muy pulido. Luc¨ªa un nuevo bigotito, manchita m¨¢s oscura en una barba tan cuidada como un seto de Versalles y esa normalidad ajena al estrellato que le unge como persona com¨²n pese a tener ante s¨ª a una tropa de seguidoras que cantaron todas, s¨ª todas, absolutamente todas, sus canciones. ?l callaba, abr¨ªa los brazos y ellas rellenaban los huecos como en un pasatiempo. Por muchas que se vea, nada tan pasional, nada tan desprendido, nada tan tierno como las fans frente a sus ¨ªdolos, un espect¨¢culo en ellas mismas.
El concierto fue de nivel. Abri¨® con un tema, No vaya a ser, puede que el m¨¢s contempor¨¢neo de su ¨²ltimo disco, del que sonaron adem¨¢s todo el resto de sus canciones a lo largo del recital, que cerr¨® con V¨ªvela. La pauta estil¨ªstica mezcl¨® en una base de pop con tendencia a la balada elementos flamencos ¨Cesa forma de cantar y alargar las frases, esas ra¨ªces de rumba en algunas piezas como La escalera-, aromas de reggae blanco y contenido en Boca de hule, y dejes latinos con pautas r¨ªtmicas bailables emparentadas con un reguet¨®n que no despeina pero que se acerca a las f¨®rmulas de eso que hoy se llama ¡°m¨²sica urbana¡±. Mar de brazos en Saturno y Miedo, fideu¨¢ ondulante en la pista, m¨®viles encendidos como luci¨¦rnagas en Tanto, una canci¨®n con estrofas en catal¨¢n, Tu refugio, y dos tramos ac¨²sticos, uno con guitarras y otro, abriendo los bises, con Pablo solo con su piano en Solamente t¨², locura total, y Prometo. Un 21 para el monocultivo del amor, que despidi¨® la gira 2018 de Pablo, el rom¨¢ntico.
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