La muerte de la perra ¡®Sota¡¯ quita el sue?o a Ada Colau
La agria disputa entre los animalistas y la Guardia Urbana por el disparo al animal en plena calle atrapa a la alcaldesa
Sota, un mestizo de labrador de color pardusco, encontr¨® la muerte en las calles de Barcelona el 18 de diciembre. Ten¨ªa dos a?os y medio. Un agente de la Guardia Urbana la mat¨® de un disparo en la cabeza. El polic¨ªa alega que la perra le mordi¨® el brazo y que, al temer por su vida, tuvo que usar el arma. El due?o del animal, Tauri Ruusalu -un joven n¨®mada de Estonia- replica que no hab¨ªa motivos para disparar y niega el mordisco. Hay muchas dudas sobre la muerte de Sota -un juez las investiga-, pero el caso ha puesto en una situaci¨®n inc¨®moda a la misma alcaldesa de Barcelona. Siempre atenta al term¨®metro callejero, Ada Colau se halla en mitad de dos presiones opuestas: la de los animalistas, que exigen ¡°justicia¡± y dimisiones, y la de su cuerpo policial, que pide lealtad y denuncia acoso.
La muerte de Sota ha ilustrado, de entrada, la capacidad de movilizaci¨®n de las entidades animalistas. ¡°Justicia para Sota¡± es el lema viralizado en redes, donde aparecen dibujos de la perra en actitud beat¨ªfica y con una aureola sobre su cabeza. Pacma, que en las ¨²ltimas elecciones generales fue el d¨¦cimo partido (284.000 votos) ha abanderado las protestas. Denuncia la ¡°ejecuci¨®n¡± de un animal en el ¡°Salvaje Oeste¡±, exige la destituci¨®n del jefe de la Guardia Urbana, Evelio V¨¢zquez, y solicita medidas al consistorio para que ¡°tragedias como esta no vuelvan a ocurrir¡±. Un manifiesto suyo ha logrado ya la adhesi¨®n de 227.000 firmas.
El colectivo animalista dio rienda suelta a su malestar con manifestaciones simult¨¢neas en Madrid, Valencia, Bilbao, Gij¨®n o Barcelona, esta ¨²ltima masiva: 3.500 personas de procedencias sociales dispares -familias, okupas, personas sin hogar amigas de Ruusalu- se concentraron frente al Ayuntamiento. ¡°Todos somos Sota¡±, gritaron al tiempo que llamaban ¡°asesino¡± al polic¨ªa. Al anochecer, la protesta se traslad¨® a la Gran V¨ªa con plaza de Espa?a, donde ocurrieron los hechos. Decenas de personas cortaron el tr¨¢fico -la ausencia de la Guardia Urbana, consciente de que ser¨ªa objeto de la ira, agrav¨® el problema- y acabaron lanzando objetos contra los antidisturbios de los Mossos. Hubo cinco detenidos.
Las movilizaciones despertaron a Colau, que modific¨® su discurso. Al d¨ªa siguiente del incidente, la alcaldesa lament¨® el fallecimiento de la perra pero defendi¨® la actuaci¨®n policial: ¡°El agente actu¨® en defensa propia y temiendo por su integridad f¨ªsica¡±. Pero cuando la oleada de solidaridad se desbord¨® y llam¨® a su puerta, la alcaldesa pidi¨® ¡°pruebas documentales y testigos que hayan presenciado los hechos y est¨¦n dispuestos a declarar¡±. E insisti¨® en la necesidad de ¡°esclarecer¡± los hechos y, si es el caso, pedir responsabilidades. Su formaci¨®n, Barcelona en Com¨², se encarg¨® de difundir ampliamente esas palabras.
¡°Nos sorprendi¨® que nos apoyara. Pero despu¨¦s vinieron las movilizaciones y han puesto en entredicho el atestado para culpabilizar al compa?ero¡±, lamenta el secretario general del Sindicato de Agentes de la Polic¨ªa Local (SAPOL), Manel Garc¨ªa. El secretario lamenta la campa?a de los animalistas: ¡°Nos han dicho de todo. Han amenazado de muerte al agente y a su familia. Se han traspasado todas las l¨ªneas¡±. En la misma l¨ªnea se expresa Eugenio Zambrano, de CSIF: ¡°A la perra le dijeron que atacar y as¨ª lo hizo. Hay m¨¢s episodios similares que los compa?eros est¨¢n estudiando¡±. CSIF ha anunciado que presentar¨¢ una denuncia en la fiscal¨ªa por delito de ocio hacia sus compa?eros y denuncia la ¡°rabia incontenida e irracional promovida por asociaciones y partidos animalistas¡±.
Dos versiones opuestas
El caso Sota ha dado lugar a rumores de todo tipo, muchas sin fundamento: que todo empez¨® por las quejas de un hotel cercano a la polic¨ªa sobre la presencia de Ruusalu; que hay testigos de lo ocurrido pero no salen por miedo; que hubo ¡°varios disparos¡±... La realidad es que los hechos, por ahora, no est¨¢n claros. Hay dos versiones que, en la mayor¨ªa de puntos, son contradictorias.
La Guardia Urbana cuenta que, a mediod¨ªa del 18 de diciembre, una patrulla vio a un perro ¡°desatado¡± mientras ¡°deambulaba solo¡± por la Gran V¨ªa. Por sus caracter¨ªsticas f¨ªsicas y el tama?o de su cabeza y su mand¨ªbula, el animal ¡°se asemejaba a un perro de raza similar al pitbull terrier¡±, seg¨²n consta en el atestado policial. A unos 15 metros del animal caminaba Ruusalu, que ¡°fumaba un porro¡± y llam¨® a los agentes ¡°hijos de puta¡±. ?stos le pidieron que se identificara y atase al animal, pero no hizo caso. Sota estaba ¡°nervioso y alterado¡± y ¡°se abalanz¨®¡± sobre un agente y le ¡°mordi¨® por encima del codo izquierdo¡± mientras el polic¨ªa intentaba proteger su cuello. No fue entonces cuando se produjo el disparo, a decir del atestado, sino despu¨¦s. Ruusalu puso una correa en el cuello de Sota, pero luego le habl¨® ¡°en su idioma¡± (es estonio) y le ¡°azuz¨®¡± contra el agente. La perra sali¨® corriendo desde unos diez metros hacia el agente y volvi¨® a abalanzarse sobre ¨¦l, esta vez ¡°cerca de zonas vitales como el cuello y la cara¡±. El polic¨ªa, concluye el informe -redactado a las pocas horas del suceso- ¡°temi¨® por su vida¡±. De modo que sac¨® su arma y ¡°abati¨® al animal con un ¨²nico disparo que le alcanz¨® en la zona de la cabeza pr¨®xima a la oreja¡±.
Tauri Ruusalu, de 26 a?os, tiene otra historia que contar. Dice que estaba en la calle cuando un agente le toc¨® en el hombro y le pidi¨® que se identificara. Admite que Sota iba ¡°suelta, como siempre¡±. Y asegura que se ofreci¨® a escribir su nombre de su propia mano porque es estonio y resulta ¡°complicado¡±. El agente pens¨® que le tomaba el pelo y le dio un manotazo en la cara. Sota, y todo esto seg¨²n la versi¨®n de Ruusalu, se interpuso entre ambos y pos¨® sus patas delanteras sobre el brazo del polic¨ªa. ¡°Mov¨ªa la cola todo el rato. Pensaba que est¨¢bamos jugando¡±. Lo que cuenta el joven mochilero, que vend¨ªa pulseras hechas por ¨¦l en la calle, se corresponde con la primera parte de lo que narra la Urbana, o sea el supuesto mordisco. Despu¨¦s, sigue Ruusalu, el polic¨ªa le indic¨® que deb¨ªa entrar al coche patrulla, ante lo cual Sota ladr¨® y se dirigi¨® hacia el polic¨ªa pero sin intenci¨®n de atacarle. Fue entonces cuando se produjo el disparo, que Ruusalu describe como una ¡°ejecuci¨®n a sangre fr¨ªa¡±.
Las dos versiones est¨¢n en conocimiento del titular del juzgado de instrucci¨®n n¨²mero 5 de Barcelona, que por ahora solo ha instruido la denuncia de la polic¨ªa local contra Ruusalu por atentado a la autoridad. El joven les denunci¨® asimismo por haberle propinado una paliza. Todo esto no tiene que ver propiamente con la muerte de Sota, sino con lo que ocurri¨® despu¨¦s, y que tambi¨¦n es objeto de controversia: en shock por ver a su perra sobre la acera rodeada por un charco de sangre mientras a¨²n mov¨ªa la cola, Ruusalu golpe¨® con un patinete al agente hasta que fue reducido. El joven alega, en cambio, que solo intent¨® defenderse y que le propinaron una paliza en la calle y en el coche patrulla, donde fue llevado a comisar¨ªa.
La solidaridad se dirige a Ruusalu en tanto que due?o de Sota, pero lo que realmente ha sacado a la calle a la gente es la muerte de la perra. La abogada del joven, In¨¦s Guardiola -que le atiende de forma desinteresada-, ha recibido una treintena de correos de personas que ofrecen su ayuda econ¨®mica para costear los gastos del proceso y dar, as¨ª, ¡°justicia para Sota¡±. Una sola persona lleg¨® a ofrecer 10.000 euros. En su denuncia, Guardiola pide que se cite a los agentes como investigados -por las lesiones a Tauri pero tambi¨¦n por un delito de maltrato animal- y que se impida la destrucci¨®n de los restos del animal.
Los informes forenses podr¨¢n aclarar parte de lo ocurrido, pero lo esencial, valoran fuentes judiciales, es que aparezcan im¨¢genes de los hechos. Para las entidades animalistas, la circunstancia de si hubo o no mordisco no es lo m¨¢s relevante: ven escandaloso que un polic¨ªa pueda disparar a un animal en plena calle y piden un protocolo de actuaci¨®n en estos casos. Su enfado, por ahora, no tiene fin, y solo ha encontrado equivalente en el enfado de la Urbana por la cr¨ªtica. Ruusalu, mientras tanto, est¨¢ desbordado por la ola de solidaridad en Facebook: ¡°Gracias a todos por las ofertas de apoyo. Lucho por Sota y la justicia ser¨¢ permanente¡±.
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