Deshumanizados
Cada semana, una foto de alg¨²n rinc¨®n de Madrid
mbos despojos van de la mano. La cultura de la deshumanizaci¨®n y la deshumanizaci¨®n de la cultura. No es casual que el mendigo haya elegido la puerta de un teatro abandonado en plena plaza de ?pera, como el Real Cinema.
Quiz¨¢s ¨¦l, lo haya dejado al azar de su improbable mayor comodidad en la dureza de las aceras. Pero el destino no ha sido caprichoso. Y que Ra¨²l Cancio pasara por all¨ª para captar la imagen, tampoco. El ser humano y el espacio en s¨ª representan dos fracasos colectivos.
?l, con sus enseres a cuestas, los botes de cerveza y las bolsas desperdigados a modo de tabique. Sin otro lugar donde ir. Despierto pero tumbado. Con los ojos abiertos, retando la conciencia navide?a que deja a¨²n m¨¢s en evidencia la insoportable sima de nuestras desigualdades.
El teatro que fue tambi¨¦n cine, con la verja candada desde hace a?os, en espera de que alguien tenga a bien recuperar un espacio perdido para la creaci¨®n.
Una persona sin techo es el s¨ªmbolo patente de la cultura de rapi?a que deshecha seres humanos en medio del vac¨ªo. Un teatro sin uso pone en evidencia la nulidad imaginativa de aquellos que deben hacer lo posible porque cada espacio destinado al arte permanezca abierto.
Ni la manta de piel, ni el saco, ning¨²n abrigo es capaz de proteger tales descalabros. Todos somos un poco culpables de ambos. Ech¨¦mosles un vistazo, para nuestra verg¨¹enza.
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