La derechona cobarde
No parece que la inmigraci¨®n vaya a asolar Madrid
Santiago Abascal es buen mozo, ancho de hombros, generoso de pectoral, le gusta reconquistar a lomos de un corcel y es follower de la Guardia Civil y del Ej¨¦rcito. Presume de testosterona y valent¨ªa, pero resulta que lo que vende su partido es miedo. Vox tiene miedo de casi todo, incluso de los desfavorecidos: los feminismos, las mujeres maltratadas, los inmigrantes. Vox es el miura asustado del rat¨®n, el le¨®n de El Mago de Oz, la derechona cobarde.
Vox piensa que la inmigraci¨®n es el mal que asolar¨¢ Espa?a y el ¨²ltimo Bar¨®metro del CIS dice que esta es la preocupaci¨®n que m¨¢s ha crecido entre los espa?oles. Un servidor vive en Lavapi¨¦s donde la inmigraci¨®n es grande (en el centro la poblaci¨®n extranjera es del 31%), aunque cada vez menor: en la plaza veo a variopintos subsaharianos cada ma?ana, almuerzo indio, meriendo dulces ¨¢rabes, ceno kebabs kurdos, compro art¨ªculos de primera necesidad en bazares chinos o cervezas en colmados bengal¨ªes; hay quien me ofrece aromas herbarios y me rejuvenece, as¨ª que a m¨ª la inmigraci¨®n m¨¢s que miedo me da servicio.
En el barrio conozco a un pintor estadounidense y a otro israel¨ª, a una periodista holandesa y a otra alemana porque, ojo, tambi¨¦n son inmigrantes los de los pa¨ªses ricos. Ignoro si el espa?ol medio tiene ese contacto con la inmigraci¨®n, o m¨¢s bien teme a la inmigraci¨®n como yo tem¨ªa de ni?o a los vampiros: miedo a que irrumpieran en la habitaci¨®n mientras dorm¨ªa y se lanzasen a mi yugular. Pero resulta que los vampiros no existen. El ser humano teme de manera natural al otro, sobre todo cuando es agitado por una extrema derecha rampante que pone muchos de los problemas de Espa?a donde no est¨¢n, ejerciendo esa cosa tan espa?ola que es el toreo. Y entramos al trapo.
Circulan los bulos y rumores sobre los inmigrantes en los barrios, fluyen las fake news en las redes sociales, los datos inventados, los prejuicios, pero cualquiera que viva en Madrid, ciudad que ha recibido much¨ªsima inmigraci¨®n tanto interna como externa, puede ver que esta, aunque pueda presentar sus retos y complejidades, no es la madre de todos los males que nos asolan. Una cosa es querer ordenar la inmigraci¨®n y otra anunciar el Apocalipsis y propagar el odio. En realidad, en Espa?a hace falta gente y la inmigraci¨®n que m¨¢s da?o hace es otra que sucede de forma temporal y a base de dinero: el turismo descontrolado.
Lo que m¨¢s asusta es que ya no sirve luchar a base de informaci¨®n veraz, ciencia o fact checking: son tiempos m¨¢s propicios a las convicciones propias que a las evidencias; de ah¨ª el racismo, de ah¨ª la pseudociencia, de ah¨ª la extrema derecha. Los que combaten estas lacras deber¨ªan tener en cuenta que para vencer no basta con convencer, porque pocos est¨¢n dispuestos a dejar de creer lo que quieren creer.
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