Las diferencias en las defensas marcan el juicio del ¡®proc¨¦s¡¯
Algunos plantean un ¡°juicio pol¨ªtico¡± y f¨ªan todo a la justicia europea y otros se ven capaces de ganar la batalla jur¨ªdica
Comparten los fines, que no los medios. Los abogados de los l¨ªderes del proc¨¦s pretenden que sus clientes sean absueltos o esquiven, al menos, una abultada pena de prisi¨®n. Pero cada uno ha trazado su propio camino. A escasas semanas de que comience el juicio en el Tribunal Supremo, los escritos de defensa revelan estrategias divergentes en los 12 dirigentes independentistas. Hay quienes plantean un ¡°juicio pol¨ªtico¡± ¡ªque dan por perdido de antemano¡ªy f¨ªan todo a la justicia europea. Y hay, por el contrario, los que se ven capaces de ganar la batalla jur¨ªdica y de convencer de que no hubo rebeli¨®n, sedici¨®n ni malversaci¨®n.
Las alusiones a la naturaleza pol¨ªtica del proceso judicial y a la supuesta vulneraci¨®n de derechos fundamentales son una constante de casi todos los alegatos. Al frente de esa tesis se sit¨²a el presidente de ?mnium Cultural, Jordi Cuixart. Sus abogados han convertido el escrito de defensa en un J'accuse al Estado. Para Cuixart, el juicio al proc¨¦s no es m¨¢s que un juicio contra derechos b¨¢sicos (de expresi¨®n, de reuni¨®n, de autodeterminaci¨®n¡) cuya misi¨®n ha sido ¡°proteger a toda costa la unidad territorial espa?ola¡± mediante una acci¨®n ¡°concertada¡± de los ¡°poderes del Estado¡±. Y cita, como tales poderes, al ¡°juzgado 13¡±, a la fiscal¨ªa, a la Abogac¨ªa del Estado¡ y a Vox, partido ¡°machista y xen¨®fobo¡± que ejerce la acci¨®n popular.
Lo que logre uno puede valer para todos
Las defensas admiten que no hay un criterio unitario. Hay situaciones diferenciadas: no es lo mismo defender a miembros del Govern que a l¨ªderes sociales o a la presidenta del Parlament.
Pero esa divergencia de voces no es solo necesaria, apuntan, sino deseable: lo que logre uno puede valer para todos o varios de ellos, siempre que esas voces, alertan, no sean contradictorias.
La acusaci¨®n de Cuixart es m¨¢s hiriente para la fiscal¨ªa, a la que se?ala por ¡°encubrir la tortura¡± y ¡°generar impunidad¡± al no perseguir la actuaci¨®n de los agentes de la Polic¨ªa que golpearon a ciudadanos durante el refer¨¦ndum del 1 de octubre. Esa es la ¨²nica violencia de la que cabe hablar en el proc¨¦s, insiste el presidente de ?mnium, que se presenta ¡ªigual que el exvicepresidente Oriol Junqueras¡ª como firme defensor (y practicante) de las v¨ªas pac¨ªficas. Cuixart, lo mismo que el expresidente de la ANC Jordi S¨¤nchez, insiste en que trataron en todo momento de que las concentraciones del 20 de septiembre en protesta por los registros judiciales discurrieran ¡°por cauces pac¨ªficos¡±.
La defensa de los Jordis, l¨ªderes de la movilizaci¨®n independentista en las calles, pasa por la denuncia de la vulneraci¨®n de derechos y la invocaci¨®n a la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH). Lo mismo ocurre, aunque con matices, en el caso de Junqueras y de la mayor¨ªa de exconsejeros del Gobierno catal¨¢n encarcelados. Sus abogados est¨¢n seguros de que no hubo delito de rebeli¨®n, pero est¨¢n poco o muy poco convencidos de que sus argumentos vayan a hacer mella en los jueces del Supremo. ¡°Todo esto se va a acabar jugando en Estrasburgo, en una segunda vuelta que ser¨¢ en terreno neutral¡±, apuntan fuentes de la defensa. Insisten esas fuentes en que una absoluci¨®n con dirigentes en prisi¨®n provisional es una quimera. ¡°Ser¨ªa un esc¨¢ndalo¡±.
El hecho de que algunos acusados compartan abogado hace que sus planteamientos converjan. El penalista Jordi Pina patrocina a S¨¤nchez y a los exconsejeros Jordi Turull y Josep Rull, y sus escritos tienen el mismo aroma, que combina la denuncia del ¡°proceso pol¨ªtico¡± con la batalla jur¨ªdica. Andreu van den Eynde, por su parte, defiende a los exconsejeros de ERC: Ra¨¹l Romeva y el propio Junqueras. En ambos casos, tratan de armar un relato propio y alternativo al de la fiscal¨ªa. ¡°Los hechos [de la acusaci¨®n] no se corresponden con la realidad¡±, sugiere el escrito de Turull, que tras repasar el contexto pol¨ªtico (se remonta a la sentencia del Tribunal Constitucional contra el Estatut, de 2010) subraya, por ejemplo, que su presencia y participaci¨®n durante las movilizaciones del 20-S fue ¡°intrascendente¡±.
La aproximaci¨®n de Joaquim Forn, exconsejero de Interior, es notoriamente distinta. Su abogado, Javier Melero ¡ªdefensor del expresident Artur Mas en el juicio por la consulta del 9-N de 2014¡ª ha negado, en declaraciones p¨²blicas, que el del proc¨¦s sea un juicio pol¨ªtico. Y ha destacado el ¡°prestigio¡± del Supremo. Su escrito ahonda en negar responsabilidad en los hechos. Dice de Forn que no ha fomentado ¡°ning¨²n enfrentamiento ni algarada¡±, que lleg¨® al Govern pocos meses antes del refer¨¦ndum y que no dio instrucciones a los Mossos sobre c¨®mo actuar ante el 1-O. El texto resalta frases suyas previas a la consulta en las que dice que los Mossos acatar¨¢n las resoluciones judiciales; lo mismo que ¨¦l, a?ade el abogado, acat¨® de inmediato la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155.
Tambi¨¦n Carme Forcadell, la expresidenta del Parlament, se desmarca de los momentos m¨¢s calientes del proc¨¦s. Recuerda que ella no convoc¨® el refer¨¦ndum y que la declaraci¨®n unilateral de independencia (DUI) que se vot¨® el 27 de octubre fue a petici¨®n de los grupos. El caso del exconsejero Santi Vila es paradigm¨¢tico. Le defiende el mismo despacho que a S¨¤nchez, Turull y Rull (Molins & Silva), aunque con otros abogados. Su escrito es brev¨ªsimo (nueve p¨¢ginas frente a m¨¢s de 150 de los dem¨¢s) y se centra en subrayar que siempre fue partidario de ¡°acciones pol¨ªticas de consenso¡±.
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