Un piano, un tango mimetizado y muchos decibelios
La Sinf¨®nica de Galicia afronta en sus abonos de viernes y s¨¢bado un largo programa lleno de espectacularidad
La Orquesta Sinf¨®nica de Galicia, dirigida por Giancarlo Guerrero, ha interpretado en sus conciertos de abono de viernes y s¨¢bado un programa compuesto en su primera parte por la rapsodia Espa?a, de Emmanuel Chabrier (1841 - 1894) y el Concierto para piano y orquesta n? 2 en sol mayor, op. 44 de P¨ªotr I. Chaikovski (1840 - 1893); este, con Kirill Gerstein como solista. En la segunda, la Obertura del carnaval romano, op. 9 de Hector Berlioz (1803 - 1869) y la Sinfon¨ªa Buenos Aires, op. 15 de Astor Piazzolla (1921 . 1992), obra que la Sinf¨®nica tocaba por primera vez.
Ha sido un programa caracterizado por su espectacularidad y exuberancia sonora, en el que el conjunto orquestal gallego ha mostrado la calidad de un sonido siempre empastado y con una espl¨¦ndida maleabilidad, que le permite adaptarse a requerimientos din¨¢micos y expresivos de todo tipo, como los abordados por Guerrero. La rapsodia Espa?a de Chabrier fue la primera muestra de esta cualidad de la OSG, con una gran expresividad en todas sus secciones y solistas y un sonido muy bien controlado por el director.
El Concierto n? 2 de Chaikovski es mucho menos conocido e interpretado que el primero y hay buenas razones para ello. La integraci¨®n del instrumento solista con la orquesta es muy escasa, lo que el autor explic¨® a un amigo que era por ¡°no tolerar el sonido de piano y orquesta tocando juntos¡±. As¨ª, hay pasajes en los que ambos parecen llevar vidas paralelas, como cuando el solista subraya el canto de la orquesta con largu¨ªsimas y pesadas sucesiones de escalas en progresi¨®n.
Lo que mejor llega al oyente es una rareza, nacida de esta buscada falta de integraci¨®n, como la presencia de dos cadencias de notable extensi¨®n, especialmente la segunda. Y fue en estas donde el auditorio del Palacio de la ?pera pudo apreciar con mayor claridad la gran calidad de Gerstein como pianista: por su sonido id¨®neamente controlado y de una especial tersura y brillantez y por un fraseo de gran belleza.
El segundo movimiento, Andante non troppo, tiene un curioso paralelismo con el tercero, Andante, del Concierto n? 2 de Johannes Brahms (1833 - 1897). Ambos conciertos se estrenaron en noviembre de 1881 y en sus respectivos movimientos lentos hay solistas de la orquesta con un protagonismo igual, si no mayor, que el del piano. Y fue aqu¨ª donde el viernes se vivieron los mejores momentos de la obra de Chaikovski. El sombr¨ªo espesor inicial de las secciones de cuerdas de la orquesta y el delicado canto del piano dieron paso al chelo de Ruslana Prokopenko y el viol¨ªn de Massimo Spadano, que desgranaron unos di¨¢logos del mejor y m¨¢s rom¨¢ntico sentimiento presente en la partitura del autor ruso.
La respuesta de Gerstein habl¨® el mismo idioma y su piano volvi¨® a lucir en una preciosa gama crom¨¢tica en la que destacaron unos sobreagudos que parec¨ªan transfigurar el sonido en agua transparente y l¨ªquido cristal. Estos volvieron a refulgir a lo largo del Allegro con fuoco final y el p¨²blico premi¨® a solistas y orquesta con una fuerte ovaci¨®n.
La Sinfon¨ªa Buenos Aires, datada en 1951, fue galardonada por el Gobierno franc¨¦s con el Premio Fabien Sevitzky, lo que le vali¨® como pasaporte para estudiar en Par¨ªs con Nadia Boulanger. Esta supo encontrar en la m¨²sica de Piazzolla -tal vez escuchando el tango que late, serpentea y se mimetiza en su primer movimiento-, la verdadera personalidad del argentino, que este desarroll¨® el resto de su vida.
Todas las secciones y solistas tuvieron y aprovecharon ocasi¨®n de lucirse a lo grande, en especial la percusi¨®n. La opulenta orquestaci¨®n de la obra encontr¨® veh¨ªculo id¨®neo en la calidad sonora y musical de la OSG, h¨¢bilmente conducida por Guerrero. Tambi¨¦n en la clar¨ªsima influencia de Ginastera que se manifiesta como una foto en el Presto marcato; decisso final. Gran sonido, gran orquesta, gran ovaci¨®n final.
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