La derecha lucha por el relato
Los Presupuestos son la excusa de la bronca de Casado. Su objetivo es el Tribunal Supremo. S¨¢nchez es solo la coartada
En vigilias del inicio del juicio del Supremo, la derecha est¨¢ calentando peligrosamente el ambiente. La derecha extrema (el PP), con Pablo Casado de aprendiz de gran conductor, y con el apoyo incondicional del extremo centro (Ciudadanos) y de la extrema derecha (Vox) ha hecho de una iniciativa perfectamente prescindible del gobierno ¡ªnombrar un relator para las negociaciones sobre Catalu?a¡ª un grav¨ªsimo asunto de Estado, hasta el punto de convocar manifestaciones para el pr¨®ximo domingo contra la traici¨®n perpetrada por Pedro S¨¢nchez.
Sabemos perfectamente de las dos caras del PP, la moderada y la rabiosa, de las que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar hizo la s¨ªntesis. El sentido com¨²n, palabra preferida de Rajoy, que es un eufemismo para la defensa del statu quo, se deja ver cuando est¨¢n en el gobierno. En la oposici¨®n, el PP pierde las formas con suma facilidad. Todos recordar¨¢n la infame campa?a contra Zapatero por su pol¨ªtica en la cuesti¨®n vasca (cuando el cese definitivo de la violencia etarra) que llev¨® al PP a romper el pacto antiterrorista. Y tampoco habr¨¢n olvidado la irresponsable campa?a del PP contra el Estatut de Catalu?a de 2006, cuyas consecuencias estamos viviendo ahora. A la derecha le cuesta entender que la echen del poder porque siempre lo ha entendido como algo patrimonial. Si Rajoy ha optado elegantemente por la discreci¨®n, el autoproclamado heredero de Aznar va lanzado por la pendiente del insulto y la agresi¨®n verbal permanente, e incluso entre los suyos, donde aparecen las dudas acerca de si esta aceleraci¨®n le llevar¨¢ al poder o acabar¨¢ estrell¨¢ndole antes de entrar en las rampas de subida.
El momento es delicado y hay tanta consciencia de lo que se juega Espa?a en el juicio del Supremo que hasta el presidente S¨¢nchez, en un imprudente gesto para quienes dudan de la independencia entre poderes, se ha ido al Tribunal Europeo de Derechos Humanos a dar unas explicaciones que nadie le hab¨ªa pedido. En este contexto, Pablo Casado, quiz¨¢s alentado por los vientos de extrema derecha que recorren Europa, se ha lanzado a desplegar un argumentario destinado a despertar todos los t¨®picos sobre el autoritarismo hisp¨¢nico. Tacha de traidor, fel¨®n y mentiroso a Pedro S¨¢nchez, llama a los espa?oles a la calle, advierte que no descarta nada (y este nada en este pa¨ªs todos sabemos qu¨¦ significa) ante una actuaci¨®n que es una alta traici¨®n a Espa?a, afirma que la agenda catalana es la agenda de ETA, insiste en la aplicaci¨®n del 155, califica de delincuentes a quienes est¨¢n presos, pero no han sido condenados.
Si, a todo ello, a?adimos su rechazo al feminismo y a la memoria hist¨®rica y su intenci¨®n de cambiar la ley del aborto, intento en el que Rajoy ya fracas¨®, los enemigos de Espa?a tienen en Casado el mejor argumento para que regrese la leyenda negra.
Pero, ?a qu¨¦ viene Casado con este discurso? Casado cree que al PP le perdi¨® la flojera ideol¨®gica de Rajoy y que hay que recuperar terreno por la v¨ªa doctrinal. Y en ¨¦stas est¨¢. El nacionalismo y el miedo son los atajos m¨¢s habituales para ganarse a una parte del personal, pero para ello hay que alimentar el caldo de cultivo. De ah¨ª que la furibunda actitud de Casado de esta semana no hay que atribuirla solo al intento de hacer fracasar los presupuestos del gobierno. Tiene doble objetivo. Si la pol¨ªtica fuera un simple juego de sumar y restar, los Presupuestos ya estar¨ªan encaminados. Pero, con el juicio en curso, en el independentismo no hay nadie hoy con autoridad (es decir, sin miedo a ser llamado traidor) para imponer un pacto presupuestario pragm¨¢tico sin que vaya acompa?ado de alguna aparente concesi¨®n en los fundamentales.
Pero los Presupuestos son la excusa de la bronca de Casado. Su objetivo principal es el Tribunal Supremo. S¨¢nchez es solo la coartada de la manifestaci¨®n del domingo. Lo que pretende el PP es poner al Tribunal ante la presi¨®n de la calle y de los medios que acompa?an incondicionalmente a la derecha. Y, de paso, atar a Rivera a su lado. No fuera que los se?ores jueces, aplicando el derecho, que no sabe de fabulaciones sino de hechos, les arruinaran el relato del golpe de Estado y de la rebeli¨®n, las arenas movedizas de las que parten Casado y sus aliados para la Reconquista. El aspirante quedar¨ªa desnudo.
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