Aglomeraciones en el metro de Barcelona por la huelga en hora punta

Vagones hasta la bandera. Con pasajeros como sardinas en lata que, en las estaciones m¨¢s concurridas, para entrar han tenido que empujar. Apretujados, con esa sensaci¨®n de tener las caras de los dem¨¢s a un palmo y la certeza de que si te desmayas no te caes, porque no hay espacio. As¨ª ha comenzado la semana para miles de barceloneses camino del trabajo por una nueva huelga de los trabajadores del suburbano, esta vez en protesta por la gesti¨®n de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) de la crisis abierta por la presencia de amianto en vagones.

M¨¢s informaci¨®n

TMB culpa a los sindicatos de acusar ¡°sin rigor¡± en el caso del amianto

TMB detecta casi 200 puntos con amianto pendiente de retirar

Los paros, de dos horas en las horas punta (de 7 a 9 horas, de 16 a 18 horas y desde las 22.50 hasta el fin del servicio), coinciden con el arranque de la feria de m¨®viles, el MWC19. La huelga provoca frecuencias de paso que casi se doblan y alcanzan hasta 14 minutos en algunas l¨ªneas. En las centrales, L1, L3, L4 o L5, son de hasta nueve minutos, fruto de unos servicios m¨ªnimos que cubren solo la mitad del servicio. En momentos y estaciones puntuales, como Sagrada Fam¨ªlia o Sagrera, los empleados se han visto obligados a restringir el acceso a los andenes.

Curiosamente, la l¨ªnea que llega desde Collblanc hasta la estaci¨®n Europa Fira, la m¨¢s utilizada por los asistentes al congreso, no registra aglomeraciones porque su frecuencia de paso ya es habitualmente alta. Muchos congresistas, f¨¢ciles de reconocer por sus maletas o porque ya llevan la acreditaci¨®n del sal¨®n, ni se han enterado de la huelga.

La mayor feria que alberga Barcelona tambi¨¦n coincide con la marcha de Uber y Cafiby, las compa?¨ªas de coches con conductor que se contratan a trav¨¦s del m¨®vil y que abandonaron la ciudad por la regulaci¨®n de su actividad que impulsan la Generalitat y el ?rea Metropolitana de Barcelona. A primera hora, y pese al dispositivo especial de tr¨¢fico que han organizado el ¨¢rea de movilidad y la Gu¨¤rdia Urbana, el entorno de la plaza Espa?a, principal acceso por veh¨ªculo al recinto ferial de la plaza de Europa ha registrado momentos de colapso. Pero en general el tr¨¢fico en la ciudad ha funcionado como cualquier lunes.

Pese a la firma del convenio en verano de 2017 tras tres a?os de conflicto y una veintena de jornadas de huelgas y paros parciales, la pugna entre los trabajadores del metro de Barcelona y TMB se ha convertido en casi permanente. Y las amenazas de huelga saltan ante cualquier gran evento de la ciudad: partidos del Bar?a, festivales masivos como el S¨°nar o, sin ir m¨¢s lejos, la fiesta mayor del pasado mes de septiembre.

El largo conflicto del convenio, con el que tuvo que lidiar solo llegar al Ayuntamiento el equipo de la alcaldesa Ada Colau, se sald¨® con un acuerdo que revert¨ªa externalizaciones y recortes sociales y salariales (23 millones de euros en total). Pero el desgaste entre la plantilla y sus representantes se llev¨® por delante tres d¨¦cadas de hegemon¨ªa del sindicato CGT en el comit¨¦ de empresa. En las elecciones del pasado noviembre, esta formaci¨®n se rompi¨® en dos y permiti¨® a la UGT ganar en un comit¨¦ que representa a 3.500 trabajadores y est¨¢ dividido en ocho sindicatos.

Desde hace unos meses, el motivo de las amenazas de paros fueron primero incumplimientos del convenio firmado y, m¨¢s recientemente, la presencia de amianto en la pintura de algunos vagones y en puntos concretos del material rodante. Pero tambi¨¦n aqu¨ª la falta de acercamiento entre las partes es tal que empresa y sindicatos ni siquiera se ponen de acuerdo en el alcance del problema. TMB insiste en que est¨¢ gastando 2,2 millones de euros y que las afectaciones encontradas en empleados no son graves; mientras los trabajadores exigen que la empresa reconozca que toda la plantilla est¨¢ en riesgo.