Un ni?o, testigo del drama en la ¨®pera ¡®Rodelinda¡¯
La obra de Haendel llega por primera vez al Liceo
Se siente casi olvidado por su madre, Rodelinda, no sabe qu¨¦ ha sido de su padre, Bertarido, y no entiende qu¨¦ hace Grimoaldo cortejando a su progenitora. Flavio est¨¢ tan atemorizado que en su mente ve a las personas que le rodean como monstruos aunque con unos trazos infantiles como el ni?o que es. En el montaje de la ¨®pera Rodelinda, considerada la m¨¢s brillante de la etapa londinense de Haendel, que se estrenar¨¢ en el Liceo ma?ana s¨¢bado, la historia de poder, amor y odio tiene como personaje central a Flavio, y es el que est¨¢ m¨¢s tiempo en escena como testigo del drama. La ¨®pera barroca Rodelinda no se ha representado nunca en el Liceo, un teatro en el que no se suelen programar ¨®peras barrocas representadas aunque s¨ª con m¨¢s frecuencia en versi¨®n concierto como esta misma temporada con otra ¨®pera de Haendel, Agrippina.
El montaje de Rodelinda que se ver¨¢ en seis funciones en marzo es una coproducci¨®n del teatro de la Rambla con el Teatro Real ¡ªdonde se estren¨® y tuvo buena acogida en marzo de 2017¡ª, la ?pera de Lyon y la de Frankfurt. El director de escena Claus Guth plantea un montaje que llama la atenci¨®n por una estructura giratoria que sirve para narrar la historia que se desgrana en las estancias de una casa, del tipo de la que vivi¨® en Londres el propio compositor alem¨¢n en la segunda d¨¦cada del siglo XVIII. Las habitaciones y salones son el escenario de las intrigas y, sobre todo, del miedo que siente Flavio ¡ªescondido debajo de la mesa, en los ¨¢ngulos de las escaleras¡ª, un ni?o que es interpretado por un actor adulto, Fabi¨¢n Augusto G¨®mez. Las proyecciones sobre las paredes de personajes infantiles ¡ªun punto siniestros¡ª que dibuja Flavio ayudan tambi¨¦n a crear la sensaci¨®n de pavor.
Una funci¨®n el d¨ªa de la huelga del 8-M
Una de las funciones en el Liceo de la ¨®pera barroca de Haendel Rodelinda est¨¢ prevista para el viernes 8 de Marzo, d¨ªa en que est¨¢ convocada la huelga feminista. "La verdad es que ni hab¨ªa ca¨ªdo en la coincidencia del d¨ªa pero no tenemos previsto nada, salvo hacer la funci¨®n con normalidad", apunt¨® la directora general Christina Scheppelmann. La misma convicci¨®n ten¨ªa la soprano protagonista qu3e interpreta a Rodelinda: "Yo saldr¨¦ encantada al escenario", afirm¨® Lisette Oropesa.
"Es terrible porque en realidad ella no es una buena madre", explicaba la soprano Lisette Oropesa ¡ªbisnieta de espa?ola y familia cubana¡ª que debuta en el Liceo y tambi¨¦n en el rol de Rodelinda. Describe a su personaje como una mujer obsesionada por la p¨¦rdida de su marido. La ¨®pera de Haendel, basada en un libreto de Nicola Francesco Haym, se estren¨® en 1725 en Londres, y bebe de hechos reales que ocurrieron en el siglo VII, cuando el trono de Mil¨¢n de Bertarido ¡ªpapel que representa el contratenor Bejun Mehta¡ª fue usurpado por Grimoaldo, protagonizado por el tenor Joel Prieto.
En el drama, Bertarido huye al extranjero y deja creer a Rodelinda que ha muerto y la trama se enreda m¨¢s cuando el usurpador del trono corteja a Rodelinda. La soprano reconoc¨ªa que se ten¨ªa que emplear a fondo por el n¨²mero de arias y la intensidad: "pasas de la emoci¨®n a la furia, es como una monta?a rusa". El contratenor Mehta, buen conocedor del repertorio barroco, defend¨ªa que el drama de la ¨®pera de Haendel "resulta m¨¢s actual que muchas ¨®peras que se hicieron despu¨¦s".
Una ¨®pera barroca tiene singularidades musicales y Rodelinda ser¨¢ dirigida por Josep Pons y con una formaci¨®n integrada por 36 m¨²sicos de la Orquesta del Liceo que han hecho un esfuerzo en los ensayos para lograr que los instrumentos de cuerda suenen lo m¨¢s parecido a la musicalidad barroca: "Nos planteamos sustituir los instrumentos por los originales del barroco porque el timbre ser¨ªa m¨¢s parecido pero planteaba problemas de infraestructura aunque no descarto hacerlo en el futuro".
En lo que coincidieron tanto los cantantes, como el propio Pons y la directora general del Liceo, Christina Scheppelmann, es que no hay motivos para que no se representen ¨®peras barrocas en teatros grandes, argumento que, a veces, se arguye para justificar la ausencia de esa programaci¨®n. "La ¨®pera barroca se ha representado en teatros tan grandes como el MET de Nueva york, con 3.900 localidades o en Chicago, con una sala de 3.600", apuntaba Scheppelmann. "Tampoco es cierto que porque la sala sea grande se tenga que cantar m¨¢s fuerte. Lo interesante es la coloratura de la voz, no gritar", a?adi¨® la soprano Oropesa.
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