La corrupci¨®n con sordina

Al parecer, el ruido pol¨ªtico causado por el conflicto territorial va a presidir la campa?a electoral para las pr¨®ximas elecciones legislativas espa?olas. Y bajo el ruido van a persistir los problemas que asolan secularmente el pa¨ªs, entre los cuales ocupa un lugar destacado el fen¨®meno de la corrupci¨®n.

Hace poco Transparencia Internacional ¡ªuna organizaci¨®n que combate la corrupci¨®n a escala planetaria¡ª dio a conocer los ¨ªndices de percepci¨®n de la corrupci¨®n (CPI) de 2018. Como era previsible, Espa?a no sale muy bien parada en el CPI: en una escala que oscila entre 0 (m¨¢xima corrupci¨®n) y 100 (m¨ªnima corrupci¨®n) Espa?a tiene 58 puntos y ocupa la posici¨®n 41 de 180 pa¨ªses, muy lejos del podio que ocupan Dinamarca, Nueva Zelanda y Finlandia. En el contexto de Europa occidental, Espa?a tiene por delante 22 pa¨ªses y por detr¨¢s 8 (Malta, Italia, Eslovaquia, Croacia, Ruman¨ªa, Hungr¨ªa, Grecia y Bulgaria). A pesar de que entre 2017 y 2018 gan¨® un punto y escal¨® una posici¨®n, Espa?a es, junto con Malta, la ¡°democracia plena¡± (en el sentido de The Economist) que tiene peor puntuaci¨®n.

Los datos de Transparencia Internacional confirman lo que se sabe desde hace tiempo a trav¨¦s de otras fuentes. Los eurobar¨®metros, por ejemplo, indican que la corrupci¨®n percibida en Espa?a es mucho mayor que en el resto de la uni¨®n. En 2017, el 98 % de los entrevistados espa?oles declar¨® que en su pa¨ªs el problema de la corrupci¨®n es ¡°habitual¡±, mientras que en el conjunto de la UE hizo esa afirmaci¨®n el 68 %. Dos tercios de los entrevistados espa?oles aseguraron que la corrupci¨®n hab¨ªa aumentado, una sensaci¨®n compartida solo por la mitad de los europeos. Etc¨¦tera.

Cuanto m¨¢s corrupta sea Espa?a, m¨¢s motivos tendr¨¢n los independentistas para marchar. Naturalmente, este razonamiento olvida un hecho elemental, que es la contribuci¨®n catalana a la corrupci¨®n en Espa?a

Entre algunos c¨ªrculos independentistas los datos de Transparencia Internacional fueron recibidos con alborozo. Cuanto m¨¢s corrupta sea Espa?a m¨¢s motivos tendr¨¢n los catalanes para irse. Este razonamiento olvida un hecho elemental, que es la contribuci¨®n catalana a la corrupci¨®n en Espa?a. Un buen muestrario de los casos de corrupci¨®n en Catalu?a lo ofreci¨® en su d¨ªa la CUP, que antes de hacer seguidismo parlamentario al centro-derecha y conceder a Puigdemont los ¨²ltimos presupuestos aprobados en Catalu?a, public¨® un atlas de la corrupci¨®n bellamente documentado que llevaba por t¨ªtulo Llums i taqu¨ªgrafs.

Si Catalu?a fuera un estado, ?c¨®mo puntuar¨ªa en el CPI? Hay razones para pensar que no mucho mejor que el resto de Espa?a. Al menos eso es lo que se desprende de los bar¨®metros sobre la corrupci¨®n en Catalu?a que publica la Oficina Antifraude. En 2010, el 61 % de los entrevistados afirm¨® que en Catalu?a hab¨ªa mucha o bastante corrupci¨®n. En 2012, el porcentaje se elev¨® al 79,5 y en 2014 alcanz¨® un m¨¢ximo del 82,3. En las ¨²ltimas ediciones el porcentaje se ha relajado (74,2 en 2016 y 71,9 en 2018) pero sigue siendo muy elevado.

Los mismos que fueron descabalgados del Gobierno espa?ol por la sentencia del caso G¨¹rtel esconder¨¢n la corrupci¨®n bajo la alfombra de la sagrada unidad de Espa?a

Uno de los datos m¨¢s espeluznantes del bar¨®metro de 2018 es la mayor tolerancia con la corrupci¨®n de los j¨®venes catalanes. Seg¨²n el bar¨®metro, 1 de cada 10 j¨®venes entre 18 y 29 a?os considera muy o bastante aceptable que un pol¨ªtico d¨¦ su apoyo a un proyecto para beneficiar a un grupo econ¨®mico que haya apoyado a su partido, mientras que entre los mayores de 30 a?os el porcentaje se reduce al 3,7 %. El director de la Oficina Antifraude, Miguel ?ngel Gimeno, manifest¨® su preocupaci¨®n por este comportamiento, que atribuy¨® a una posible ¡°crisis de valores¡± y calific¨® de ¡°fracaso social terrible¡±.

Es cierto que el Pla de Govern de Quim Torra contempla la ¡°aprobaci¨®n e implementaci¨®n de un plan de prevenci¨®n contra el fraude y la corrupci¨®n 2019-2021¡±. Pero tambi¨¦n es cierto que ahora mismo no parece que el gobierno de Torra est¨¦ muy concentrado en gobernar, y en cualquier caso no hemos tenido m¨¢s noticias de un plan que no figura entre las prioridades de la legislatura. Entre otras cosas, Torra no mencion¨® ni una vez la corrupci¨®n en su discurso para el debate de pol¨ªtica general del pasado 2 de octubre.

En las elecciones del 28-A los mismos que fueron descabalgados del Gobierno por la sentencia del caso G¨¹rtel van a ocultar la corrupci¨®n bajo el manto de la sagrada unidad de Espa?a. Nada nuevo para Catalu?a: sin necesidad de suscribir la burda tesis de que el proc¨¦s naci¨® para tapar la corrupci¨®n, es verdad que desde hace tiempo el debate soberanista dificulta hablar en serio de la corrupci¨®n o de otros graves problemas que tiene Catalu?a y que no desaparecer¨¢n con la simple independencia.

Albert Branchadell es profesor a la Facultad de Traducci¨®n e Interpretaci¨®n de la UAB.