La hoguera de los pol¨ªticos
Caricaturas de rabiosa actualidad arder¨¢n la noche del martes en un a?o de alto voltaje electoral
La manifestaci¨®n de Col¨®n en Madrid, con la foto de los dirigentes del PP, Ciudadanos y Vox, Pedro S¨¢nchez en el filo de la navaja desde la moci¨®n de censura que lo convirti¨® en presidente del Gobierno o un Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar a punto de revivir ser¨¢n carne de s¨¢tira y pasto de las llamas en las Fallas de 2019, un a?o de alto voltaje pol¨ªtico por las citas electorales previstas. La r¨¦plica local estar¨¢ en los quiebros del presidente Ximo Puig y la vicepresidenta M¨®nica Oltra por sostener el pacto del Bot¨¤nic, los carriles bici del concejal Giuseppe Grezzi o las aceradas cr¨ªticas de los falleros al edil que rige la fiesta, Pere Fuset. Caricaturas de rabiosa actualidad que arder¨¢n en la hoguera la noche de Sant Josep.
Pero ?qu¨¦ encontrar¨¢ el p¨²blico en la calle? ?Cr¨ªtica pol¨ªtica mordaz o m¨¢s blanca?, ?Ninots de aspecto amable o m¨¢s ¨¢cidos? Hay de todo, opinan los estudiosos de la fiesta, depender¨¢ de cada artista y de la comisi¨®n, aunque la etapa de las fallas blancas, sin mordiente cr¨ªtica, parece haberse superado aunque nunca ser¨¢ como en su origen. ¡°Las fallas son una fiesta nacida de las clases populares, que expresaba una identidad de clase y estaba muy enraizada en los barrios, y la primera reacci¨®n del poder fue prohibirlas o controlarlas, explica el presidente de la Associaci¨® d'Estudis Fallers (ADEF), Jes¨²s Peris.
A finales del XIX cambi¨® la percepci¨®n de la fiesta por parte de la burgues¨ªa y los intelectuales, que pasaron de verla como un fen¨®meno b¨¢rbaro a algo folk o identitario y por tanto, a preservar. ¡°Al principio eran identitarias de clase, por eso eran tan ¨¢cidas, pero a partir de entonces empiezan a ser una se?a de identidad de la ciudad. En los a?os 30 del siglo pasado hab¨ªa fallas que abarcan todo el espectro ideol¨®gico, a?ade Peris.
El franquismo rompi¨® con esa pluralidad, de manera que cuanto m¨¢s popular era el producto cultural, m¨¢s dura era la censura. La Dictadura premi¨® desde el principio las fallas apol¨ªticas, preciosistas, que acabaron folcloriz¨¢ndose, dando lugar a un c¨¢non y un paradigma diferente al de sus principios. ¡°Pese a todo estamos mucho mejor que hace 20 o 30 a?os. Hay m¨¢s diversidad ideol¨®gica y tambi¨¦n est¨¦tica", reconoce el presidente de la ADEF. ¡°Otra cosa es que el canon siga siendo el que es. Se sigue premiando lo mismo pero hay m¨¢s diversidad. Hay que saber mirarlas y hacerlo sin prejuicios", defiende.
El soci¨®logo y director del Museo Fallero, Gil-Manuel Hern¨¤ndez abunda en lo dif¨ªcil que resulta que una falla transgresora sea premiada. Hay un proceso muy antiguo de control de la fiesta a trav¨¦s, por ejemplo, de los premios, que act¨²an de mecanismo disuasorio contra la s¨¢tira m¨¢s transgresora porque el objetivo es el galard¨®n. Esa l¨ªnea cr¨ªtica nunca se ha perdido pero es minoritaria.
No obstante, la esencia de la falla es la cr¨ªtica y ¡°eso no lo podemos perder¡±, apunta el veterano artista Manuel Algarra, que firma este a?o una falla de la secci¨®n Especial, la de Almirante Cadarso-Conde Altea, dedicada al movimiento sufragista, y la de Maestro Gozalbo, donde todos los pol¨ªticos nacionales y locales del top ten tendr¨¢n su ninot. ¡°Hoy la pol¨ªtica es m¨¢s espect¨¢culo que nunca y eso se nota en las fallas, corrobora Manolo Mart¨ªn, otro de los grandes del oficio, que ha colaborado en la construcci¨®n del ninot de cuatro metros de Felipe VI expuesto este a?o en la feria ARCO. ¡°En el Congreso de los Diputados se hacen fallas casi a diario", apostilla Mart¨ªn.
¡°El pueblo nunca indultar¨ªa al ninot de un pol¨ªtico¡±, seg¨²n el artista Manuel Algarra
"A veces me dicen que siempre ponemos a pol¨ªticos en las fallas pero es lo normal: ?A qui¨¦n quer¨¦is que quememos?", exclama socarr¨®n Algarra, uno de los artesanos con m¨¢s ninots indultados del fuego por el p¨²blico. ¡°El pueblo nunca indultar¨ªa [el ninot de] un pol¨ªtico. Y te lo digo yo que tengo seis indultados", a?ade sin vacilaciones. ¡°Cuando se habla de pol¨ªticos¡±, continua Hern¨¢ndez, ¡°es la caricatura, lo grotesco. Este a?o veremos o el tripartito del Bot¨¤nic o la foto de Col¨®n, que es una falla en s¨ª misma, opina Hern¨¤ndez.
La Falla Na Jordana, una de las comisiones m¨¢s fieles a esa cr¨ªtica mordaz, tendr¨¢ este a?o su correspondiente dosis de pol¨ªtica, con personajes como Emmanuel Macron, Albert Rivera, Ximo Puig, M¨®nica Oltra o Pere Fuset. Todo es pol¨ªtica, precisa Vicent Borrego, miembro de la comisi¨®n. De ah¨ª que la falla guillotine, por ejemplo, la libertad de re¨ªr como cr¨ªtica a los espect¨¢culos de humor boicoteados en Valencia los ¨²ltimos meses. O abunde en temas tan pol¨ªticos como la transexualidad o la acogida de refugiados. ¡°Hay una cr¨ªtica m¨¢s directa en las fallas y se reivindican sin complejo los valores progresistas, aunque queda mucho por consolidar", reconoce este fallero de una comisi¨®n acostumbrada a innovar en lo est¨¦tico [a recordar la falla de Pinotxo de 2001] y a incomodar con sus escenas a los poderes p¨²blicos de turno.
Otra falla con una larga tradici¨®n es la de la plaza Doctor Collado, que celebra este a?o su 150 aniversario. Su presidente, Tono Fagoaga, recuerda de qu¨¦ forma el concepto de falla y cr¨ªtica est¨¢ vigente antes y ahora. ¡°En la historia de la comisi¨®n siempre se han reflejado las pugnas municipales¡±, explica convencido de la m¨¢xima de que hablen de uno aunque sea mal. ¡°Los pol¨ªticos buscan estar representados en las fallas y a veces te critican si no tienen su ninot¡±. Al poder, Fagoaga, le pide sentido com¨²n y que valore la fiesta. ¡°Hace tiempo le o¨ª a un pol¨ªtico que las fallas no te dan un concejal pero si te lo quitan¡±, destaca.
?¡°En el Congreso de los Diputados se hacen fallas casi a diario¡±, a?ade Manolo Mart¨ªn, otros de los grandes del oficio
Pero, ?c¨®mo se toman los pol¨ªticos eso de ser caricaturizados a trav¨¦s de esas obras de arte ef¨ªmeras condenadas al fuego? ¡°En general no les disgusta salir. Aunque es como todo, cuando la cr¨ªtica es amable se lo toman bien pero si es muy dura, les molesta¡±, considera Mart¨ªn.
El concejal de Cultura Festiva de Valencia, Pere Fuset, es uno de los m¨¢s satirizados por el mundo de la fiesta. Calcula que durante los cuatro a?os que lleva en la concejal¨ªa los ninots que le han dedicado se pueden contar por cientos. ¡°Y no exagero. El a?o pasado ten¨ªa 18 s¨®lo en la Exposici¨®n del Ninot¡±, asegura. El edil tiene clara la funci¨®n de la falla: ¡°Un ninot nunca puede ser un homenaje al pol¨ªtico; si lo es, no es un ninot¡±.
¡°La falla debe decir cosas y debe morder. Luego puedes estar m¨¢s o menos de acuerdo con la cr¨ªtica. Obviamente, yo no siempre lo estoy. Te chirr¨ªa m¨¢s cuando hay cr¨ªticas sesgadas pol¨ªticamente por la ideolog¨ªa del guionista. Es una sensaci¨®n agridulce¡±, reconoce el concejal.
La er¨®tica del poder en el balc¨®n
El balc¨®n del Ayuntamiento de Valencia parece un escenario de lujo para los pol¨ªticos, una atalaya pl¨¢cida desde la que lucirse en Fallas. Por este mirador, en el que todos se apretujan en los d¨ªas grandes, han pasado pol¨ªticos de todos los colores, expresidentes y aspirantes a presidente, ya fuera Mariano Rajoy o Pedro S¨¢nchez, por citar los dos ¨²ltimos. Pero no siempre ha sido un espacio amable para los servidores p¨²blicos que lo han pisado. Las protestas de movimientos como la Primavera valenciana, Democracia Real Ya o el 15-M, espantaron en su d¨ªa a muchos pol¨ªticos de este espacio emblem¨¢tico. La entonces alcaldesa popular Rita Barber¨¢ lo vivi¨® en primera persona.
¡°Es el gran altavoz ritual de los poderes en la fiesta¡±, se?ala el soci¨®logo Gil-Manuel Hern¨¤ndez, que prefiere hablar de un ecosistema de balcones repartidos por la plaza del Ayuntamiento. ¡°Es un sitio de representaci¨®n y escenificaci¨®n donde el poder se pone en escena. Es una ritualizaci¨®n de que estoy cerca del pueblo y se puede hacer de forma m¨¢s elegante y sutil o de forma m¨¢s burda.
Las fallas, afirma este estudioso de la fiesta, son transversales y siempre, hist¨®ricamente, son golosas para los pol¨ªticos ya sean de izquierdas o de derechas. ¡°Todos lo utilizan de forma m¨¢s o menos honesta, m¨¢s o menos leg¨ªtima, porque es un escaparate. Y lo normal es que haya m¨¢s densidad de pol¨ªticos en los a?os electorales¡±, a?ade Hern¨¤ndez.
Jes¨²s Peris, de la Associaci¨® d'Estudis Fallers ¡ªcreada en 1990 por un equipo multidisciplinar que tiene por objetivo fomentar y divultar el estudio de la fiesta fallera¡ª, sostiene que la primera vez que fue al balc¨®n [el actual Gobierno local lo abri¨® al p¨²blico para que fuese visitado] se qued¨® impresionado. ¡°Tiene mucho que ver con la er¨®tica del poder. Ah¨ª abajo est¨¢ el pueblo y yo estoy arriba. Es una fiesta popular, donde soy el patriarca/matriarca que est¨¢ por encima de vosotros pero al mismo tiempo participando, tutelando y protegiendo¡±, considera Peris. Es un lugar perfecto porque, por una parte escenifica el poder y por otro representa la conexi¨®n imaginaria de ese poder con la gente, concluye.
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