El precariado se cronifica
La desigualdad sigue aumentando pese a que la econom¨ªa espa?ola figura entre las que m¨¢s crecen de Europa
El precariado emerge como una nueva clase social. Si no se revierte la p¨¦rdida de derechos laborales, sociales y pol¨ªticos que est¨¢ sufriendo el mundo del trabajo, seremos testigos de la aparici¨®n de un monstruo pol¨ªtico. Lo advirti¨® Guy Standing, profesor de la Universidad de Londres, en su libro El precariado, una nueva clase social, una de las obras m¨¢s citadas por quienes se preocupan por la evoluci¨®n del trabajo. El libro se public¨® en Espa?a en 2013. Desde entonces, las cosas no han mejorado pese a que la crisis econ¨®mica de 2008 se da por superada, y el monstruo pol¨ªtico comienza a tomar forma con el crecimiento de la extrema derecha tambi¨¦n en nuestro pa¨ªs.
La extensi¨®n y consolidaci¨®n del precariado est¨¢ provocando la cronificaci¨®n de la pobreza. En los ¨²ltimos d¨ªas han aparecido estudios que corroboran la profundidad de una herida social que no cicatriza. La desigualdad sigue aumentando pese a que la econom¨ªa espa?ola figura entre las que m¨¢s crecen en Europa, lo que significa que estamos ante una tendencia estructural que va m¨¢s all¨¢ del ciclo econ¨®mico.
El ¨²ltimo informe social de ECAS (Entidades Catalanas de Acci¨®n Social) se?ala que un 20% de la poblaci¨®n vive en la pobreza, frente al 16,9% de media en la Uni¨®n Europea y la mitad de los catalanes tiene dificultades para llegar a fin de mes, incluidas personas que tienen trabajo a tiempo completo. El 20% de la poblaci¨®n con renta m¨¢s alta ingresa 5,7 veces m¨¢s que el 20% de renta inferior, cuando en 2016 la diferencia era 5,5 veces. Sigue subiendo. Al aumento de la brecha contribuye el hecho de que el 87% de los contratos de trabajo que se firman son temporales. La descripci¨®n que hace Guy Standing de los efectos del precariado se ajusta como anillo al dedo a la situaci¨®n que describe el informe de ECAS. La inestabilidad laboral y la inseguridad han pasado a formar parte de la experiencia vital no solo de las capas populares sino tambi¨¦n de las clases medias.
Las familias catalanas y espa?olas han de soportar unos costes mucho m¨¢s elevados que otros pa¨ªses por bienes y servicios b¨¢sicos
¡°El sistema de distribuci¨®n de ingresos del siglo XX se ha desmoronado¡±, sostiene Standing. Dentro de la renta nacional, las rentas del trabajo y las del capital sol¨ªan ser estables. Con la globalizaci¨®n, las rentas del trabajo no dejan de perder poder adquisitivo mientras que las del capital siguen aumentando, y dentro de ellas, especialmente la de los rentistas, es decir, la de aquellos que viven de buscar la mejor inversi¨®n, casi siempre especulativa, para el dinero acumulado.
Algunas reglas econ¨®micas se han roto. Antes, cuando la productividad sub¨ªa, los salarios tambi¨¦n crec¨ªan. Ahora ya no es as¨ª. Como tampoco hab¨ªa ocurrido que creciendo el PIB por encima del 3% se mantuviera una tasa de desempleo por encima del 18%. Y si el empleo aumentaba, el salario medio tambi¨¦n lo hac¨ªa. Ahora tampoco es as¨ª. Se crea empleo, pero una parte de ese empleo es de tan mala calidad, que no repercute en una mejora salarial.
Siempre se ha se?alado que la estructura productiva espa?ola era muy at¨ªpica ¡ªan¨®mala, seg¨²n algunos observadores¡ª: en la parte recesiva del ciclo destru¨ªa empleo con mucha rapidez, pero tambi¨¦n lo creaba con mayor intensidad en la fase de recuperaci¨®n. Esta vez, la primera parte de la premisa se ha cumplido, pero no la segunda. Se crea empleo, pero a¨²n tenemos una tasa anormalmente alta de paro y adem¨¢s el empleo que se crea es precario.
A todo ello hay que a?adir otras condiciones estructurales que inciden sobre la calidad de vida de esas nuevas clases precarias cada vez m¨¢s extensas, que ahora incluyen j¨®venes bien formados pero subempleados, de manera que quienes se encuentran en el pozo cada vez tienen menos posibilidades de remontar. Una de ellas es que las familias catalanas y espa?olas han de soportar unos precios desproporcionadamente elevados de bienes y servicios b¨¢sicos. El coste de la vivienda y los suministros elementales como el agua, la luz, el tel¨¦fono o la calefacci¨®n son anormalmente altos, lo que significa que en los hogares con ingresos bajos, estos ni siquiera les alcanzan para cubrir la mera subsistencia.
El salario medio en Catalu?a era de 1.725 euros brutos al mes en 2018, mientras que el alquiler medio en la ciudad de Barcelona era de 950 euros al mes y en Nou Barris, con una renta muy inferior a la media, de 680. En los ¨²ltimos 15 a?os los alquileres han subido en el ¨¢rea metropolitana un 48%.
?Y todo eso en qu¨¦ se traduce? Pues se traduce, por ejemplo, en que los catalanes de rentas altas viven una media de 12 a?os m¨¢s que los de rentas bajas, seg¨²n otro estudio publicado en Medicine Preventive con datos de seis millones de catalanes.
?Hablar¨¢n de esto los candidatos en la campa?a electoral?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.