Satisfacci¨®n plena
La Orquesta Sinf¨®nica de Galicia interpreta un brillante programa en Vigo y A Coru?a
A veces, la medida del ¨¦xito de un concierto sinf¨®nico no viene dada por la duraci¨®n o la intensidad de los aplausos del p¨²blico. Aunque suele coincidir, la expresi¨®n de satisfacci¨®n que irradia de sus semblantes en el descanso o a la salida da una imagen gr¨¢fica m¨¢s precisa. Y no digamos la reacci¨®n de los m¨²sicos de la orquesta y sus comentarios una vez relajados tras el esfuerzo semanal de los ensayos y los conciertos como fruto de ese trabajo.
El concierto del viernes en A Coru?a (el jueves se hab¨ªa interpretado en Vigo) fue una de estas ocasiones. La satisfacci¨®n manifestada por los profesores de la orquesta tras el concierto fue el mejor term¨®metro de la velada. La Orquesta Sinf¨®nica de Galicia, dirigida por Clemens Schuldt, hab¨ªa programado para la ocasi¨®n un repertorio de origen bien variado: Carlo, para 15 instrumentistas de cuerda, ¡°sampler¡± y cinta pregrabada, de Breat Dean (Brisbane, Australia, 1961); el Concierto para viol¨ªn y orquesta en re menor, op. 47 del finland¨¦s Jan Sibelius (Tavastehus, 1865 - J?rvenp?a, 1957) y la Sinfon¨ªa n? 1 en fa menor, op.10 de Dmitri Shostak¨®vich (San Petersburgo, 1906 ¨C Mosc¨², 1975).
La gran calidad de la m¨²sica de Brett Dean ya se ha podido gozar anteriormente en A Coru?a en la temporada 2015 ¨C 2016 su concierto para trompeta Dramatis personae fue interpretado por la OSG. Carlo es una obra inspirada por el personaje de Carlo Gesualdo, pr¨ªncipe de Venosa (1566 - 1613). O por mejor decir, por su m¨²sica y su morbosa biograf¨ªa ¨Casesin¨® a su esposa y al amante de esta-. A lo largo de toda la duraci¨®n de Carlo, un t¨¦cnico de sonido regula la grabaci¨®n de temas de dos de sus madrigales y su Responsorios de tinieblas mientras desde el teclado del ¡°sampler¡± se va dando paso a efectos y voces pregrabadas.
La combinaci¨®n de estas intervenciones con la m¨²sica escrita por Dean para las cuerdas crea momentos de enorme belleza sonora. Por una parte, la sensaci¨®n de voces llegadas de un pasado dram¨¢tico se une a la din¨¢mica de las cuerdas para alcanzar varios y variados cl¨ªmax de tensi¨®n expresiva. Adem¨¢s, los m¨²sicos act¨²an como 15 solistas (a destacar, los solos de la viola de Eugenia Petrova y del chelo de Ruslana Prokopenko).
La acumulaci¨®n de temas de las cuerdas en m¨²ltiples ¡°divisi¡± alcanza tambi¨¦n muy altos niveles expresivos, logrados tanto a trav¨¦s de las variaciones de intensidad como de las preciosas disonancias de la armon¨ªa. Y la verdad es que, a estas alturas, armon¨ªas semejantes ya no tendr¨ªan que sorprender a un p¨²blico habitual de las salas de conciertos. La reacci¨®n del p¨²blico del viernes fue, la que cab¨ªa esperar ante una obra como Carlo:m¨¢s correcta que entusiasta.
Pocas veces se ha podido escuchar en A Coru?a una versi¨®n del Concierto para viol¨ªn de Sibelius como la que hicieron Ilya Gringolts y la OSG bajo la direcci¨®n de Schuldt. El violinista ruso extrae de su Guarneri del Ges¨´ un sonido de tal luminosidad y riqueza de timbres que convierte la obra del finland¨¦s en una inmensa aurora boreal a la que la calidad y calidez de su interpretaci¨®n hubieran prestado calidades iridiscentes. Desde su inicio, el sonido compacto de las cuerdas de la OSG y el color de sus maderas prestaron la solidez de roca bien pulida id¨®nea para resaltar la belleza y musicalidad del viol¨ªn solista.
La t¨¦cnica de este, su pureza de sonido y su capacidad casi infinita de matizaci¨®n din¨¢mica se pusieron de manifiesto de forma especial en sus cadencias, con unos arpegios de regularidad absoluta, y un virtuosismo cuya calidad art¨ªstica va mucho m¨¢s all¨¢ del mera mecanismo. Su acendrado lirismo en el Adagio di molto central y el buen encaje del di¨¢logo entre solista y orquesta en el Allegro ma non tanto final propiciaron una c¨¢lida ovaci¨®n del p¨²blico. Gringolts correspondi¨® con una obra¨Cel n? 23, en re mayor- de los 24 caprichos de Pietro Antonio Locatelli- que, con su musicalidad, elev¨® de la habitual exhibici¨®n virtuos¨ªstica de un canto en el registro grave sobre arpegios y tr¨¦molos a la categor¨ªa de gran obra de arte.
Shostak¨®vich escribi¨® su Sinfon¨ªa n? 1 a los 19 a?os como trabajo fin de carrera, mostrando en ¨¦l sus evidentes cualidades t¨¦cnicas. Pero hay algo m¨¢s all¨¢, que Schuldt y la Sinf¨®nica supieron traducir brillantemente a lo largo de sus cuatro movimientos: desde el di¨¢logo inicial entre trompeta y fagot con ep¨ªgono del clarinete, el car¨¢cter de su primer movimiento fue mostrado como un reflejo de la gran iron¨ªa de su esp¨ªritu. Esa que sus vivencias de la ¨¦poca de Stalin habr¨ªan de convertir en disimulado sarcasmo frente al dictador. Fue tambi¨¦n una alegr¨ªa volver a, ver y escuchar a Claudia Walker Moore en sus solos de flauta.
La iron¨ªa a¨²n juguetona del segundo, Allego, dej¨® paso al Largo. Unos admirables solos de oboe a cargo de David Villa, de Ruslana Prokopenko al chelo y del viol¨ªn de la concertino invitada, Maaria Lenio, tuvieron el brillo de gemas sobre el lirismo algo te?ido de drama del conjunto orquestal.
El cuarto movimiento, Allegro molto - Lento ¨C Allegro molto, que se toca en attacca ¨Csin soluci¨®n de continuidad con el anterior- fue la transformaci¨®n del dolor algo m¨¢s que insinuado del final del anterior en un adelanto de la lecci¨®n de orquestaci¨®n que suponen las grandes sinfon¨ªas del ruso.
La precisi¨®n y atenci¨®n al detalle que Schuldt mostr¨® a lo largo del concierto llevaron la obra al buen puerto. El gran buque de la OSG fue amarrado al muelle por los solistas de la Sinf¨®nica, con las agilidades y el preciso toque de color del piano de Alicia Gonz¨¢lez Permuy. Jos¨¦ Belmonte aprovech¨® al m¨¢ximo la gran ocasi¨®n de lucimiento de los timbales y volvi¨® una vez m¨¢s la magia m¨¢s del chelo de Prokopenko. Satisfacci¨®n plena para una gran semana.
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