Peque?os indicios de cambio de paradigma
La votaci¨®n parlamentaria del pasado jueves pidiendo elecciones anticipadas anuncia el final de recorrido de una estrategia presuntamente unitaria del independentismo
La primera derrota de la mayor¨ªa independentista en el parlamento catal¨¢n seguramente tendr¨¢ un recorrido limitado. La moci¨®n no es vinculante. S¨®lo el presidente Torra tiene capacidad para convocar elecciones y ni su tutor ni su testarudez hacen previsible que emprenda este camino. La resistencia es su lema. Adem¨¢s, cualquier c¨¢lculo racional hace desaconsejable para los intereses del soberanismo convocar unas elecciones que vendr¨ªan a completar un ciclo electoral ya muy sobrecargado, con dos convocatorias a la vista que no parece que les vayan a ser muy favorables. El voto en clave espa?ola de unas generales no les ayuda, m¨¢s cuando sus portavoces han expresado un reiterado e irresponsable desd¨¦n por lo que ocurra en Espa?a. Tanto el 28 de abril como las municipales y europeas de mayo, contribuir¨¢n a evidenciar la mal disimulada fractura del bloque independentista, que tiene sus ojos puestos en la batalla entre Junts per Catalunya y Esquerra Republicana por la hegemon¨ªa soberanista.
Pero este primer pinchazo parlamentario del independentismo tiene cierto valor indiciario. La moci¨®n era promovida por el PSC. Y ¨¦ste ha conseguido algo que ni siquiera ha osado plantearse Ciudadanos, primer partido de la oposici¨®n, que nunca ha podido aspirar a conseguir apoyo suficiente para dar un susto al independentismo. Sus parlamentarios no han podido disimular su frustraci¨®n porque Iceta con menos esca?os haya logrado lo que estaba fuera de su alcance. Y por eso no han entrado en el juego hasta el ¨²ltimo momento y a rega?adientes. Los comunes se hab¨ªan sumado a la protesta. Y la CUP se quedaba en casa.
De modo que la evoluci¨®n del campo de juego no pasa por la alternativa unionista, sino por una ampliaci¨®n de las opciones que, en estos momentos, est¨¢ tomando cuerpo a trav¨¦s del PSC como depositario del voto ¨²til para evitar que el tridente de la derecha gobierne Espa?a. Algo a lo que el independentismo ha renunciado, en buena parte por intereses personales de quienes necesitan l¨ªo para seguir existiendo, al mantener la ambig¨¹edad sobre el apoyo a un gobierno socialista, con el doctrinario argumento de que en el fondo todos son iguales. Y Ciudadanos paga haberse dejado arrastrar por lo que le ped¨ªa su cuerpo, siempre enrabietado, y alinearse incondicionalmente en el frente de la derecha reaccionaria, apunt¨¢ndose sin escr¨²pulos al carrusel de las injurias, presentando a S¨¢nchez como ariete del independentismo (?Dios les coja confesados!) y convirtiendo su derrota en objetivo prioritario. Con los comunes en apuros por la eterna enfermedad infantil de la izquierda ¡ªel narcisismo de las peque?as diferencias¡ª, el PSC es el candidato mejor situado para conseguir el voto ¨²til de los que, a uno y otro lado, piensan que es posible la paz.
Y, en este contexto, la votaci¨®n parlamentaria del jueves, anuncia, y qui¨¦n quiera entender que entienda, lo evidente: el final de recorrido de una estrategia presuntamente unitaria del independentismo, que lo es s¨®lo de boquilla, que est¨¢ demostrando su agotamiento y que empieza ya a tener costos indisimulables para sus promotores. El recurso permanente a los gestos simb¨®licos tiene sus l¨ªmites. Y si los ausentes hubiesen podido votar, es decir, si se les hubiese sustituido por diputados efectivos, el independentismo no habr¨ªa perdido la votaci¨®n. Echar la culpa a Llarena es un recurso manido que disimula mal el pinchazo. Estos argumentos cada vez tienen menos recorrido. Y la gente ya ha aprendido que por mucho teatro que se haga, cuando la autoridad lo ordena, los lazos se acaban sacando.
Puede que una vez se complete el ciclo electoral se recomponga el escenario y se revisen las estrategias. Pero cuando se intenta salir del espacio de lo posible y se fracasa pero se pone el empe?o en no reconocerlo, a medida que los d¨ªas pasan la fabulaci¨®n decae. Y los retrasos en cambiar la estrategia pueden pagarse caros. Es probable que Torra siga pensando que todav¨ªa tendr¨¢ un momentum con la sentencia del Supremo, pero puede incluso que ¨¦sta sea suficientemente astuta como para que no aporte la gasolina necesaria para que vuelva a prender el conflicto.
De modo que, a¨²n teniendo car¨¢cter m¨¢s testimonial que real, el susto parlamentario del pasado jueves, si aporta indicios de un cierto cambio de paradigma que empieza a quebrar la l¨®gica simple de la confrontaci¨®n unionistas/soberanistas. Y Ciudadanos parece haber captado que, atrapados en su estrategia radical-nacionalista, esta mutaci¨®n es una mala noticia para ellos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.