Las terrazas se expanden en plena pugna por el uso del espacio p¨²blico
En cuatro a?os, el n¨²mero de licencias de en la ciudad ha crecido un 37%
La lucha por el metro cuadrado de espacio p¨²blico sobre las aceras de parte de la ciudad, especialmente las del Eixample y Ciutat Vella, es casi sin cuartel. Entre motos, terrazas, y ¡ªtodav¨ªa¡ª muchos aparcamientos de bicicletas, la superficie de paso que le queda al peat¨®n es cada vez menor. En cuatro a?os, el n¨²mero de licencias de terrazas en la ciudad ha crecido un 37%, de forma m¨¢s acusada en el Eixample. La ordenanza que las regula fue aprobada en 2018 pero no convence a nadie, ni a los vecinos, ni a los restauradores y, en cierta medida, tampoco al propio consistorio que la impuls¨®.
En 2015 en Barcelona hab¨ªa 3.889 licencias de terrazas. En mesas y sillas, 18.827 y 71.608 respectivamente. Y el a?o pasado se cerr¨® con 5.330 licencias, 24.046 mesas y 90.660 sillas, seg¨²n datos del Ayuntamiento de Barcelona que reflejan el incremento paulatino que se ha registrado a?o tras a?o. Otro dato, el distrito del Eixample concentra el 30% de las terrazas de Barcelona y solo en Ciutat Vella hay 400. La regulaci¨®n de las terrazas fue, precisamente, uno de los escollos del Gobierno de Ada Colau que se encontr¨® con una reci¨¦n aprobada normativa de su antecesor, Xavier Trias.
Las ¡®superillas¡¯, un modelo a generalizar en el Eixample
Toni Riba es un arquitecto del despacho Vora Arquitectura que dise?¨® el espacio de la plaza del Born y al que ahora le han encargado repensar la Rambla del Raval. Opina que el llamado modelo Barcelona, que extendi¨® una sistematizaci¨®n del dise?o del espacio p¨²blico por toda la ciudad, est¨¢ llamado a revisi¨®n. En parte por la saturaci¨®n del espacio p¨²blico: "El uso de las aceras por las terrazas ha aumentado hasta el punto de crear espacios cerrados por los elementos que utilizan, como las jardineras o las estufas en invierno, adem¨¢s de los toldos. Y eso ha pasado por el incremento imparable del turismo". Cree que una ordenaci¨®n de superillas ser¨ªa m¨¢s respetuosa con el derecho al espacio p¨²blico de los ciudadanos y ayudar¨ªa tambi¨¦n a reducir espacio a los veh¨ªculos.
Un modelo que al actual Consistorio le gustar¨ªa expandir: "El Eixample tiene muchas m¨¢s posibilidades para repetir la experiencia de la superilla de Sant Antoni", sostiene la edil Janet Sanz. Un punto con el que est¨¢ de acuerdo tambi¨¦n la FAVB.
Despu¨¦s de llegar a un acuerdo con el gremio de restauradores, en junio del a?o pasado se aprob¨® una nueva norma que tampoco acaba de convencer a nadie. Con la ordenanza de las terrazas en la mano, el espacio que debe quedar libre para el peat¨®n entre fachada y terraza ¡°de forma orientativa¡±, precisa el texto, es del 50% de la acera. Y, en cualquier caso, no debe ser inferior a los 1,80 metros ¡ªo excepcionalmente 1,50¡ª de acuerdo con una orden ministerial de 2010 que fij¨® el concepto del Itinerario Peatonal Accesible (IPA). Sin embargo, con el metro en la mano, esa distancia no se cumple por no pocas terrazas aunque tambi¨¦n se la saltan quioscos y colmados. ¡°A las terrazas les sale a cuenta saltarse la licencia que tienen y poner m¨¢s mesas y sillas porque las sanciones son m¨ªnimas en comparaci¨®n con los ingresos¡±, sostiene Ana Men¨¦ndez, presidenta de la Federaci¨®n de Asociaciones de Vecinos (FAVB), una entidad que llev¨® la norma a los tribunales. Se queja de que la ordenanza favorece la actividad econ¨®mica por encima del derecho del ciudadano. Pone un ejemplo: en la plaza Real de Barcelona hay m¨¢s de un millar de sillas de bares y restaurantes frente a 12 asientos p¨²blicos. No es la ¨²nica, en el G¨°tic, en la plaza de les Olles hay dos grandes terrazas de bares pero el que quiera sentarse sin pagar lo tendr¨¢ que hacer en un callej¨®n colindante.
Terrazas en calzada
Bares y restaurantes est¨¢n obligados a tener, en un sitio visible, la licencia de ocupaci¨®n del espacio p¨²blico. La ordenanza vigente estipula la tasa de las terrazas en funci¨®n de los m¨®dulos que tienen ¡ªel m¨ªnimo es de una mesa y cuatro sillas¡ª y la localizaci¨®n. Por categor¨ªas, una de las m¨¢s caras es la que supone 1,045 euros por d¨ªa y m¨®dulo. Si, por ejemplo, esa terraza es de 4 m¨®dulos ¡ª cuatro mesas y 16 sillas¡ª la tasa anual ser¨ªa de unos 1.525 euros. Por abajo, hay precios de 0,246 y 0,135 euros por d¨ªa. ¡°Yo cumplo con lo que tengo, ped¨ª un m¨®dulo m¨¢s y me lo denegaron y lo estoy respetando porque no quiero sanciones aunque es verdad que otros se lo saltan¡±, explica el propietario de una terraza de la plaza de Joanic.
Ese es otro punto de fricci¨®n, las sanciones. ¡°Lo que es cierto es que hasta que aprobamos la ordenanza apenas se hab¨ªan puesto sanciones y ahora s¨ª lo hacemos¡±, afirma Janet Sanz, teniente de alcalde Urbanismo. La infracci¨®n m¨¢s grave es de 3.000 euros y la menor de 750 que se reducen hasta menos de la mitad con el pronto pago. El a?o pasado se interpusieron 1.361 sanciones y se retiraron elementos de 20 terrazas por ¡°incumplimientos flagrantes¡±, seg¨²n datos el consistorio a quien le gustar¨ªa extender el modelo de terrazas en calzada¡ªeliminando plazas de aparcamiento de coches ¡ª que han puesto en pr¨¢ctica en la Sagrada Familia para aligerar la presi¨®n en las aceras. ¡°Son temas complejos pero creemos que la saturaci¨®n de las aceras no est¨¢ generalizada salvo algunas zonas del Eixample y Ciutat Vella¡±, argumenta la edil que destaca que en otras ciudades europeas se paga mucho m¨¢s por ocupaci¨®n del espacio p¨²blico: ¡°En Roma la tarifa es de 5 euros al d¨ªa. Claro que para eso necesitamos apoyos que no tenemos¡±.
En la otra cara de la moneda de las terrazas, el gremio se queja de que el Consistorio est¨¢ presionando a los restauradores, especialmente a los de Ciutat Vella y de zonas determinadas: el paseo de Joan de Borb¨® y La Rambla. ¡°El a?o pasado se empezaron a recibir notificaciones de p¨¦rdidas de mesas que se est¨¢n recurriendo¡±, apuntan portavoces del gremio. En concreto, en el paseo de Joan de Borb¨® se quiere disminuir las terrazas de cinco metros de fondo a 3,8 y en la Rambla una reducci¨®n de 400 mesas a 300.?
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