Historias reales de una aut¨®noma
¡°Si tuviera que pagar las hora que yo hago, ya habr¨ªa cerrado. Yo me salgo gratis¡±, explica una emprendedora
Agita sus manos con fuerza y las embadurna de una crema rugosa; me unta la cara de arriba abajo. Conforme va hablando de gestiones, dinero y trabajo, las restriega con m¨¢s fuerza y su voz sincera y en¨¦rgica se cuela por la mascarilla. Se llama X¨¨nia Deler, es joven, 41 a?os, de pelo negro y estatura media. Esta es su historia, la historia real de una aut¨®noma.
X¨¨nia lleg¨® al mundo de los aut¨®nomos en 2007 y paga una cuota mensual de 285 euros para llevar un negocio de est¨¦tica en el barrio barcelon¨¦s de Gr¨¤cia llamado Sakara. ¡°Esta es la cotizaci¨®n m¨ªnima. No entiendo por qu¨¦ estamos todos en el mismo saco, pagas igual factures lo que factures. En otros pa¨ªses de la Uni¨®n Europea, los aut¨®nomos cotizan mucho menos o incluso pagan al final de a?o seg¨²n lo trabajado¡±. En Catalu?a 550.095 personas cotizan en estos momentos como aut¨®nomos.
Los primeros ocho a?os del negocio fueron duros. Acudi¨® al banco para pedir un cr¨¦dito y poder empezar su historia. ¡°Llev¨¦ la n¨®mina del sitio en el que estaba trabajando y que iba a dejar, pero esto no lo dije porque si no, no me lo habr¨ªan dado. Ped¨ªa una cantidad y me la denegaban. Iba cada d¨ªa al banco y bajaba la cantidad hasta que lleg¨® un punto en que le dije: 'Por menos, ya no podr¨¦ abrir'. Era lo m¨ªnimo y el tipo se negaba. Me sent¨¦, insist¨ª y le convenc¨ª de que ped¨ªa un cr¨¦dito para generar riqueza. Al final, por pesada, me lo concedi¨®¡±. Su ventaja fue que arranc¨® en 2007 con los primeros aires de crisis, part¨ªa de cero y mont¨® su estructura acorde a la situaci¨®n. ¡°Los primeros ocho a?os solo hice una semana de vacaciones al a?o. No es vida. ?Qui¨¦n aguanta esto?¡±. Y ?por qu¨¦ aguanta X¨¨nia? ¡°Porque es mi trabajo y mi proyecto, porque estoy en ello y lucho. Pero es muy complicado, sobre todo si te planteas contratar a alguien¡±.
X¨¨nia siempre se ha movido sola, sin aval. Su mayor problema ha sido encontrar financiaci¨®n. ¡°Dos a?os despu¨¦s de inaugurar mi primer centro, tuve la posibilidad de abrir un segundo local. Hice la ruta de bancos de nuevo y me hablaron de uno del Pa¨ªs Vasco que ayudaba a los empresarios. La conversaci¨®n iba muy bien hasta que el director me pregunt¨® el sector y entonces me anunci¨® que me denegaba el cr¨¦dito porque los centros de est¨¦tica y peluquer¨ªas iban a tener un cambio de IVA. Me asegur¨® que formaba parte de un grupo de riesgo y que miles de aut¨®nomos iban a desaparecer¡±.
A pesar de todo, X¨¨nia se ve como aut¨®noma para siempre. Toma sus propias decisiones, hace y deshace y lleva las riendas de su vida
¡°Soy de los aut¨®nomos que nunca se ponen enfermos¡±. Al a?o de abrir, X¨¨nia se puso enferma y la tuvieron que ingresar. Estuvo una semana de baja. Hizo los papeles. Por esos cinco d¨ªas la Seguridad Social le pag¨® 40 euros. Desde entonces s¨ª que se ha puesto enferma, pero no coge la baja.
¡°Los horarios son kilom¨¦tricos¡±. Noto c¨®mo las manos de X¨¨nia me aprietan con fuerza la cara de nuevo. Por la intensidad deduzco que el tema de la conciliaci¨®n laboral le enfada. Y mucho. ¡°No entiendo los horarios que tenemos. Estos a?os he seguido con mucha esperanza el tema de la reforma horaria en Catalu?a. Hablaban de horarios europeos e hicieron proyectos piloto en algunos pueblos. Si las oficinas salen antes, los comercios cierran antes. Cuando presentaron la propuesta en el Parlament, incluyeron el cierre de los comercios a las 20 horas. Les escrib¨ª, estaba indignada, tanto tiempo esperando para esta reforma. Por favor, Venecia es s¨²per tur¨ªstico, a las 18 horas todo est¨¢ cerrado y no pasa nada¡±.
¡°Si tuviera que pagar las horas que yo hago, ya habr¨ªa cerrado. Yo me salgo gratis¡±. X¨¨nia habla de una relaci¨®n amor-odio con el negocio. Se lamenta pero ha sido capaz de resistir una crisis letal, abrir un segundo local y tiene una ayudante media jornada. Adem¨¢s, ahora ya hace dos semanas de vacaciones al a?o. Su respuesta: trabajar mucho. Y una constataci¨®n: ¡°Esto con ni?os es inviable¡±.
¡°Nadie habla en serio de aut¨®nomos. Nos quedamos siempre igual. No noto mejoras¡±. Escribi¨® al Cercle Catal¨¤ de Negocis para conocer sus propuestas: nunca le contestaron. Ella, pese a todo, se ve como aut¨®noma para siempre. Toma sus propias decisiones, hace y deshace y es due?a de su vida.
En este tiempo ha tenido sus peque?as batallas. Una ha sido el caso de la pizarrita. En la calle del centro de est¨¦tica est¨¢ prohibido aparcar, pero est¨¢ invadida por las motos a un lado y al otro. Al principio de la calle, en una esquina, donde hay una papelera, X¨¨nia decidi¨® poner una pizarra con la oferta del mes. ¡°La pizarrita fue la mejor inversi¨®n de mi vida. El primer mes no entraba nadie, ni miraban. Fue ponerla y empezar a venir gente¡±. Y con la gente tambi¨¦n lleg¨® la Guardia Urbana advirtiendo de que no pod¨ªa tener esa pizarra y, ¡°mucho menos¡±, atada al mobiliario urbano. ¡°He encontrado a alg¨²n agente simp¨¢tico; otros, menos. Ahora, sorprendentemente, la papelera ha desaparecido y pongo la pizarra frente al local¡±.
Es la hora de cerrar. La pizarra con la oferta del mes de la limpieza de cutis ya est¨¢ recogida. La ¨²ltima clienta sale del local. ¡°Soy tozuda. Por eso sigo aqu¨ª¡±. As¨ª es X¨¨nia.
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