CosmoCaixa expone al espejo como herramienta esencial de la ciencia
La muestra 'Espejos, dentro y fuera de la realidad' estar¨¢ disponible hasta el 26 de enero de 2020
Est¨¢ tan vinculado al ser humano que desde hace milenios es el principal objeto para mostrarnos c¨®mo estamos, c¨®mo nos vemos. Cada ma?ana atestigua las horas que uno ha dormido, y es tan esencial para aparcar como lo era para calcular la latitud en los galeotes que surcaban el Atl¨¢ntico. Un objeto que basa sus miles de aplicaciones en un principio bastante simple, reflejar la luz. En Espejos, dentro y fuera de la realidad el CosmoCaixa expone hasta el 26 de enero de 2020 la utilidad de esta herramienta que durante milenios ha acompa?ado al hombre.?
Una nada inocente oscilaci¨®n en su superficie consigue que los pantalones de la tienda sienten mejor. En cambio, si esa alteraci¨®n en los grados de su cara se da en sentido contrario podremos identificarnos con un hobbit. Partiendo de este principio, el visitante, como la Alicia de Lewis Carroll, atravesar¨¢ decenas de espejos deformantes que muestran las m¨²ltiples apariencias de la realidad, e interpelan al espectador: ¡°?Es realmente la realidad como la vemos?¡±
La magia contin¨²a cuando varios espejos contrapuestos con alg¨²n color por medio crean las psicod¨¦licas ondulaciones de un caleidoscopio. Pero m¨¢s all¨¢ de los trucos ¨®pticos, estos generadores de reflejos han ayudado al ser humano desde hace siglos a conocer la realidad del mundo. Desde el sextante de los viajes atl¨¢nticos para calcular la latitud, a los periscopios de los submarinos que sembrabran de chatarra el Mediterr¨¢neo en la II Guerra Mundial. Un elemento que metido en un tubo permiti¨® a Galileo registrar las lunas de J¨²piter, y que con gigantes espejos interconectados, ahora, son capaces de captar el estertor de una estrella que muri¨® hace milenios.
La interactividad que caracteriza al CosmoCaixa se vuelve fundamental para comprender algunas de las aplicaciones, que por simple resultan impactantes. El visitante puede, apuntado con la linterna del m¨®vil a una luna colgada en el techo, ver c¨®mo desde la Tierra se mide la distancia con el sat¨¦lite con el rebote de un rayo de luz proyectado sobre varios retrorreflectores que las misiones Apolo dejaron en la Luna. O visualizar, a trav¨¦s de la t¨¦cnica de Schlieren, las variaciones en la densidad del aire o en otros fluidos transparentes.
Los espejos han llegado a dar al ser humano la capacidad divina de crear soles. Estos domadores de la luz han permitido ¡°poner un sol¡± en la localidad noruega de Rjukan y en la italiana de Viganella. Ambas alojadas en el fondo de un umbr¨ªo valle monta?oso y alimentadas de luz solar con espejos gigantes colocados en la cima.
La exposici¨®n cierra con una reflexi¨®n sobre la configuraci¨®n de la propia identidad a trav¨¦s del reflejo de otras personas. ¡°Espejos¡± de miradas ajenas, cada vez con m¨¢s forma de redes sociales, y que como dijo Alicia al traspasar la barrera de la realidad nos hacen preguntarnos: ¡°?Qui¨¦n caracoles soy? ?Ah, ese es el gran enigma!¡±
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