Sacrist¨¢n y las palabras sabias de Miguel Delibes
El actor se estrena en el mon¨®logo con ¡®Se?ora de rojo sobre fondo gris¡¯
En el primer mon¨®logo de su carrera ¡ªuna adaptaci¨®n de la novela de Miguel Delibes Se?ora de rojo sobre fondo gris¡ª, Jos¨¦ Sacrist¨¢n emociona al p¨²blico del teatro Romea de Barcelona con la grandeza y humildad de un actor sabio que usa los m¨¢s ricos recursos y matices de la voz para transmitir el valor y la fuerza de las palabras del escritor vallisoletano. Son palabras llenas de vida y agitaci¨®n interior que retratan el amor que marc¨® su vida, su mujer, ?ngeles de Castro (Ana en la ficci¨®n) y la tristeza infinita de su p¨¦rdida. Sacrist¨¢n las hace suyas en un homenaje a Delibes que es, tambi¨¦n, una declaraci¨®n de amor al oficio.
Grande Sacrist¨¢n. Inolvidable Pac¨ªfico P¨¦rez en la adaptaci¨®n de La guerra de nuestros antepasados, vuelve a Delibes tras haber transitado por grandes personajes de Miller, Strindberg, Shaw, Vargas Llosa o Mamet. Y en este regreso a Delibes vuelve a tener como compa?ero de viaje a Jos¨¦ S¨¢mano, que firma, junto a In¨¦s Cami?a y el actor, la adaptaci¨®n de la ¨²nica novela biogr¨¢fica de Delibes.
SE?ORA DE ROJO SOBRE FONDO GRIS
De Miguel Delibes
Jos¨¦ Sacrist¨¢n
Producci¨®n y direcci¨®n: Jos¨¦ S¨¢mano
Teatro Romea. Barcelona
Hasta el 12 de mayo
Dice Sacrist¨¢n que volver a Delibes es no dejar de aprender a mirar, recordando las palabras que Pac¨ªfico P¨¦rez dec¨ªa de su t¨ªo Paco, que fue ¡°el hombre que le ense?¨® a mirar¡±. Ahora encarna a Nicol¨¢s, pintor atenazado por una crisis creativa y personal desde que una repentina enfermedad se llevara a su mujer Ana a los 48 a?os.
Todo en el m¨®nologo respira amor, tristeza, melancol¨ªa y una desesperada b¨²squeda de consuelo y paz espiritual, pues el relato estremecido del proceso de la enfermedad, la muerte y el duelo es el ¡°fondo gris¡± que apaga la luminosidad de ¡°una se?ora de rojo¡± que dio sentido a su vida. Puro canto a la felicidad perdida que la escenograf¨ªa de Arturo Mart¨ªn Burgos pinta en los grises y negros del estudio de Nicol¨¢s, iluminado con acierto por Manuel Fuster.
Se podr¨ªa rebajar cierto abuso melodram¨¢tico que choca con la t¨®nica de una interpretaci¨®n austera, pero con brochazos de ingenio y humor en no pocas frases, y se pod¨ªa prescindir del apunte musical final que nada a?ade a una funci¨®n cuyo coraz¨®n late en la fuerza de las palabras, pintura de emociones que Sacrist¨¢n recrea con dicci¨®n tan admirable como su impecable proyecci¨®n de la voz.
Si volver a Delibes es no dejar de aprender, volver a disfrutar el arte de Sacrist¨¢n es no dejar de aprender a escuchar. Tiene en contra toses compulsivas, m¨®viles insoportables y espectadores maleducados que no dejan de cuchichear, como si estuvieran en el sal¨®n de sus casas. Son una plaga temible, pero Sacrist¨¢n puede con todo.
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