?En serio? S¨ª, en serio

Haciendo gala de un seguidismo patol¨®gico que hunde sus ra¨ªces en la noche de los tiempos, los presidenciables valencianos han justificado que sus jefes de filas y candidatos a la presidencia del Gobierno de Espa?a no aprovechasen el debate en la televisi¨®n p¨²blica ni para destacar que el 28-A tambi¨¦n se celebran elecciones auton¨®micas en la Comunidad Valenciana. En el segundo debate, de refil¨®n y porque estaban advertidos.

Con la excepci¨®n de M¨®nica Oltra ¡ªsin obediencia a siglas y l¨ªderes for¨¢neos¡ª el resto de candidatos auton¨®micos, los mismos que han acu?ado el concepto de ¡°invisibilidad valenciana¡±, se mostraron comprensivos con el dislate de que sus referentes nacionales obviasen la doble convocatoria electoral que tendr¨¢ por escenario las tierras valencianas. ?En serio que a ning¨²n asesor del PSOE, PP, Cs y Podemos se le ocurri¨® sugerir la conveniencia de hacer un gui?o en directo, un sutil gesto, a los 3.657.109 electores valencianos convocados el domingo a las urnas? ?En serio que Ximo Puig, Isabel Bonig, Toni Cant¨® y Rub¨¦n Mart¨ªnez no cayeron en la cuenta de enviar, qu¨¦ s¨¦ yo, un sms o un whatsapp, para sugerir a sus respectivos Pedro S¨¢nchez, Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias la oportunidad de hacer pedagog¨ªa electoral y dar relevancia a las elecciones auton¨®micas valencianas? En serio.

Estamos de acuerdo en que las hechuras del debate televisivo entre los aspirantes a la Presidencia del Gobierno dan como resultado un formato encorsetado poco apto para colar discursos ajenos a la materia pactada. Estamos de acuerdo en que un debate de elecciones generales no puede circunscribirse a los temas que interesan y/o afectan a una sola comunidad aut¨®noma. Tampoco se trataba de eso. Aunque aburridos estamos ¡ªal menos la que suscribe¡ª de asistir con impotencia a un debate nacional ce?ido, desde hace a?os, a la cuesti¨®n catalana. Se trataba, simplemente, de mostrar respeto pol¨ªtico hacia una autonom¨ªa cuyo mandatario, Ximo Puig, haciendo uso de sus atribuciones como Presidente de la Generalitat, decidi¨® convocar los comicios auton¨®micos en coincidencia con los generales. No parec¨ªa muy complicado. La culpa de la invisibilidad valenciana no la tiene Madrid. Al menos, no toda la culpa. Madrid ¡ªl¨¦ase la clase pol¨ªtica capitalina¡ª no nos odia. Es peor: nos ningunea. Nos obvia. ?Por qu¨¦? Porque la clase pol¨ªtica valenciana ¡ªsalvo excepciones¡ª se afana en justificar cada desprecio.

Lo peor, con ser grave, no es que seamos la autonom¨ªa m¨¢s infrafinanciada; ni que las inversiones del Estado est¨¦n por debajo de nuestro peso poblacional; ni que los ministros valencianos sean especies protegidas dada su escasez en los sucesivos gabinetes nombrados alternativamente por el PSOE o el PP. Lo peor es la inercia inconsciente que conduce a ignorar a una autonom¨ªa de cinco millones de ciudadanos. En el documental Tutti a casa¡ªLise Birk Pedersen, 2017¡ª se narra el ascenso de Beppe Grillo y el Movimiento 5 Estrellas, y sus posteriores conflictos internos. Una de sus confiadas seguidoras afirma: ¡°Lo peor es que te quitan la ilusi¨®n de la esperanza¡±. Pues eso.