La hora del di¨¢logo
Las elecciones del 28-A han puesto de manifiesto las limitaciones del movimiento independentista catal¨¢n
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En un contexto de anormalidad democr¨¢tica, con dos cabezas de lista en injustificable prisi¨®n preventiva, el pueblo de Catalu?a ha hablado, con participaci¨®n r¨¦cord incluida, y la verdad es que el resultado es bastante elocuente.
Las elecciones espa?olas del 28-A planteaban dos interrogantes en Catalu?a: si ERC lograr¨ªa imponerse a los socialistas y cu¨¢l ser¨ªa la magnitud de su anunciada victoria sobre JxCat. En el primer caso, ERC ha logrado superar al PSC tanto en esca?os como en votos, lo que sin duda constituye un hito hist¨®rico. En el segundo caso, ERC ha superado a JxCat sin ning¨²n paliativo. Si en 2015 ERC se impuso a CDC por apenas un punto y en 2016 lo hizo por cuatro, ahora JxCat se sit¨²a nada m¨¢s y nada menos que a 12 puntos de ERC, que la dobla en votos. Parece ser que el independentismo constructivo de Junqueras ha superado con creces al puigdemontismo.
ERC ha logrado un hito hist¨®rico, y otro tanto puede decirse de la suma de ERC, JxCat y el Front Republic¨¤. Es cierto que en estas elecciones los partidos de ¨¢mbito estatal o con un referente estatal han superado en votos y en esca?os a los partidos de ¨¢mbito no estatal, como viene sucediendo desde 1977, pero tambi¨¦n es verdad que la diferencia se ha estrechado. El bloque independentista ha logrado romper el techo electoral del nacionalismo catal¨¢n en unas elecciones legislativas espa?olas, que se alcanz¨® en 2004 en votos (1,4 millones y 36,7 por ciento) y en 2011 en diputados (19 de los 47 esca?os en juego). En condiciones de movilizaci¨®n muy favorables, el momentum del juicio y la urgencia de llenar las urnas de votos ¡°para liberar a los presos¡± se ha traducido en 1,6 millones de votos (el 39,4 por ciento) y 22 de los 48 diputados que le tocan a Catalu?a.
Parece ser que el independentismo constructivo de Junqueras ha superado con creces al puigdemontismo
A pesar de sus hist¨®ricos resultados, las elecciones del 28-A han puesto de manifiesto las limitaciones del movimiento independentista catal¨¢n, que ¡ªen un contexto de alta movilizaci¨®n¡ª se ha quedado muy lejos de alcanzar el 50 por ciento de los votos. Si acudimos a la pol¨ªtica comparada, puede observarse que estas limitaciones no son espec¨ªficas del independentismo catal¨¢n. Al parecer, existen dificultades estructurales para que los movimientos independentistas subestatales logren mayor¨ªas incontestables en las elecciones estatales de los pa¨ªses de los que aspiran a separarse.
Los soberanistas quebequeses, por ejemplo, se han hecho varias veces con la mayor¨ªa absoluta de los esca?os quebequeses en el Parlamento canadiense, pero nunca han superado el 50 por ciento de los votos. Su m¨¢ximo hist¨®rico est¨¢ en el 49,3 que alcanzaron en 2003. En las elecciones brit¨¢nicas de 2015, el SNP escoc¨¦s bati¨® todos los r¨¦cords al llevarse 56 de los 59 esca?os pero tampoco rebas¨® el umbral del 50 por ciento. En el caso de los independentistas flamencos del N-VA, en las elecciones de 2014 solo obtuvieron el 33 por ciento de los votos, y los sondeos para las pr¨®ximas elecciones federales del 26 de mayo no les dan mucho m¨¢s del 30.
Estas limitaciones electorales apuntan a la tesis del polit¨®logo canadiense Stephan Dion sobre las dificultades para que se produzca una secesi¨®n en una democracia desarrollada. En las elecciones estatales los movimientos independentistas subestatales pueden crecer pero existe una suerte de techo de cristal que les impide obtener la confianza de la mayor¨ªa absoluta de los electores, lo cual relativiza la fortaleza que esos mismos movimientos pueden exhibir en otras citas electorales.
En el caso catal¨¢n, los resultados del 28-A tambi¨¦n restan posibilidades a la intervenci¨®n de alg¨²n estado europeo en el conflicto catal¨¢n. El 39,4 por ciento es una cifra hist¨®rica de puertas adentro, pero es dif¨ªcil que los mandatarios europeos se vayan a sentir m¨¢s interpelados que antes de las elecciones para ejercer un posible papel de mediadores. Aunque no vayan a desencadenar ninguna mediaci¨®n internacional, los resultados s¨ª que pueden abrir la puerta a algo m¨¢s realista que responde al nombre de di¨¢logo. Espa?a ha negado la victoria a los partidos que iban a aplicar el art¨ªculo 155 a toda costa, y en Catalu?a el tr¨ªo de Col¨®n solo ha conseguido 7 de los 48 diputados en disputa. En Espa?a ha triunfado el PSOE y en Catalu?a ¡ªcon todos los matices del caso¡ª lo ha hecho ERC, dos fuerzas que est¨¢n condenadas a entenderse. Sin cheques en blanco, sin l¨ªneas rojas, y con toda la paciencia, humildad e inteligencia del mundo, habr¨¢ que volver a preparar la mesa de la negociaci¨®n.
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