Los escritores catalanes premian a Ant¨°nia Vicens, ¡°coleccionista de palabras¡±

Hay jornadas, pocas, que son felizmente intensas en la vida de uno. La del jueves se movi¨® en esas coordenadas para la escritora mallorquina Ant¨°nia Vicens: cerr¨® el recital del XXXV Festival Internacional de Poes¨ªa de Barcelona en el Palau de la M¨²sica, escenario al que subi¨® ya con el reconocimiento del XIX premio Jaume Fuster por su trayectoria que por la ma?ana le hab¨ªan otorgado sus colegas de la Associaci¨® d¡¯Escriptors en Llengua Catalana (AELC).

¡°Su obra es visionaria y libre y la ejerce lejos de capillitas literarias y de la metr¨®polis barcelonesa¡±, resumi¨® su colega Sebasti¨¤ Portell, estudioso de su producci¨®n. Cierto: cuando con 39? a l¡¯ombra gan¨® el premio Sant Jordi de novela en 1967 se le abrieron las puertas de la capital catalana a esa escritora nacida en el peque?o pueblo mallorqu¨ªn de Santany¨ª en 1941. Pero entendi¨® que en Barcelona perder¨ªa su identidad y quiz¨¢ esa fascinaci¨®n por ¡°coleccionar palabras¡±, como dice ella misma, que hab¨ªa empezado cuando ten¨ªa seis a?os, en plena posguerra, cuando ¡°a pesar de estar en un entorno de miseria, ve¨ªa que pod¨ªan hacer re¨ªr y llorar y que en una habitaci¨®n sin ventanas creaba con ellas paisajes y vivir mis deseos¡±. Ahora, admite, a los 78 a?os, ¡°las palabras no me parecen tan serias como entonces¡±.

Con ellas, sin embargo, ha construido un universo de una mirada poco condescendiente, cr¨ªtica. ¡°Ha tenido muy claro siempre que el escritor ha de saber ponerse tanto en la piel de un hombre como de una mujer, como tambi¨¦n de un animal o, en palabras de ella misma, del Diablo¡±, enmarca Portell. La primera piedra de ese mundo lleg¨® con los relatos de Banc de fusta (1968, premio Vida nova de Cantonigr¨®s). O quiz¨¢ con su primera biblioteca particular en un pueblo de casas sin libros, su librer¨ªa, que ¡°era de caoba vermella /amb portes vidrieres / de vidres fumats / i rivets de laca / blancs¡±, la que su madre, feliz de tener ¡°Llibres a una casa de pobres!¡±, religiosamente le sacaba el polvo y ante la que su padre se mostraba orgulloso ¡°satisfet d¡¯haver pogut comprar / la mar a la seva filla¡±, como reza el ¨²ltimo de los poemas que Vicens ley¨® la noche del jueves. "Creo que con la palabra me hice mi libertad¡±, asegur¨® Vicens; en cualquier caso, una libertad que estuvo siempre atenta a lo colectivo, como demuestran sus primeras obras, escritas bajo la influencia del realismo social, y que la emparentaron con la llamada Generaci¨® dels 70.

Tambi¨¦n su poes¨ªa mira la vida a trav¨¦s de un tamiz ¡°de expresi¨®n seca, dura, inquieta y fulgurante¡±, como la defini¨® el jurado que hace justo siete meses le otorg¨® el premio Nacional de Poes¨ªa, que concede el Ministerio de Cultura, por Tots els cavalls (2017). Es, hasta ahora, su cuarto poemario ¨Ctras Lovely (2009), Sota el paraigua el crit (2013) y Fred als ulls (2015)-, nacidos todos de vocaci¨®n tard¨ªa, a los 68 a?os, una tarde de agosto de 2006, cuando ¡°tomaba el sol en la terraza y empezaron a llegarme unos recuerdos: la vida se me estaba como cayendo a trozos y me puse a escribir intensamente; me cay¨®, no lo busqu¨¦¡±.

A pesar de la escasa inclinaci¨®n a la vida socioliteraria que recuerda Portell, su inquietud por lo colectivo s¨ª la ha llevado con los a?os a procurar por la profesi¨®n, como demuestra su presidencia, en 1998, de la propia AELC, de la que tambi¨¦n fue vicepresidenta en Baleares de 1997 a 2004; es socia de honor de la entidad desde 2016, el mismo a?o que recibi¨® el premio Nacional de Cultura de la Generalitat de Catalunya, uno de los diversos grandes reconocimientos que ostenta, como la Creu de Sant Jordi de 1999.

Vicens es la sexta ganadora consecutiva del premio Jaume Fuster que ha trabajado con intensidad la poes¨ªa o tiene el g¨¦nero como su raz¨®n de ser literaria, tras Francesc Parcerisas (2018), Jordi P¨¤mias (2017), Carles Hac Mor (2016), Joan Margarit (2015) y Jaume P¨¦rez Montaner (2014).