?Qu¨¦ mejor perspectiva para defender a la unidad de Espa?a que el Palacio Real?
Los candidatos madrile?os cierran campa?a con Pablo Casado frente al monumento que para ellos representa la naci¨®n
Muchas veces la pol¨ªtica es cuesti¨®n de perspectivas. Otras tantas, de s¨ªmbolos. Por eso el PP eligi¨® la explanada de la Puerta del Rey para cerrar la campa?a. En ese v¨¦rtice central de Madrid R¨ªo son¨® poco el nombre de Alberto Ruiz Gallard¨®n, su impulsor y antigua gloria del partido. Tampoco el de Esperanza Aguirre, ni Cristina Cifuentes. Eran pasado demasiado presente y con mucho espantap¨¢jaro en la memoria como para convocar ese voto disperso en el panorama de la dividida derecha actual.
La tarde requer¨ªa otro tipo de pasado. El repleto de grandeza. Imperial y contagioso. Ancho, pret¨¦rito, un¨ªvoco, desacomplejado y majestuoso. Es el que convoc¨® Pablo Casado para cerrar el mitin de campa?a, adornado con citas de Machado, Ortega y Gasset o Camilo Jos¨¦ Cela. Toda una curiosa combinaci¨®n aquejada de coherencia con tres corrientes anta?o divergentes como el republicanismo abocado al exilio, el liberalismo que regres¨® y un portento de la novela que fue censor en la posguerra. ?Gui?o de confluencias a gusto del consumidor para la Espa?a centrada que ahora busca Casado?
Posiblemente, pero con grandeza no exenta de t¨®picos que alud¨ªan al escenario escogido: ¡°Junto al Palacio Real, que representa unidad de nuestra naci¨®n, esa por la que se levanta la Espa?a que madruga, que no cede a la leyenda negra convencional¡±. El copyright de la Espa?a que madruga se lo han querido arrogar cansinamente los tres pretendientes de la derecha en pugna, sin importarles mucho realmente quien pone la hora del despertador.
Casado cerr¨® la campa?a para el domingo con gran capacidad de convocatoria. Desde las siete de la tarde fueron congreg¨¢ndose a la orilla del Manzanares afiliados y simpatizantes de toda la regi¨®n, animados por un DJ que les daba la bienvenida pinchando un cat¨¢logo a todo volumen de radio f¨®rmula cl¨¢sico en el que cab¨ªan desde los Bee Gees a los Dire Straits o Alaska.
Al filo de las ocho aparecieron los candidatos. Les esperaban compa?eros de listas y aspirantes a alcaldes de toda la Comunidad de Madrid, junto a nuevos fichajes para la candidatura europea, como el hispano venezolano, Leopoldo L¨®pez, padre del l¨ªder opositor a Maduro acogido ahora en la Embajada de Espa?a en Caracas.
Dolors Montserrat calent¨® el ambiente a base de consigna, sin apenas menci¨®n a los retos que afronta la UE, como candidata a Estrasburgo. Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida la sustituy¨® para demostrar quien en la terna tiene tir¨®n como aspirante al ayuntamiento. Si pierde, bien puede labrarse un futuro como monologuista, porque su discurso conjuga con eficacia el golpe de efecto de humor con el prietas las filas. Solo en una cosa no quiso bromas: a la hora de movilizar las urnas. ¡°Somos m¨¢s. No podemos ser menos por la abstenci¨®n. ?A votar el domingo!¡±.
Est¨¢ por ver si Isabel D¨ªaz Ayuso es un astro ascendente del PP o una arriesgada apuesta que puede resultar estrellada. A muchos se les han pasado por la cabeza en campa?a los comienzos hilarantes de Esperanza Aguirre, aupada por su encaje de cara de circunstancias ante las pullas de los comandos de Wyoming en el Caiga Quien Caiga. Las meteduras de pata acaban en beneficio para algunas lideresas del PP de Madrid.
Ante los pesos pesados, la cabeza de lista regional se libr¨® de tropezar la ¨²ltima noche. Apareci¨® con un espectacular vestido crema de falda de vuelo que contrastaba con la informalidad del resto y no dej¨® de saludar ni sonre¨ªr. Junto a algunos de sus mantras ¨Clibertad de horarios, okupas, los desastres de las izquierdas-, apoyada en su tono cheli, fue la ¨²nica que apel¨® al legado reciente.
D¨ªaz Ayuso rehabilit¨®, casi entre par¨¦ntesis, al tr¨ªo de sus ancestros gobernantes en la Puerta del Sol. Quiz¨¢s esperaran alguna menci¨®n, ausentes y agazapados entre la memoria callada y el ruidoso olvido de los presentes: Gallard¨®n, Aguirre y Cifuentes¡ Ignacio Gonz¨¢lez y ?ngel Garrido, ni que decir tiene, son insoportables muertos vivientes. Uno por campe¨®n en diversas tramas corruptas vinculadas al partido. El otro, lo que es peor para sus excorreligionarios: por traidor.
?El peso de la herencia? ?En qu¨¦ sentido? Quiz¨¢s en el que Pablo Casado, sin dejar de obviarlo, quiso entrar para echar tierra sin darles mayor visibilidad y con alusiones a una ¨¦poca de heridas no cicatrizadas: ¡°Somos el espacio al que todo el mundo est¨¢ invitado a volver, incluso los que se averg¨¹enzan no m¨¢s que yo de aquellos traidores a la confianza que les dieron estas siglas. Hemos tomado nota¡±, dijo, entre ciertos s¨ªntomas de ronquera, pero en la misma clave que Almeida¡ Recuperar hijos pr¨®digos en voto y ahuyentar la desbandada de las urnas que evite un anecd¨®tico paso del nuevo l¨ªder por la calle G¨¦nova.
Entrevistas de campa?a
- Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida: "Soy profundamente ideol¨®gico"
- ?ngel Gabilondo: "Me quieren as¨ª, sin colmillos"
- Isa Serra: "?Por qu¨¦ hay que dar una medalla a El Corte Ingl¨¦s? No se puede".
- Pepu Hern¨¢ndez: "Nada de estad¨ªsticas, hay que mirar a la cara a la gente".
- Ignacio Aguado: "Soy organizado desde los seis a?os".
- Carlos S¨¢nchez Mato: "Hasta hace poco miraba los bajos del coche. Fui hijo de polic¨ªa en el Pa¨ªs Vasco"
- ??igo Errej¨®n: "Reivindico mi derecho a ser fr¨¢gil y dudar".
- Bergo?a Villac¨ªs: "Para m¨ª, esta es la hora de la verdad".
- Isabel D¨ªaz Ayuso: "Perd¨ª la fe a los nueve a?os".
- Manuela Carmena: "Madrid es buen rollo".
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