La furia de ¡®Tosca¡¯ vuelve al Liceo

Aprovechando el tir¨®n popular de Giacomo Puccini, y con la mirada puesta en la taquilla ¡ªnada menos que 15 funciones hasta el 28 de junio¡ª, el Liceo repone un montaje propio de Tosca estrenado en 2014 y coproducido por el Teatro de la Maestranza de Sevilla. La puesta del director de escena y escen¨®grafo espa?ol Paco Azor¨ªn explora la psicolog¨ªa de los personajes con buenas ideas teatrales al servicio de una partitura que, en una buena respuesta orquestal, son¨® con brillo y tensi¨®n dram¨¢tica bajo la eficaz batuta del estadounidense John Fiore.

La soprano ucraniana Liudmyla Monastyrska, la mejor voz pucciniana del reparto, mostr¨® la furia de Tosca con voz poderosa y gran fuerza dram¨¢tica. Tuvo m¨¢s problemas en el primer acto, el m¨¢s l¨ªrico para su personaje, pero a medida que crece la intensidad del drama, compensa una convencional y algo torpe actuaci¨®n esc¨¦nica con una dicci¨®n incisiva y una potent¨ªsima voz que impresiona en los momentos de mayor intensidad verista.

Como malvado bar¨®n Scarpia, el bajo-bar¨ªtono uruguayo Erwin Schrott, que fue muy aplaudido, va por libre y somete a capricho el fraseo y la declamaci¨®n pucciniana en aras de un histrionismo algo cargante. De gran presencia esc¨¦nica y voz no siempre audible en el fragor orquestal, otorga aires donjuanescos y tics mefistof¨¦licos al personaje, en la l¨ªnea de Ruggero Raimondi. Con f¨ªsico de gal¨¢n, el tenor estadounidense Jonathan Tetelman es un juvenil e impulsivo Mario Cavaradossi, de medios ligeros para lidiar la opulenta orquesta pucciniana, pero valiente en los agudos.

Buena prestaci¨®n del coro en el espectacular Te Deum y, completando el reparto, un notable equipo de voces espa?olas en el que descatan la nobleza vocal del bajo Stefano Palatchi (Angelotti) y la cuidada caracterizaci¨®n, atenta al sentido de cada frase, del bar¨ªtono Enric Mart¨ªnez-Castignani (Sacrist¨¢n). A buen nivel el tenor Francisco Vas (Spoletta), el bar¨ªtono Josep-Ramon Oliv¨¦ (Sciarrone), el bajo Marc Pujol (Carcelero) y la soprano In¨¦s Ballesteros (Pastorcillo).

La reposici¨®n muestra el buen trabajo de Azor¨ªn, que juega las cartas del realismo en el primer acto y transita en los dos siguientes en busca de un simbolismo y una pintura expresionista que explora la psicolog¨ªa de los personajes: desde el cambio de cuadros en el retablo que reflejan los deseos libidinosos de Scarpia en el Te Deum, a la mirada inquieta de Tosca ante la violencia y la carga sexual desatada en el segundo acto, y la negra desesperaci¨®n del tercero.