El Taller de M¨²sics vuelve a tomar la calle
Recuperadas las 12 Hores de Jazz a la Ronda, un cl¨¢sico que desapareci¨® en 1987
En sus inicios el jazz era una m¨²sica callejera: naci¨® en una plaza de Nueva Orleans y creci¨® en sus calles. En sus inicios el Taller de M¨²sics, tal vez por proximidad a sus ense?anzas jazz¨ªsticas, era tambi¨¦n callejero: no naci¨® en una plaza de Ciutat Vella, pero casi, y creci¨® en su calles. Los siempre aguerridos responsables del Taller a menudo tomaban la calle para demostrar al vecindario que el jazz ya no era el coco que asustaba colegiales y viejecitas. En los primeros ochenta del siglo pasado la Ronda de Sant Antoni, cerca de sus locales, era uno de sus objetivos y las 12 Hores de Jazz a la Ronda un cl¨¢sico que desapareci¨® en 1987 dejando muchos recuerdos.
Ahora los del Taller han decido tomar de nuevo la calle para celebrar su cuarenta aniversario y qu¨¦ mejor que volver a la Ronda de su recuerdos. As¨ª, y aunque ahora ya no tenga tanto m¨¦rito ocupar la Ronda convertida en espacio peatonal, ayer las 12 Hores renacieron de sus cenizas y volvieron a demostrar que no solo el jazz no asusta a nadie sino que puede convocar masas que, adem¨¢s, se lo pasan en grande.
El solecito de la ma?ana del s¨¢bado invitaba a pasear y una voz femenina, ante el reluciente Mercat de Sant Antoni, entonaba Georgia on my mind rodeada de una orquesta compuesta solo por mujeres. Vindicaci¨®n feminista poco despu¨¦s del mediod¨ªa en plena Ciutat Vella pero, de repente, el solo de trompeta que sigui¨®, magn¨ªfico, lo ejecut¨® un hombre, el ¨²nico sobre el escenario y que, adem¨¢s, dirig¨ªa la orquesta que, para redondear, enarbolaba el nombre de una de nuestras hist¨®ricas primeas feministas Micaela Chalmeta. En su parcela social la cosa da para pensar, en su parcela musical es irrefutable: David Pastor, el hombre, ha conseguido reunir una big band con gancho independientemente del sexo de sus integrantes. En los alrededores se bailaba al son de Uptown Funk (s¨ª, Bruno Mars ya es una cl¨¢sico como para figurar en el repertorio de una big band jazz¨ªstica).
Era el inicio de esas recuperadas 12 Hores de Jazz a la Ronda y mucho p¨²blico (todas las sillas llenas y abundante gente de pie) se hab¨ªa acercado ya hasta el cruce con la calle de Urgell. Unos para disfrutar del sol de la ma?ana, otros atra¨ªdos por la m¨²sica y muchos llevados por sus recuerdos, se notaba por los aparatosos abrazos de bastantes reencuentros. Mezclada entre aficionados y bailarines Gala Pin paseaba su media melena azul, reluc¨ªa bajo el sol, en su ¨²ltimo acto como regidora saliente del distrito.
Sigui¨® Andrea Motis y la Ronda se abarrot¨® de gente ensimismada y despu¨¦s, entre otras cosas, hubo marching bands entre al p¨²blico (que una tuba te sople en la oreja no deja de tener su gracia), m¨²sica balc¨¢nica (?a bailar!), groove y para rematar la jugada melanc¨®lica la reuni¨®n de los hist¨®ricos A-Free-K, una de las primeras bandas del Taller que no tocaban juntos desde 1985.
Una animada jornada para hacernos volver a pensar que es necesario tomar la calle m¨¢s a menudo. Y Luis Cabrera, fundador y alma del Taller, repitiendo: "El tiempo pasa y la m¨²sica sigue". No le faltaba raz¨®n.
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