El pianista herido
Quim ?vila da vida en ¡®Instrumental¡¯ a Jame Rhodes, salvado por la m¨²sica tras ser violado a los seis a?os por un profesor
Despu¨¦s de ver Instrumental, el montaje de Iv¨¢n Morales basado en el libro hom¨®nimo del pianista brit¨¢nico James Rhodes, sales del Teatre Lliure con una angustia que s¨®lo la m¨²sica y su mejor aliado, el silencio, pueden mitigar. No se sale indemne de la lectura del libro en el que explica c¨®mo fue violado repetidamente desde los seis a?os por su profesor de gimnasia y c¨®mo encontr¨® en la m¨²sica de Johann Sebastian Bach su tabla de salvaci¨®n. Tampoco se sale indemne de su adaptaci¨®n teatral, defendida por Quim ?vila con armas de gran actor.
Bach entr¨® en la vida del ni?o Rhodes -descubri¨® en una casete la Chacona en re menor que cierra la Partita para viol¨ªn solo n¨²m. 2- y sigue siendo su fiel compa?ero de viaje. Le ayud¨® a soportar el horror cotidiano en su infancia, despertando una vocaci¨®n musical que hoy comparte con el p¨²blico en sus recitales, entre tacos, bromas y un punto de amargura que ha dejado huella perenne en su rostro. "La vida es como una zona de guerra", dice Rhodes, que muestra sus heridas cuando toca el piano.
Instrumental
Instrumental, de James Rhodes. Quim ?vila. Dramaturgia y direcci¨®n: Iv¨¢n Morales. Espai Lliure. Barcelona. Hasta el 30 de junio.
Tambi¨¦n Bach juega un papel clave en la adaptaci¨®n de Morales, que subraya las emociones que genera el relato de Rhodes sin sobrecarga sentimental. Tambi¨¦n hay mesura y mucha disciplina en la interpretaci¨®n de ?vila, demiurgo de una acci¨®n teatral que comienza como una instalaci¨®n sonora, algo larga y crispada en su lacerante volumen.
El actor es a la vez t¨¦cnico -maneja el sonido, las luces, las proyecciones- y marca los espacios en los que interact¨²a con el p¨²blico; a menudo, habla en primera persona, como lector del libro de Rhodes, al que interpreta a ratos. No hay juicios de valor y, de hecho, su relato convierte al p¨²blico en lector que va descubriendo con crudeza las experiencias de una traves¨ªa vital marcada por adicciones a todo tipo de drogas y medicamentos, internamientos e intentos de suicidio.
El dolor de esas heridas sin cicatrizar genera en el espectador una fuerte identificaci¨®n con el autor. Bach, el tabaco y la paternidad le ayudan, y as¨ª lo confiesa, en su lucha contra el instinto de autodestrucci¨®n. Nos muestra un infierno donde el dolor y la rabia se mezclan con el sarcasmo y el humor negro - as¨ª es m¨¢s soportable el relato de sus intentos de suicidio, con el primer movimiento de la Sinfon¨ªa J¨²piter de Mozart como teatral fondo sonoro.
A modo de r¨¢fagas, suenan referencias bachianas que ama Rhodes -Glenn Gould, Grigori Sokolov- y vemos tambi¨¦n al autor en concierto. Siempre Bach, en especial la Chacona, en la transcripci¨®n para piano de Busoni o en la orquestaci¨®n de Leopold Stokowsky.
El propio ?vila despide al p¨²blico -no es un spoiler: lo anuncia al comenzar la obra- tocando en un Steinway el famoso Preludio en do mayor BWV 846 con estimulantes resultados tras haber seguido las instrucciones que dicta Rhodes en su manual Toca el piano: interpreta a Bach en seis semanas (Blackie Books, 2019). Tiene mucho m¨¦rito y derrocha emoci¨®n.
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