Disfrutar la batalla naval como un vallecano
La fiesta m¨¢s popular del barrio celebra su 38 aniversario con el lema ¡®?M¨®jate! Paremos el cambio clim¨¢tico¡¯
Vallecas est¨¢ a unos cuantos kil¨®metros de la costa, pero posee los mimbres del ambiente portuario. En su ADN de barrio corre la brisa del ap¨¢trida y la dureza del navegante. Enconado en el sureste de la ciudad, un puente lo separa de ese pedazo de tierra firme con parqu¨ªmetros que conforma la M30. El esp¨ªritu bucanero se siente en las gradas de su club de f¨²tbol y en tabernas donde viejos marineros urbanos encallan al caer la tarde. No en vano, una de las celebraciones m¨¢s populares es la Batalla Naval, fiesta reivindicativa y l¨²dica que este a?o cumple 38 primaveras con el lema ¡®?M¨®jate! Paremos el cambio clim¨¢tico¡¯.
Organiza el desfile la Cofrad¨ªa Marinera de Vallecas, d¨¢ndole m¨¢s significado que la mera alegr¨ªa de empaparse al calor de julio. El domingo 14 arrancar¨¢ en el bulevar esta ¡°apuesta por la utop¨ªa¡±. ¡°La Batalla Naval implica un ba?o indiscriminado que no entiende de g¨¦nero, edad o procedencia. En el d¨ªa de la fiesta se puede constatar que el j¨²bilo y la felicidad de los participantes convierte las calles mojadas en un Puerto de Mar abierto a todo el mundo¡±, expresan desde esta agrupaci¨®n, constituida hace dos d¨¦cadas despu¨¦s de un periodo en que la iniciativa proven¨ªa de diversos colectivos sin estatutos.
Para disfrutarla como uno de los corsarios idealistas que pueblan esta isla no hace falta plantarse un loro en el hombro ni simular el deje caracter¨ªstico de sus soportales. Lo fundamental es acudir con talante jaranoso y responsable. ¡°Lo primero es saber que se viene a una fiesta del agua, por lo que es aconsejable que la ropa y el calzado sean c¨®modos y las pertenencias personales se minimicen. Recomendamos que no se traiga m¨®vil o c¨¢mara de fotos por el riesgo de que se estropeen. O que se lleven con un protector estanco¡±, dice Joaqu¨ªn Mar¨ªn. Este veterano cofrade insiste en la preferencia por objetos reciclados. ¡°Mejor traer cubos o esprays que ya tengamos en casa, no comprar pistolas desechables u otros instrumentos de un solo uso. Y evitar los globos, que pueden provocar da?os, as¨ª como secarse al terminar para disfrutar de los conciertos¡±, recalca. Jorge Jim¨¦nez y Bego?a Loza, vecinos con pedigr¨ª y propietarios de la librer¨ªa La Esquina del Zorro, abogan por gozar de la jornada desde temprano y sin remilgos. ¡°Nos gusta quedar con familiares y amigos que no son del barrio (a los de aqu¨ª ya nos los vamos encontrando por el camino) y transformarnos en ni?os, contagi¨¢ndonos del j¨²bilo que dan el agua y la m¨²sica¡±, afirman despu¨¦s de 10 a?os como participantes irredentos. ¡°Para nosotros, la Batalla Naval representa a la perfecci¨®n lo que es Vallecas: creatividad, alegr¨ªa, reivindicaci¨®n¡±, sentencian, aunque recuerden que este domingo ser¨¢ especial por el fallecimiento de Juan Jos¨¦ Garc¨ªa Espartero, uno de los fundadores de la Cofrad¨ªa y del bar Hebe, templo legendario del rock.
En esta edici¨®n, adem¨¢s, se pide una dosis mayor de conciencia ecol¨®gica. ¡°Hemos querido subrayar la emergencia del calentamiento global¡±, explica Pedro Mart¨ªnez, otro destacado miembro de la cofrad¨ªa. Defiende el empleo del agua de forma recreativa y controlada, como una actividad por el bien com¨²n, aunque ve cierta paradoja con el reclamo. ¡°Se gastan muchos litros, pero tenemos que trabajar desde nuestras contradicciones y ¨Csobre todo- poner el foco en un problema global para que se haga eco entre los 20.000 asistentes¡±, apunta. El preg¨®n est¨¢ a cargo de Juventud por el Clima y Extinction Rebellion, dos asociaciones estatales que luchan por solucionar esta alarma planetaria. ¡°Les damos la palabra para involucrar a la gente y a los gobiernos en la protecci¨®n de nuestros recursos¡±, se?ala, despu¨¦s de haber dedicado la pasada procesi¨®n en un alegato contra la Ley Mordaza. Porque Vallecas no deja de pedir lo imposible (un acceso al mar y su reconocimiento como rep¨²blica portuaria), pero no a costa de la desertificaci¨®n y el desborde de los oc¨¦ano.
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