El papel de los est¨²pidos en la historia
Nuestra famosa 'rauxa' no deja de ser una forma muy catalana de la estupidez o de la locura universal, de consecuencias fatales para nuestra vida en com¨²n, ante la que se han levantado las mentes m¨¢s inteligentes
Raymond Aron se prometi¨® a s¨ª mismo, como coronaci¨®n de su trayectoria intelectual, un ensayo sobre el papel de la estupidez en la historia. A su muerte en 1981 no lo hab¨ªa escrito. Lo hizo pocos a?os despu¨¦s, y en un estupendo modo sarc¨¢stico, el economista italiano Carlo Cipolla, tambi¨¦n ya fallecido, con el t¨ªtulo de Las leyes fundamentales de la estupidez humana. Ambos pensaban en la estupidez referida a la pol¨ªtica y en cierta forma a los pol¨ªticos est¨²pidos, abundantes en todas las ¨¦pocas aunque especialmente bien situados en puestos de responsabilidad en la nuestra.
La pol¨ªtica exterior de Barack Obama, seg¨²n reconocidos especialistas, se podr¨ªa resumir en una sola frase: ¡°No hagas estupideces¡±. En ingl¨¦s es don¡¯t do stupid stuff, aunque la literalidad de la expresi¨®n coloquial original del presidente es algo m¨¢s colorista: ¡°Don¡¯t do stupid shit¡±, ¡°no hagas mierda est¨²pida¡±. Adem¨¢s de definir el car¨¢cter reflexivo y deliberativo de su presidencia, con un m¨¦todo de toma de decisiones racional y pausado, el lema de Obama era una premonici¨®n, casi una profec¨ªa, de lo que luego ha sucedido en la Casa Blanca y con la pol¨ªtica exterior de Estados Unidos bajo la batuta de Trump.
Lo supo enseguida el primer secretario de Estado de Trump, Rex Tillerson, que calific¨® de est¨²pido (fucking moron, es decir, ¡°jodido est¨²pido¡±) al presidente en una fecha tan temprana como julio de 2017, a la salida de una reuni¨®n del Consejo de Seguridad Nacional sobre las armas nucleares, gan¨¢ndose as¨ª una destituci¨®n que tard¨® unos pocos meses en llegar.
No caben dudas sobre el inmenso papel de la estupidez en la historia universal, en la espa?ola en particular, y en la catalana m¨¢s reciente, en la que su despliegue, en cuanto a personajes y actuaciones, ha llegado a un grado dif¨ªcilmente superable. A los independentistas catalanes se les aplica una frase c¨¦lebre y lapidaria, formulada al parecer por Abba Eban en 1973, entonces ministro de Exteriores de Israel, referida a los ¨¢rabes y los palestinos: ¡°No pierden nunca la oportunidad de perder una oportunidad¡±. Eban fue tambi¨¦n un buen conocedor del papel de la estupidez en la vida pol¨ªtica, como demuestra otra de sus sentencias, adaptable a nuestro caso: ¡°La historia nos ense?a que los hombres y las naciones solo act¨²an sabiamente una vez han agotado todas las otras alternativas¡±.
Estupidez o algo muy parecido es tambi¨¦n la locura tal la caracteriza la historiadora americana Barbara Tuchman, en su c¨¦lebre The March of Folly, en la que cifra los errores de los gobernantes en su capacidad de autoenga?o y de interpretar err¨®neamente la realidad. La locura de Tuchman exige ¡°nociones preconcebidas que permiten ignorar o rechazar todos los signos contrarios¡± y una ¡°cabezoner¨ªa que rechaza beneficiarse de la experiencia¡±, pero para calificarse como tal locura (o estupidez) hace falta que sus efectos ¡°hayan sido percibidos como contraproductivos cuando todav¨ªa se estaba a tiempo de corregirlos¡±, que existan ¡°alternativas disponibles al curso de acci¨®n tomado¡± y que esta pol¨ªtica no sea el resultado de un dirigente loco, sino adoptada por el grupo y ¡°persista m¨¢s all¨¢ de una vida pol¨ªtica¡±. ?No les suena como tremendamente cercano y actual, a pesar de que se escribi¨® en 1984 y para referirse a los errores, especialmente militares, del siglo XX?
La denuncia de la estupidez tiene tambi¨¦n una brillante trayectoria entre nosotros. Y tiene su explicaci¨®n: si aqu¨ª no fuera tan prol¨ªfica y tan t¨®xica no habr¨ªa necesidad alguna de denunciarla. Son las ¨¦pocas de pl¨¦tora las que suscitan la reacci¨®n inteligente. Nuestra famosa rauxa no deja de ser una forma muy catalana de la estupidez o de la locura universal, de consecuencias fatales para nuestra vida en com¨²n, ante la que se han levantado las mentes m¨¢s inteligentes del pa¨ªs en cuanto ha sido necesario reconstruir la convivencia. Si tuviera que citar a tres de los m¨¢s brillantes combatientes contra la estupidez humana en su versi¨®n local, me saldr¨ªan espont¨¢neamente los nombres de Josep Tarradellas, Josep Pla y Jaume Vicens Vives, causalmente reunidos ahora en el libro de reciente aparici¨®n L¡¯hora de les decisions. Cartes 1950-1960. Josep Pla, Jaume Vicens Vives (Destino).
La obra de Pla es un monumento toda ella contra la estupidez. Vicens, junto a su monumental labor historiogr¨¢fica y pedag¨®gica, escribi¨® un ensayo como Noticia de Catalu?a dedicado a caracterizar y combatir la rauxa. Tarradellas es el sabio m¨¢s pr¨¢ctico en este asunto. Su trayectoria pol¨ªtica, en el gobierno, el exilio y luego con la Generalitat recuperada, es un combate permanente contra la estupidez. Los tres aparecen reunidos en este libro, solo in¨¦dito en parte, en el que destaca como documento de trascendencia hist¨®rica contra la estupidez catalana el Informe de Josep Pla sobre Tarradellas, en el que Vicens tiene un especial protagonismo como gran esperanza para el futuro de Catalu?a. Aunque el informe fue publicado ya anteriormente (Josep Tarradellas. L'exili 2. 1954-1977, de Carles Santacana. Editorial Dau; y Amb el corrent de proa: Les vides pol¨ªtiques de Jaume Vicens Vives' de Gl¨°ria Soler i Cristina Gatell, Quaderns Crema), esta nueva publicaci¨®n merece la m¨¢xima atenci¨®n, especialmente en momentos de desconcierto como los actuales, cuando se trata de superar una de las etapas probablemente m¨¢s est¨²pidas de nuestra historia. Es una de las mejores lecturas catalanas para este verano.
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