La noche en que S¨ªlvia P¨¦rez Cruz se fue a Brasil

S¨ªlvia P¨¦rez Cruz es un verdadero camale¨®n. Quien entiende m¨ªnimamente de arte musical, lo sabe porque se la ha visto moverse con id¨¦ntica soltura en los contextos m¨¢s diversos. Le gusta arriesgar y, lo que es m¨¢s llamativo, siempre suele ganar. La velada que la noche del pasado mi¨¦rcoles ofreci¨® en el Teatre Grec fue una muestra m¨¢s, y con seguridad no ser¨¢ la ¨²ltima, de las infinitas capacidades de adaptaci¨®n de la cantante de Palafrugell.

O no; bien pensado tal vez ser¨ªa mejor hablar de las infinitas capacidades de la cantante para hacer suyas las m¨¢s diversas sonoridades. Doblegar con una pasmosa facilidad estilos y propuestas de lo m¨¢s dispar hasta convertirlos en un aut¨¦ntico P¨¦rez Cruz, as¨ª con sus apellidos. Y justo eso es lo que su p¨²blico espera: verla y escucharla independientemente ya de lo que esta mujer est¨¦ interpretando.

En este caso, la cantante se fue a Brasil formando un tr¨ªo de lujo con? el paulista Toquinho y el pamplon¨¦s Javier Colina. Se conformaba as¨ª un tri¨¢ngulo equil¨¢tero que llen¨® completamente el inmenso escenario del Teatre Grec sin ning¨²n tipo de tramoya, nada que pudiera desviar la atenci¨®n de lo verdaderamente importante: la m¨²sica.

Mientras el escenario estaba completamente lleno con solo esas tres figuras ante sus micr¨®fonos, el anfiteatro lo estaba tambi¨¦n pero desde su condici¨®n de abarrotado: las entradas ya se hab¨ªan acabado con semanas de antelaci¨®n.

Comenz¨® la cosa con Toquinho en solitario. Derroch¨® su buen hacer con la guitarra y comenz¨® ya a recordar a los grandes de la m¨²sica brasile?a que ir¨ªan desfilando a lo largo de la noche. Por supuesto, no falt¨® su Aquarela cantada en castellano y portugu¨¦s (aplaudido por una parte del p¨²blico cuando retom¨® el portugu¨¦s). Se le uni¨® presto el contrabajista Javier Colina a ritmo de bossa nova y recrearon una delicada Manha de Carnaval.

Intermedio intimista

Y entonces apareci¨® P¨¦rez Cruz y comenz¨® con Corcovado su personal paseo por un aut¨¦ntico grandes ¨¦xitos de la m¨²sica popular brasile?a. Con habilidad, dejando reposar a Toquinho, la cantante y el contrabajista recordaron algunos de los temas de corte caribe?o que suelen tocar juntos y hasta se atrevieron con una disparatada versi¨®n de The Sound of Silence.

Fue un intermedio intimista y, por momentos, turbador, pero la velada era brasile?a y cuando volvi¨® a salir Toquinho, con Chega de Saudade, recordando a Joao Gilberto, se abri¨® una recta final imparable marcada por un ritmo sinuoso y acariciante, nunca excesivamente presente, pero sutilmente insinuado. Por momentos, se not¨®, sin embargo, que faltaban algunos ensayos m¨¢s para redondear las canciones y, sobre todo, algo m¨¢s de compromiso en cada interpretaci¨®n que captaban m¨¢s por la belleza de la ejecuci¨®n que por la fuerza impl¨ªcita que conten¨ªan.

As¨ª transcurri¨® una velada, en definitiva, sumamente agradable, rematada con una versi¨®n de Garota de Ipanema (?no pod¨ªa faltar!) y, ya como colof¨®n, con un Toquinho en solitario recordando con intensa emoci¨®n Aquellas peque?as cosas de Joan Manuel Serrat.