Vandalismo y murales urbanos
A la sombra de los grandes muralistas urbanos, cientos y cientos de grafiteros nos van dejando su firma en cualquier pared o puerta. A veces tiene gracia, pero las m¨¢s es un dolor
La puerta vandalizada del Palau Savassona, en la calle de la Canuda de Barcelona, da raz¨®n de la poca cabeza de quienes la pintarrajearon. Pero la riqueza del arte de la calle (street art) de esta ciudad merece nuestro reconocimiento incondicional a sus grandes muralistas urbanos. Escojo a tres o cuatro de entre los mejores, disculpen mis sesgos o, mejor dicho, corr¨ªjanlos: Fer llenya, del vallisoletano Gonzalo Borondo, en Lope de Vega, 109, pintado en 2015, congela el derrumbe de una torre de castellers. Borondo rozar¨¢ la treintena, tiene murales en ciudades de tres continentes y la mente de un creador cuyas manos incorporan a los muros la plasmaci¨®n pict¨®rica de sus ideas.
Boa Mistura es un grupo de artistas urbanos originado en Madrid e integrado por un arquitecto, un ingeniero de caminos, un publicista y dos licenciados en Bellas Artes. Su mural Superaci¨®, en el acceso del hospital maternoinfantil de Vall d¡¯Hebron, pintado en 2017 con el apoyo del tremendo MNAC de Pepe Serra, es probablemente el intento m¨¢s logrado de llevar el arte de la calle a los ni?os enfermos de esta ciudad. No dejen de verlo.
La teor¨ªa de los cristales rotos dice que la suciedad atrae a los sucios como el vandalismo a los v¨¢ndalos
Eledu, nacido y vivido en el barrio Chino (hoy El Raval) hace 40 a?os y licenciado en Bellas Artes, pintor y tatuador, ha creado un animalario literalmente fabuloso. Pueden ver una muestra de su obra (con Kram) en la Nau Bostik, un espacio de artistas, en la Sagrera. Es gratis. Para ustedes.
Hay bastantes m¨¢s buenos artistas de la calle cuyos nombres y obras encontrar¨¢n en las gu¨ªas al uso de street art. No s¨¦, seguro que habr¨¢n visto los peces que pinta el barcelon¨¦s Pez. Como este artista exhibe su obra fuera de los museos que yo amo, consigue llegar al 70% de la poblaci¨®n que nunca los visita. No es m¨¦rito peque?o.
Pero a la sombra de los grandes muralistas urbanos, cientos y cientos de grafiteros nos van dejando su firma (tag) en cualquier pared o puerta, como la del Palau Savassona. Una pr¨¢ctica de miles de a?os, ya lo hac¨ªan los romanos. A veces tiene gracia, pero las m¨¢s es un dolor: ?hay realmente alguna buena raz¨®n para que La ola, una escultura de Jorge de Oteiza junto al Macba, est¨¦ grafiteada? Luego est¨¢n las pintadas pol¨ªticas, los indiscernibles ¡°vivan¡± y ¡°mueran¡±, a menudo encabalgados los unos sobre los otros.
No es f¨¢cil proponer un orden aceptable por los m¨¢s, pero puedo intentarlo. Una primera regla urge a respetar las paredes de mamposter¨ªa, honesta argamasa antigua de piedras. Van quedando pocas, pero todas han envejecido bien (Antoni T¨¤pies lo supo ver como nadie antes que ¨¦l). La segunda manda preservar una pared de piedra o de obra vista. La tercera proh¨ªbe pintar una puerta de madera, pues hay que ser considerado con los carpinteros muertos. Finalmente, la cuarta suplica dejar en paz al mobiliario urbano.
Antes de crucificar al obseso del aerosol, seamos cr¨ªticos con nuestros letreros, r¨®tulos, carteles, anuncios y se?ales
Los grafiteros, predecibles y justicieros, ponen sus dedos en las llagas de esta ciudad, pues se ceban con los millares de superficies obvias, por horrorosas, de las calles de Barcelona. Encabezan tanta mugre las puertas y cierres met¨¢licos enrollables que asuelan las plantas bajas de la ciudad: muy malo habr¨¢ de ser el del aerosol para empeorarlas. Pues, conjur¨¦monos para pintarlas bien, o para sustituirlas en 10 a?os por verjas, rejas o persianas troqueladas. A¨²n peores son, si cabe, los muros de agobiante cemento gris en casi toda obra urbana o interurbana. Aqu¨ª una buena pol¨ªtica es ajardinarlos, con hiedra o setos. Si quienes mandan no est¨¢n dispuestos a vestir de verde vivo el cemento atroz, dejen hacer al grafitero. Y antes de crucificar al obseso del aerosol, har¨ªamos bien en ser medianamente cr¨ªticos con nuestros propios letreros, r¨®tulos, carteles, anuncios y se?ales: yo ya no s¨¦ si estoy m¨¢s seguro de si sobran grafiteros o de si faltan grafistas. Mi intuici¨®n es que faltan grafiteros y grafistas buenos de verdad.
Por ¨²ltimo, est¨¢ la teor¨ªa de los cristales rotos: la suciedad atrae a los sucios como el vandalismo a los v¨¢ndalos. Cada d¨ªa hay que limpiar, volver a limpiar y seguir haci¨¦ndolo. Hace meses que los dignos gestores del Palau Savassona (sede del Ateneu Barcelon¨¨s, una asociaci¨®n de la que soy miembro) podr¨ªan haber adecentado sus puertas. La mejor forma de combatir el vandalismo es no darle tregua, ense?ar a los vecinos de esta ciudad prodigiosa que sus viejas puertas de madera y sus modestas paredes de mamposter¨ªa lucen como el oro. Lo son.
Pablo Coderch es catedr¨¢tico de Derecho Civil en la Universitat Pompeu Fabra.
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