Ex Ibiza, UC, una cata sin radar
La ¡®salmorra¡¯, un guiso que destila la isla invisible, marina, gracias al caldo, un sofrito y algunas hierbas y especies que lo saborean
Un men¨² de la casa com¨²n (Ibiza y Formentera) que articul¨® el d¨²o folk UC, Joan Mureno y Victor¨ª Planells, explica y resume los sabores y el p¨¢lpito de una tierra pre?ada, sus matices y arcaismos, exageraciones y bellezas.
El grupo musical rescat¨® voces y ecos de siglos atr¨¢s, los ha cantado durante 45 a?os y ahora calla. El discurso y sus grabaciones identifican a las pen¨²ltimas generaciones de una parte, una minor¨ªa que ya es ¡®ex Ibiza¡¯. Aquel mundo, el mito anterior que surgi¨® tan al sur, pre africano, solo, distinto, se acaba. Ibiza hoy es una postal multiuso, un bullicio de cuerpos, bellezas, arenales y discotecas, otro planeta dijo Albert Adri¨¢ al vender sus delicatessen para ultra ricos.
UC fue una voz de los j¨®venes cultos de postguerra, palabras todav¨ªa sin letras de la vieja lengua catalana. Es un son de los primitivos payeses y marineros que ordenaron los paisajes rurales y litorales, situaron sus m¨ªnimas casas, crearon una versi¨®n original. Ibiza es una catarata de im¨¢genes, un magma fruto de la huella de colonizadores y residentes, m¨¢s los ambulantes y visitantes. No existe un relato social sin t¨®picos y atavismos.
Pero queda un sistema con cruces de lo que comenz¨® a evaporarse hace 50 a?os, en plena expansi¨®n de la apoteosis barroca del dinero y el barullo de la sinfon¨ªa b¨¢rbara del lujo para millonarios externos y locales.
Los de UC, a veces han sido multitud. Han dicho otra vez adi¨®s en el M¨²ltiplex de IB3 r¨¤dio y en el concierto final en Can?ons de la Mediterr¨¤nia, en Palma, una historia global de los 80 de Radio Nacional desde Palma y Cort, ahora revitalizada por el poder local progre de la capital en dudas.
El canto del cisne, el uc, voz/alarido/gemido aviso, reto, advertencia, casi siempre alegr¨ªa y orgullo, sucedi¨® en Ses Voltes, una esquina de la muralla de Palma, en la base de la Seu, que rescat¨® precisamente un arquitecto de Ibiza, El¨ªas Torres, ya en los 80, y all¨ª sigue obrando personales restauraciones p¨²blicas, entre papeleos abstractos.
Ibiza est¨¢ en las letras y algunas grandes obras, la ¡°conquista¡± de Ibiza seg¨²n los p¨¢rrafos fant¨¢sticos de la isla que vivieron Walter Benjamin, Josep Llu¨ªs Sert, Cior¨¢n, Rafel Albert¨ª, Mar¨ªa Teresa Le¨®n, Rafael Azcona, Erwin Broner y tantos ¨¢lfiles inteligentes del siglo XX. Ahora son los DJ, las Top Model, ciertos grandes chefs y los mismos magnates los que alzan la espuma de las famas, entre las casas-pir¨¢mide y las discotecas-restaurantes con entradas y platos de esc¨¢ndalo.
La isla flota contradictoria sin radares y preserva algunas esquinas ocultas donde el pasado agricola sobrevive alrededor de algunas de las iglesias del repoblamiento del siglo XIII. Por ejemplo templo de Sant Mateu y sus guardeses ante los llanos de Aubarca y Corona y la rara y magn¨ªfica iglesia sin techo, entre pinos, en Cala Llonga, trazada en los 70. Los hitos del poder.
Sin radar se qued¨® un avi¨®n entre Ibiza y Palma, a modo de met¨¢fora inquietante un s¨¢bado de agosto, un incidente alertado tras superar la autopista de lanchas en carrera por Es Freus camino de Formentera, otro caso que asfixia la mirada lejana, la niebla y las olas.
La imagen del desenfreno inmobiliario, del mercado y el lujo imposible, crece polvorienta en Can Pep Sim¨®, ante el puerto de Ibiza y su famosa Dalt Vila y el castillo. All¨ª enfrente se alzan torres de mansiones, torres de pisos, repetidas y exageradas cercan insolentes las casas y micro urbanizaci¨®n modelo de Josep Llu¨ªs Sert en Cap Martinet.
Entre arquitecturas, profesionales del bistur¨ª y la palabra, historias y parajes, periodismo p¨²blico, hay pausas para descubrir el legado y la realidad de la alimentaci¨®n tradicional, habitual, de los or¨ªgenes de los colonizadores, de kil¨®metro cero real. Aquella que habla de ¡®bestiar¡¯, ¡®fritas¡¯, ¡®pebrera¡¯, ¡®greixonera¡¯, patatas rojas y blancas, tomates sabrosos, huevos fritos y guisos y embutidos, sand¨ªas y melones.
Una vez un men¨² fue catado y hablado a cinco metros de un huerto de verano, trazado con ma?a por Xico Ribas Tur de can Figueretes, que cultiva y adoba la tierra con la ayuda de su caballo trot¨®n ya en descanso. Las voces cultas y divertidas, serenas y desgarradas festejaron verduras, carnes y pescados. Sobre todo el festival dulce de una 'greixonera' dol?a, con sabor maternal, antiguo, no empalagoso.
Al pie del mar, sobre la arena, se descubre la ¡®salmorra¡¯, un guiso que destila la isla invisible, marina, gracias al caldo, un sofrito y algunas hierbas y especies que lo saborean. Lo capital es la carne de los grandes ejemplares: cabracho, (roja, caproig), mero, corvina, ara?a, denton. Resumen excepcional posible en un restaurante de la playa de Talamanca, con nombre de cefal¨®podo, una playa urbana que transmut¨® el balneario moderno de Erwin Broner. Cerca de la casa Broner ¡ªp¨²blica¡ª de sa Penya navega ¡®El Corso¡¯ la pen¨²ltima barca de madera que cubre en l¨ªnea regular como un tranvia marino. Es la ¨²ltima obras los maestros de ¡®aixa¡¯ los Torres Many¨¤. Ecos de ex, extintos. Memoria.
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