La pulsi¨®n del PSOE hacia el bipartidismo
Los socialistas se resisten a perder la condici¨®n de ¨²nica fuerza de gobierno de la izquierda para Espa?a, que Unidas Podemos reclama compartir
L a emergencia de Podemos en 2014 y la agon¨ªa de un PP hundido en la corrupci¨®n han estado a punto de romper el bipartidismo imperfecto instaurado en Espa?a desde 1977, pero la ¨²ltima palabra sobre este asunto no est¨¢ dicha. Los dos partidos perjudicados por la crisis del bipartidismo se resisten a abandonar las posiciones detentadas durante tantas d¨¦cadas en exclusiva y los aspirantes a sustituirles se han quedado a medio camino. El PSOE cree que le quedan bazas para mantener la posici¨®n de ¨²nica fuerza de gobierno para la izquierda en Espa?a y se resiste como gato panza arriba a la pretensi¨®n de Unidas Podemos de compartir esta condici¨®n. Este es el nudo de la cuesti¨®n, la causa del largo regateo con el que el aspirante socialista a la reelecci¨®n como presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, pretende marear a los aliados para obtener su apoyo en el parlamento sin dejarles traspasar las puertas del poder ejecutivo.
En esta batalla el objetivo del PSOE es, sobre todo, mantener la exclusiva de la marca partido de gobierno frente a las izquierdas recluidas en el ¨¢mbito de la reivindicaci¨®n y la protesta. Para el PSOE, la responsabilidad de gobierno, para los de Podemos e IU, las manifestaciones y las pancartas. Este es el paradigma que los socialistas quieren ratificar, aunque S¨¢nchez se vea obligado a aceptar y reconocer que ahora mismo tiene una insoslayable necesidad de alianza con la segunda fuerza de la izquierda. Los resultados electorales del 28 de abril no le dejan otra opci¨®n. Al mismo tiempo, sin embargo, siente la imperiosa necesidad de reducir el alcance de los eventuales acuerdos al nivel de mero apoyo externo al Gobierno. Los pactos solo ser¨¢n buenos para ¨¦l si sirven a su doble objetivo: darle una mayor¨ªa parlamentaria a su gobierno y al mismo tiempo definir y consolidar al aliado como un peque?o sat¨¦lite que gira alrededor del potente sol.
El empe?o de Pablo Iglesias en exigir a S¨¢nchez un gobierno de coalici¨®n ha sido interpretado por los socialistas como un intento de despojarles de lo que a estas alturas consideran que es su capital pol¨ªtico m¨¢s valioso y caracter¨ªstico. El aura que debe distinguirles de esa algarab¨ªa con que suele identificarse al resto de las izquierdas. Si ahora los socialistas dejaran de ser los ¨²nicos que saben gobernar, los que protagonizan la interlocuci¨®n con los grandes poderes econ¨®micos, los que conocen y manejan los secretos de estado, los que se ganan la confianza de los dem¨¢s poderes del Estado, su futuro quedar¨ªa al albur de que cualquier crisis, cualquier bandazo de la opini¨®n p¨²blica, la aparici¨®n de cualquier nuevo liderazgo exitoso entre sus aliados les reduzca a la condici¨®n de iguales entre varios partidos de izquierda. Lo que traslucen las declaraciones pol¨ªticas y los discursos parlamentarios de sus dirigentes en estos cinco meses de crisis poselectoral es que, para el PSOE, dar carta de credibilidad, seriedad y capacitaci¨®n a Unidas Podemos y abrirles la oportunidad de salir del rinc¨®n de las izquierdas protestonas y radicales, es jugar con fuego. Es reconocerles como iguales. No puede ser.
La c¨²pula de Unidas Podemos ha le¨ªdo la coyuntura y ha hecho valer su peso pol¨ªtico decisivo en el Congreso
Por la otra parte, la c¨²pula de Unidas Podemos ha le¨ªdo correctamente la coyuntura y ha hecho valer su peso pol¨ªtico decisivo en el Congreso de los Diputados. La coalici¨®n estaba en una encrucijada y ha decidido girar hacia el reformismo. Iglesias protagoniza el m¨¢s serio intento de sacar de la esterilidad y la frustraci¨®n a las fuerzas situadas a la izquierda del PSOE desde que Felipe Gonz¨¢lez las redujera a la irrelevancia en 1982. Nadie sabe cu¨¢ndo se les volver¨¢ a presentar una oportunidad de ingresar en el rango de los partidos reformistas con capacidad de gesti¨®n gubernamental si esta se les escapa. Y si pierde esta batalla, es de suponer que los varios componentes izquierdistas que alberga en su seno Unidas Podemos se lanzar¨¢n al ataque contra la direcci¨®n.
Todo eso contribuye a que las izquierdas vivan con una creciente ansiedad los vaivenes de este largo momento postelectoral. Todos se juegan mucho. Esta es una de las razones que aconseja salir del actual punto muerto. Cuanto m¨¢s insista Unidas Podemos en un acuerdo entre iguales, m¨¢s se reafirmar¨¢ el PSOE en la idea de que est¨¢ siendo objeto de un asalto. Cuanto m¨¢s se resista el PSOE a un acuerdo que la aritm¨¦tica parlamentaria y la coyuntura pol¨ªtica presentan como el ¨²nico factible, m¨¢s se har¨¢ evidente que su principal pulsi¨®n le empuja a intentar rehacer el a?orado bipartidismo que un electorado acuciado por m¨²ltiples crisis est¨¢ abandonando. De ah¨ª sus contradictorios llamamientos a Ciudadanos y al PP para que le apoyen mientras afirma que Unidas Podemos es su aliado preferente.
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