El mito de los ¡®castells¡¯, en la punta de los dedos

Para los profanos, cualquier torre de personas que vaya m¨¢s all¨¢ de auparse al cuello a un ni?o peque?o y de poco peso, ya es digno de aplauso y, si se tiene el m¨®vil a mano, merecedor de foto. Es f¨¢cil constatarlo durante el verano, cuando la proliferaci¨®n de colles castelleres genera exhibiciones en varios municipios y barrios marineros. Los turistas, aut¨®ctonos o for¨¢neos, muestran su asombro sin disimulo, acongojados por el arrojo de los atrevidos enxanetas. Pero hablar del 3 de 9 sense folre es subir varios escalones de golpe en el universo casteller. Por partes: es un castillo de los de gama extra, formado por nueve pisos de tres personas y donde el pom de dalt se eleva m¨¢s all¨¢ de los diez metros de altura, una estructura majestuosa que conlleva una notable dificultad. Prueba de ello es que el 3 de 9 sense folre resiste como el ¨²nico castell que ha sido llevado a plaza y que no se ha podido cargar nunca. En el argot de las diadas, el apelativo de la bestia indomable es para el 2 de 8 sense folre, pero el 3 de 9 es un hueso duro de roer. Sin folre ni manilles, los contrafuertes que robustecen la base, su complejidad radica en el hecho de que exige un apoyo endeble para tanto piso. Como dato comparativo, un primo hermano suyo, el 3 de 9 amb folre, ha sido cargado por 20 colles, y 19 lo han descargado.

Como suele suceder con todos los mitos, el 3 de 9 net arrastra una leyenda ilusoria a sus espaldas. El paso de los a?os ha alimentado la creencia que en el siglo XIX hubo un par de envites exitosos sobre el 3 de 9. El m¨¢s veros¨ªmil se habr¨ªa descargado durante la diada de Santa Tecla de 1881, pero los entendidos deslizan que existen muchas dudas con respecto a que fuera una estructura limpia, sin contrafuertes.

En la era moderna, tres colles castelleres han intentado meterle mano al 3 de 9 net, pero sin ¨¦xito. Son los Castellers de Vilafranca, la Joves de Valls y la Colla Vella de Valls. El pique eterno entre la Joves y la Vella propici¨® una doble intentona en la diada de Santa ?rsula del a?o pasado. El toma y daca entre ambas collas alent¨®, en la tercera ronda, sendos ataques a una estructura que cobra categor¨ªa de quimera. Las tentativas terminaron en ca¨ªda. El est¨ªmulo viene de lejos. La Joves fue pionera en intentar montarlo, el a?o 2000 en Vila-rodona, pero la Vella se atrevi¨® con ¨¦l en un escenario insuperable: la final del Concurs de Castells, el mundial de la especialidad. Fue en 2016 cuando los de la camisa rosada trataron de impedir la octava victoria consecutiva de los Verds de Vilafranca y se encomendaron al 3 de 9 net. Era un intento a todo o nada. El silencio en la Tarraco Arena Pla?a era absoluto y se o¨ªan los gritos de Albert Mart¨ªnez, cap de colla. ¡°Tranquilidad¡±, clamaba, pero en la pi?a hab¨ªa de todo menos calma. Las bases del castell se montaron en un pis-pas y, con las grallas soplando a pleno pulm¨®n, el sexto piso se apuntalaba con sincron¨ªa mientras la canalla, los peque?os de la colla, se apresuraban a escalar los cuerpos de sus compa?eros. No hab¨ªa tiempo que perder porque los cimientos del castillo se empezaban a tambalear, sufriendo por el peso que soportaban hombros y cinturas. Era menester cargarlo para sumar el pu?ado de puntos que permit¨ªa adelantar a Vilafranca. ¡°Venga, tranquilos y mala leche ah¨ª¡±, vociferaba Mart¨ªnez. Solo faltaba un paso, peque?o pero arriesgado. El tembleque del castell era notorio y el acotxador y el enxaneta lo notaban en primera persona, mientras trepaban agarrados a las fajas y a las camisas. En tales circunstancias, cuando la ca¨ªda se mastica, hay que tener car¨¢cter para seguir mirando para arriba en lugar de decir ¡°hasta aqu¨ª, se?ores¡±, y pegar media vuelta. El trompazo lleg¨®, pero con ¨¦l tambi¨¦n se desencaden¨® un aplauso masivo de la plaza, del p¨²blico y de la mayor¨ªa de colles.

A la postre, fue en el Concurs de Castells de 2018 cuando lleg¨® el triunfo de la Vella, sin 3 de 9 pero gracias a una actuaci¨®n colosal. ¡°La Vella ¨¦s la Vella¡±, les gusta repetir. Con el t¨ªtulo en el bolsillo, esta temporada se afronta con la tranquilidad de los resultados logrados y con optimismo para abordar lo que el propio cap de colla califica de ¡°deberes pendientes¡±. Entre estos, un nombre propio: el 3 de 9.

¡°Es un castillo al que no le tenemos tomado el encaje, no est¨¢ muy claro c¨®mo hay que trabajarlo¡±, concede Mart¨ªnez. La observaci¨®n y an¨¢lisis de las ca¨ªdas ha permitido a la Vella constatar que el castell se quiebra, siempre, por la izquierda y se sacude hacia la derecha. ¡°Hace falta que los castellers entiendan c¨®mo se forma el tronc y de qu¨¦ manera se sienten m¨¢s c¨®modos en ¨¦l¡±, pero los ensayos, siempre fatigosos y con el tiempo y el personal limitado, han acostumbrado a pasar de puntillas sobre este castillo: ¡°lo ve¨ªamos tan lejano que no val¨ªa mucho la pena perder el tiempo en ¨¦l¡±, admite el cap de colla. Firme defensor de la teor¨ªa que apunta que ¡°antes de ir a buscar cosas nuevas tienes que tener las viejas bien asumidas¡±, Mart¨ªnez pone de relieve que no le hace perder ni un minuto de sue?o poder ser los primeros en apuntarse un 3 de 9. ¡°No me fijo en lo que hacen los otros, no me crear¨¢ ninguna tensi¨®n este tema¡±, y a?ade que las ganas de darse ¡°el gustazo de llevarlo a plaza¡± no pueden empa?ar la dificultad que entra?an otras estructuras que la colla ha logrado descargar de manera solvente. ¡°No hay que quitarle valor a los que ya hacemos, porque siguen siendo muy dif¨ªciles. A ver si ahora va a resultar que un 2 de 8 es una tonter¨ªa¡±, apunta.