Aeropuerto de Barajas, ?pasen y vean!
El aer¨®dromo organiza unas jornadas de puertas abiertas para mostrar lugares prohibidos para los viajeros
Aeropuerto de Barajas. Cualquier d¨ªa. Casi cualquier hora. Miles de personas participan en la misma coreograf¨ªa: descienden del veh¨ªculo o tren o metro que les haya acercado hasta all¨ª; caminan ¡ªla mayor¨ªa arrastran una maleta¡ª, a su paso y sin hacer nada las puertas se van abriendo. Una vez en el recinto, se alzan las miradas en busca de las pantallas que dan la informaci¨®n necesaria para continuar el camino. De ah¨ª, a la puerta de embarque o al mostrador de facturaci¨®n. La coreograf¨ªa contin¨²a. No est¨¢ ensayada, pero los movimientos de cada participante son similares a los de quien tiene al lado, aunque no le haya visto nunca ni le vuelva a ver: sacar el DNI, ense?ar la tarjeta de embarque, mirar el m¨®vil, mostrar l¨ªquidos, quitarse el cintur¨®n, volv¨¦rselo a poner, pasar los controles¡ y, ?voil¨¢!: lado aire.
En el aeropuerto Adolfo Su¨¢rez Madrid-Barajas hay un lado tierra y otro aire. As¨ª diferencian en jerga aeroportuaria las zonas anteriores a los controles de seguridad (tierra) de las ¨¢reas utilizadas por los viajeros una vez que ya los han pasado (aire), aunque todav¨ªa no hayan ascendido ni un palmo. Esta y otras curiosidades de vocabulario ¡ªcomo que las pistas no son las pistas o que las maletas no se pierden; el personal de Aena no usa el verbo perder¡ª, se pueden descubrir esta semana durante las jornadas de puertas abiertas del aeropuerto. Hasta el viernes, el lado aire y, sobre todo, partes que habitualmente no est¨¢n a la vista de los pasajeros ser¨¢n accesibles para todo el que reserve en la p¨¢gina web de Aena.
¡ª?Qu¨¦ se visita?
¡ª?La torre de control o las pistas? (una de las preguntas m¨¢s formuladas).
¡ª?No!
¡ª?Un avi¨®n o el recorrido de las maletas facturadas?
¡ª?S¨ª!
Bueno, las pistas no se pisan ¡ªpor seguridad¡ª aunque s¨ª se muestran desde un gran ventanal de la Terminal 2 (T2) al que los viajeros no tienen acceso.
Cuidado con llamar pista a cualquiera de los viales por los que circulan veh¨ªculos y aviones. Solo son pistas las calles usadas para que los aviones despeguen y aterricen. En Barajas hay cuatro (dos hacia el Norte y dos hacia el Sur, dos para alzar el vuelo y dos para regresar a tierra. La configuraci¨®n Norte es la habitual, es decir, el 80% del tiempo las naves salen direcci¨®n Norte y llegan desde el Sur, esto depende de las condiciones meteorol¨®gicas). Las pistas, junto a todas las v¨ªas de circulaci¨®n, posicionamiento, estacionamiento¡ forman la plataforma. As¨ª que cuando uno llega a un avi¨®n en autob¨²s y accede a ¨¦l por escalera, nunca est¨¢ pisando la pista, est¨¢ en otra de las calzadas.
Desde la cristalera se ven las constantes llegadas y salidas, no en vano en este aer¨®dromo operan m¨¢s de 80 compa?¨ªas, que van a (y vienen de) 219 destinos de 74 pa¨ªses, una media de 1.200 vuelos diarios. Como cualquier calle de Madrid, tiene sus horas punta y valle y ?ojo con los viernes! Quien trabaja en el aeropuerto sabe, aunque no tenga datos oficiales, que ¡°hay m¨¢s tr¨¢fico¡±, dice un empleado de una cafeter¨ªa de la T2. ¡°Se nota que es viernes, igual que se notan los viernes en la M-40¡±, a?ade su compa?ero.
Una vez situados en la pista, comienza el despegue y para volar es indispensable un avi¨®n. En uno, modelo DC9, contin¨²a el recorrido. Ya no est¨¢ en uso, pero da la posibilidad a muchos de los chavales que participan de entrar por primera vez en una aeronave. Incluso, de sentarse en el asiento del piloto, que es algo que parece que solo ocurre en las pel¨ªculas.
De camino a este avi¨®n se explican las leyes f¨ªsicas que permiten que esos p¨¢jaros tan pesados puedan volar, aunque a algunos les siga pareciendo algo m¨¢gico o terror¨ªfico. Una vez all¨ª (en las inmediaciones de la T2), se puede rodear, tocar... Las puertas de las bodegas est¨¢n abiertas, es probable que nunca se vuelva a tener tan cerca un tren de aterrizaje ni el hueco del que sale. Sin embargo, no llama la atenci¨®n, o precisamente por eso la llama m¨¢s, el agujero para ¡°echar la gasolina¡± (suministrar en combustible) es muy parecido al de los coches. El DC9, como avi¨®n, no es muy grande, algo m¨¢s de 30 metros de longitud y casi 30 metros de envergadura, pero supera en mucho a cualquier veh¨ªculo. El momento estrella de esta visita, denominada familiar, es cuando se sube al avi¨®n y se entra en la cabina, desde all¨ª, se tiene la visi¨®n del piloto ¡ªy la sensaci¨®n de estrechez¡ª, rodeado de botones, pantallas y mandos.
Un lugar para conocer
M¨¢s de 10 a?os se llevan realizando estas jornadas de puertas abiertas. El a?o pasado participaron 330 personas. Pero esta no es la ¨²nica ocasi¨®n en la que el aeropuerto de Madrid quiere superar esa idea de "no-lugar" con la que el antrop¨®logo franc¨¦s Marc Aug¨¦ denomin¨® a estos sitios de paso. Para mostrar toda la vida que se hace dentro, Barajas tambi¨¦n se abre a visitas en noviembre durante la Semana de la Ciencia y durante el curso escolar a los centros educativos que lo soliciten para ni?os a partir de seis a?os.
Existe otro modelo de recorrido ¡ªvisita t¨¦cnica; a pesar del nombre, no hay que tener ning¨²n conocimiento espec¨ªfico¡ª. Este se realiza en la Terminal 4 (T4) y tambi¨¦n tiene su momento estrella, la joya de la corona del aeropuerto: el SATE (Sistema Automatizado de Tratamiento de Equipajes). Pero antes de llegar, hay que pasar por seguridad. De la zona tierra, a la zona aire. Los participantes tienen que ir provistos de su DNI o pasaporte y no pueden llevar objetos punzantes ni l¨ªquidos, como si fueran a volar. A todos se les entrega una tarjeta identificatoria que han de llevar a la vista y que actuar¨¢ de salvoconducto para entrar en las zonas prohibidas. Nada que no tengan que hacer a diario las m¨¢s de 40.000 personas que poseen la tarjeta aeroportuaria: trabajadores de Aena, de las l¨ªneas a¨¦reas, de las tiendas, de servicios, de limpieza, de handling (manejo de equipajes)... ¡°Pasa todo el mundo por los controles [arco de seguridad y esc¨¢ner], da igual el cargo. Y si alguien entra y sale tres veces, tres veces que pasa¡±, dice uno de los vigilantes.
Una vez en la zona aire ¡ªla vetada para los pasajeros¡ª, se suceden los pasillos, largos y vac¨ªos. Son la parte de atr¨¢s de los 41.000 metros cuadrados de ¨¢rea comercial (el aeropuerto en total ¡ªplataforma, instalaciones y campos que lo rodean¡ª tiene una superficie de 35 kil¨®metros cuadrados). La parte visible es la que cualquier pasajero conoce: el bullicio, la espera, las pantallas, el duty free, cualquier superficie horizontal convertida en cama improvisada, los 35.228.466 viajeros que de enero a julio de este a?o han pasado por all¨ª o los 57.891.340 que lo hicieron en 2018. El musical y repetido ¡°din don din. Les damos la bienvenida al aeropuerto Adolfo Su¨¢rez Madrid-Barajas. Ay¨²denos a protegerle, vigile su equipaje¡±. Pero al recorrer esta zona con un gu¨ªa se repara en datos que antes pod¨ªan pasar desapercibidos como el que al menos hay dos restaurantes regentados por cocineros con estrellas Michelin; que hay servicio de personal shopper gratuito; peluquer¨ªa; guarder¨ªa¡ O que las caracter¨ªsticas columnas amarillas de la T4, que soportan la cubierta de bamb¨² por la que pasa la luz natural, no son todas amarillas, van tornando a colores fr¨ªos hacia el Norte, hasta acabar en azul. Y a c¨¢lidos hacia el Sur, hasta llegar al rojo.
?En un espacio m¨¢s o menos conocido, donde se coge el tren que comunica la T4 con su terminal sat¨¦lite (T4S), est¨¢ situada la entrada del SATE. All¨ª se provee a los visitantes de chalecos naranjas fluorescentes, obligatorios para entrar en las instalaciones donde se identifica, distribuye, clasifica, almacena y se inspecciona el equipaje. Un inmenso espacio con 135 kil¨®metros de v¨ªas que recorren las maletas de los viajeros de Barajas ¡ªen 2018 fueron 18,8 millones de equipajes de salida, unas 51.000 valijas diarias¡ª. A cada bulto, identificado desde que se factura, se le asigna una bandeja amarilla que lleva un chip que emite una se?al cada 23 segundos, por lo que est¨¢ continuamente localizado. De ah¨ª, que el personal de Aena evite la palabra ¡°perder¡±: ¡°Menos de una maleta de cada mil tienen alguna incidencia¡±. Los visitantes pueden intentar seguir una maleta al azar por el scalextric de v¨ªas interminables.
El fin del recorrido llega como el de los viajes: en la cinta de recogida de equipajes. De ah¨ª, a la zona tierra. Distinto es lo que dicen los altavoces: ¡°Les damos la bienvenida al aeropuerto Adolfo Su¨¢rez Madrid-Barajas...¡±
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