Estrategias del constitucionalismo
Urge un 'main stream' constitucionalista en Catalu?a sin fisuras. Es decir: heterogeneidad de t¨¢cticas pero consenso de m¨ªnimos fundamentales sobre principios y procedimientos

Entre los partidos del constitucionalismo en Catalu?a la lucha por ocupar sus espacios electorales por ahora merma una capacidad estrat¨¦gica que en otras circunstancias podr¨ªa generar un main stream m¨¢s all¨¢ de los tacticismos leg¨ªtimos. Esa falta de estrategia llega hasta el punto de que unos niegan el constitucionalismo de otros ¡ªfrontalidad de Ciutadans versus zigzagueos del PSC¡ª mientras que en organizaciones como Societat Civil Catalana el disenso interno, consecuencia en parte de una falta de rigor estrat¨¦gico fundacional, acusa esos roces entre partidos que paralizan una acci¨®n ciudadana en su d¨ªa capaz de movilizaciones notables, superiores a lo que se esperaba. Con sus vaivenes desconcertantes, SCC paga ahora el error de no haber logrado articular un consenso constitucionalista de m¨ªnimos por encima de los partidos.
El PSC lleva el viento en popa, mientras que Ciutadans ¡ªpor causa de una mutaci¨®n de objetivos que contradice sus propios or¨ªgenes¡ª ha cedido terreno en Catalu?a, despu¨¦s de la victoria de In¨¦s Arrimadas. El PP intenta reconstruirse a partir de unos resultados electorales negativos. Y los intentos por recrear un catalanismo constitucional hasta el momento carecen de solvencia. Ante la m¨¢xima confrontaci¨®n interna del independentismo ?es que la crisis del constitucionalismo es un indicio m¨¢s de una descomposici¨®n pol¨ªtica de Catalu?a? M¨¢s bien son dos procesos divergentes porque los t¨¦rminos de la lucha por el poder no son los mismos, ni las complicidades de un sistema medi¨¢tico dopado, ni sobre todo la actitud ante la ley. No es cualquier cosa que el independentismo haya quebrado las normas superiores mientras que el constitucionalismo defend¨ªa el estado de Derecho. El independentismo radical ha denostado a la Europa integradora, enfrent¨¢ndose a la legalidad con agresiones de kale borroka. El propio presidente de la Generalitat ha dicho que si le imponen una multa no la pagar¨¢. ?En qu¨¦ predisposici¨®n deja esta actitud a los ciudadanos partidarios de seguir en Espa?a cuando tienen que cumplir reglamentos dimanados del ejecutivo auton¨®mico?
Mientras haya ley, constitucionalistas y secesionistas han de querer convivir en una Catalu?a cohesiva y tolerante. El fracaso del independentismo es haberse saltado el reglamento a medio partido. Lo saben los pol¨ªticos independentistas que no han prescindido ¡ªal menos en privado¡ª del sentido pragm¨¢tico. Mientras tanto, se ve al constitucionalismo a merced de una marejadilla que solo puede afrontarse marcando claramente el rumbo en la carta de navegar. Por ahora y a juzgar por la ambig¨¹edad de sus respuestas, especialmente por parte de los poderes econ¨®micos, la sociedad civil catalana no ha tenido tiempo de reubicarse en la pluralidad natural, tal vez porque est¨¢ en un proceso de cambio hormonal cuyo ritmo desconocemos. Eso se palpa todos los d¨ªas pero no tiene translaci¨®n pol¨ªtica, tal vez porque antes debiera haber sido supra-pol¨ªtica.
En cuanto a encauzar un main stream constitucionalista, no es f¨¢cil porque la pol¨ªtica catalana depende l¨®gicamente de la pol¨ªtica general de Espa?a y la pol¨ªtica espa?ola est¨¢ en estos momentos mediada por la pol¨ªtica catalana. Pero eso son hechos de biolog¨ªa pol¨ªtica porque no puede neg¨¢rsele a un partido, ya sea el PSOE o el PP, que se emplace en Catalu?a teniendo en cuenta el voto de Extremadura, del mismo modo que ¡ªde modo m¨¢s desleal¡ª el nacionalismo catal¨¢n se niega a pactar en Madrid porque tiene in mente el voto en la comarca de Osona. La cuesti¨®n primaria es atenerse o no al marco constitucional. De ah¨ª la urgencia de un mainstream constitucionalista en Catalu?a, sin fisuras. Es decir: heterogeneidad de t¨¢cticas pero consenso de m¨ªnimos fundamentales sobre principios y procedimientos constitucionales.
De ser un consenso expl¨ªcito y con fortaleza, incluso para quienes consideramos inadecuada la propuesta de un tercer estatuto de autonom¨ªa, no dejar¨ªa de ser una iniciativa que, sea o no inoportuna, puede activarse en el marco constitucional. Si el independentismo ha da?ado tanto la convivencia en Catalu?a destruyendo confianza en las instituciones y entre los ciudadanos, el constitucionalismo se demuestra ofreciendo las virtudes de ese convivir seg¨²n la norma, aunque sea con diferencias de orden t¨¢ctico. Para persuadir a los ciudadanos de Catalu?a que est¨¢n desconcertados por el fiasco de la rep¨²blica independiente, el golpe de tim¨®n constitucionalista ha de encarar un horizonte de pluralidad y receptivo a los matices. En todo caso, ser¨ªa equ¨ªvoco abogar por un mainstream constitucionalista confundi¨¦ndolo con una tercera v¨ªa que conduce mirando por el retrovisor y no hacia adelante.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.