El tiempo, algo relativo en el Altaveu
El festival musical de Sant Boi distrae con el brit¨¢nico Wilko Johnson y hace muy presente el pasado con Los Trovadores de las Tres Culturas
Que el tiempo es relativo ya lo dijo Albert Einstein hace un tiempo, aunque no hace falta viajar a a?os luz para que su paso resulte desigual, causando distintas afectaciones en el sujeto que lo experimenta. Por ejemplo, el festival Altaveu lleva 31 a?os realiz¨¢ndose, una eternidad en clave de festival, notable longevidad en caso de carrera art¨ªstica y una minucia en t¨¦rminos hist¨®ricos. Estas tres escalas de tiempo se dieron cita en la primera jornada del Altaveu 2019, que la noche del pasado viernes arranc¨® en Sant Boi con actuaciones como la del brit¨¢nico Wilko Johnson, el cantautor madrile?o Javier Bergia y el grupo Los Trovadores de las Tres Culturas entre otros. Y el tiempo, eso tan relativo y a la vez biol¨®gicamente tan determinante, paut¨® este inicio en una noche que pareci¨® el quicio entre el verano y el oto?o.
En la plaza del Ayuntamiento fue Wilko Johnson la estrella de la noche, un Wilko que hace 31 a?os ya no estaba en los Dr. Feelgood que le lanzaron a la popularidad con su pub-rock de guitarra tocada sin p¨²a, con ritmo y riffs simult¨¢neos, nerviosos y de cervecero br¨ªo. Si en su ¨¦poca de gloria este rock de bareto sonaba en¨¦rgico y contagioso, despeinado y vitalmente imperfecto, ahora recordaba a una banda sonora generacional trasladada a otra d¨¦cada. Por ello Wilko, simp¨¢tico como siempre, con ese aire de Nosferatu de Canvey Island, all¨ª donde le retrat¨® espl¨¦ndidamente Julien Temple en el documental The ectasy of Wilko Johnson, son¨® con su d¨²o de apoyo algo deshilachado y qued¨® lejos de transmitir la pujanza y br¨ªo necesarios para que su oferta generase empat¨ªa m¨¢s all¨¢ de los corteses aplausos de final de canci¨®n o de la entrega de los fans irreductibles.
Algo parecido ocurri¨® con Javier Bergia en unos de los escenarios cubiertos del festival. El cantautor madrile?o, con una dilatada aunque escasamente popular carrera, transmiti¨® sensibilidad y dominio de la guitarra, que sus referentes son s¨®lidos (Calder¨®n de la Barca, Juan Alberto Arteche, Gabriel Celaya, George Harrison) y que cuenta con un fino sentido del humor que lleva a sus personajes a finales insospechados cuando para rematar un gazpacho piden comino a una vecina. Es m¨¢s, parece que su carrera ha reverdecido en la estela de los nuevos cantautores, aunque a la vez hab¨ªa algo de otra ¨¦poca en su m¨²sica, m¨¢s que nada a causa de la, por otra parte, convincente construcci¨®n de sus letras. Y sin ser un menoscabo, este marco mental de anta?o dificultaba su vinculaci¨®n con la actualidad.
Edad Media muy actual
Parad¨®jicamente fue la m¨²sica m¨¢s vieja de la noche la que pareci¨® encajar mejor la relatividad del tiempo. Los Trovadores de las Tres Culturas (Eduardo Paniagua, Wafir S. Gibril y Pedro Burruezo) parten del legado andalus¨ª e interpretaron, con sus la¨²des, flautas y mandolas, un exquisito repertorio que retrotrajo a las canciones sefard¨ªes, suf¨ªs y ¨¢rabes que articularon la m¨²sica popular espa?ola hace siglos.
Desde Santa Teresa a enamorados que en un jard¨ªn no desean el alba para que el rostro del otro no pierda su luz, cantos religiosos al Alt¨ªsimo o textos de Alfonso X El Sabio. Ritmos casi hipn¨®ticos mezcl¨¢ndose en composiciones de hoy y de la Edad Media que tuvieron un punto ¨¢lgido cuando al tr¨ªo se sum¨® Bergia para cantar una adaptaci¨®n de La Tarara de Lorca. Viajes de ida y vuelta completamente contempor¨¢neos en un festival que cerr¨® con el ¨¦xito, actual, de Enric Montefusco, en el escenario de Can Maselleras.
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