Cer¨¢micas para decorar toda una ciudad
La Universidad de Barcelona excava la f¨¢brica que produjo los elementos utilizados en las fachadas de Barcelona en el siglo XIX
Las ordenanzas municipales, de forma inopinada, no son solo restrictivas. Tambi¨¦n sirven de impulso para avance y progreso de ciudades. En Barcelona, una de 1891 permiti¨® a los propietarios ¡°adoptar para la fachada de su edificio el tipo de arquitectura que m¨¢s le plazca mientras no constituya un conjunto extravagante o rid¨ªculo¡±. Esa medida fue la que permiti¨® superar la mon¨®tona y estricta sucesi¨®n de fachadas iguales que impuso el plan de Cerd¨¤ y acoger la exuberancia de color y forma del Modernismo. Otra anterior, de 1846, permiti¨® elevar las fachadas a 100 palmos si estas se decoraban debidamente, algo que hizo que se disparase la ornamentaci¨®n a base de elementos cer¨¢micos y que los ceramistas de la ciudad vivieran una Edad de Oro. Uno de los m¨¢s destacados fue Antoni Tarr¨¦s i Bosch, due?o de un obrador en la calle Tallers desde 1841, en pleno barrio del Raval, que acab¨® produciendo material para decorar muchas de las fachadas de la Barcelona del siglo XIX, previa al Plan Cerd¨¤ que la transform¨® para siempre.
Los restos de la f¨¢brica de Tarr¨¦s, que han permanecido bajo tierra a?os, est¨¢ siendo recuperada por la Universidad de Barcelona que desde hace seis campa?as excava en este solar que, por esos destinos urban¨ªsticos, qued¨® atrapado entre los edificios de la nueva Facultad de Geograf¨ªa e Historia inaugurada en 2006. Y aqu¨ª, cada verano, desde 2014, los futuros arque¨®logos del grado de Arqueologia de la UB hacen practicas coordinados por el profesor Josep Maria Gurb y Josep Pujades, del Servei de Arqueologia de Barcelona, dirigidos por el arque¨®logo Jacinto S¨¢nchez.
Desde entonces han recuperado las diferentes estancias de este enorme taller en el que no faltan un molino movido por tracci¨®n animal ¡ªmulos o burros¡ª, para moler la materia prima, las piscinas de decantaci¨®n para obtener barro de diferentes calidades para producir balaustradas, relieves, macetas, jarrones ornamentales, pero tambi¨¦n enormes ladrillos para construir paredes y recipientes del ¨¢mbito dom¨¦stico, sean grandes recipientes para la cocina o tan ¨ªntimos como orinales. Tambi¨¦n se han podido recuperar dos enormes hornos (lleg¨® a haber tres) en los que se coc¨ªan las piezas. En esta zona del edificio, apenas iluminado por la apertura de una estrecha y peligrosa escalera que traslada casi al m¨¢s all¨¢, destaca una enorme zona abovedada realizada con ladrillos en la que se amontonaba la le?a necesaria para cocer toda la producci¨®n.
De pr¨¢cticas de arqueolog¨ªa al Cap Raval
Las excavaciones en este solar municipal situado en los Jardines Victoria de los ?ngeles de Barcelona, entre las calles Montalegre y Ramelleres y la Facultad de Geografia e Historia, son posibles gracias a un acuerdo entre Ayuntamiento y la UB firmado en 2012 y que ahora est¨¢ a punto de renovarse por un nuevo periodo.
Pero el lujo que representa tener un yacimiento real con m¨²ltiples estratos en el que los alumnos hagan sus pr¨¢cticas ha estado a punto de desaparecer cuando desde el Ayuntamiento, propietario del solar, se pens¨® que se construyera aqu¨ª el nuevo Cap Raval que ocupa el obsoleto edificio creado en los a?os por Josep Llu¨ªs Sert, Josep Torres Clav¨¦ y Joan Baptista Subirana, despu¨¦s de que la opci¨®n de la Capilla de la Misericordia acabara generando una gran pol¨¦mica al chocar con los intereses de ampliaci¨®n del Macba.
Los docentes y responsables de esta excavaci¨®n calificaron que esta opci¨®n habr¨ªa sido un ¡°aut¨¦ntico error¡±. ¡°El valor a?adido docente que representa tener un yacimiento junto a la Facultad y al taller de arqueolog¨ªa es important¨ªsimo¡±, dijeron.
En definitiva, la recuperaci¨®n de estas estructuras permite reconstruir todo el proceso de fabricaci¨®n de los productos, desde la llegada al taller de la materia prima, la arcilla, hasta que eran cocidas en el horno. Para colmo, Tarr¨¦s ten¨ªa su casa junto al taller y en la fachada del n¨²mero 45 de la calle Tallers pueden verse algunas de estas esculturas decorativas y motivos vegetales, e incluso transitar por un bello pasaje empedrado por el que los carruajes llegaban cargados de arcilla y sal¨ªan con las piezas reci¨¦n horneadas para aplicarse por edificios de toda la ciudad.
La f¨¢brica estaba situada en una zona de un alto grado de concentraci¨®n de ceramistas como lo demuestra que en 1350 el Consell de Cent prohibi¨® que todos ellos dejaran en la calle las arcillas para no molestar a los vecinos.
Del este complejo fabril si se ha perdido, bajo uno de los edificios administrativos de la Facultad, el muestrario, donde se expon¨ªan y vend¨ªan los productos directos de f¨¢brica.
Escenas con ni?os desnudos
Los trabajos de este a?o, que se presentaron ayer, se han centrado en una zona del yacimiento en el que se arrojaron piezas en desuso en el momento en el que la f¨¢brica acab¨® su producci¨®n por lo que han aparecido miles de fragmentos. Esto ha permitido ampliar el cat¨¢logo de las piezas producidas. Entre las m¨¢s destacadas, un conjunto de tiestos con escenas con ni?os desnudos que juegan, bajo un ¨¢rbol, con un nido de p¨¢jaros, baldosas con motivos decorativos, placas con letras para rotular calles o cartelas funerarias o delicadas tapaderas de cajas con formas de animales.
¡°Todav¨ªa queda mucho por excavar. Hay que continuar en estos niveles de amortizaci¨®n de la f¨¢brica cuando se desmantel¨® la casa f¨¢brica para darle otro uso, y en una zona de 25 metros cuadrados en la que todav¨ªa no se ha iniciado la excavaci¨®n¡±, comentan Gurb y S¨¢nchez, junto a alguno de los alumnos que han participado en la ¨²ltima campa?a.
Pero hay m¨¢s proyectos para esta f¨¢brica recuperada. Seg¨²n Ricardo Piqueras, decano de la Facultad, ¡°la idea es conservar estar estructuras y la zona de los hornos y darles un nuevo uso¡±. El proyecto que se est¨¢ realizando con el Institut de Paisatge Urb¨¤ de Barcelona permitir¨¢ que estos espacios vuelvan a la vida explicando c¨®mo era y funcionaba una f¨¢brica del siglo XIX como la de Tarr¨¦s pero tambi¨¦n proporcionando un nuevo espacio cultural al Raval.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.