Los ¡°sobrinos de Picasso¡± en la Bienal de Venecia de 1958
La Galer¨ªa Mayoral rememora el punto de inflexi¨®n que supuso para los creadores espa?oles la participaci¨®n en esta feria de arte
¡°Voy a hablarle de un asunto estrictamente confidencial, reservado y particular porque aun no hay nada oficial. Me refiero a la pr¨®xima Bienal de Venecia. Me han llamado en el Ministerio y les he hecho un informe de c¨®mo yo creo que se debe ir. Ya puede usted imaginarlo: pocos, pero bien avenidos¡ No soy partidario del batiburrillo tradicional hecho hasta ahora en Venecia por Espa?a. Y pienso en usted¡±, escribi¨® Luis Gonz¨¢lez Robles a Antoni T¨¤pies el 30 de enero de 1958, seis meses antes de la celebraci¨®n de la Bienal. Gonz¨¢lez era una rara avis en la dictadura franquista. Vinculado con la Direcci¨®n General de Bienes Culturales del Ministerio de Asuntos Exteriores, estaba empe?ado en dar a conocer fuera de Espa?a a los j¨®venes valores art¨ªsticos de vanguardia. Lo hab¨ªa hecho en la Bienal de Alejandr¨ªa de 1955 y en la de Sao Paulo de 1957, donde muchos de los artistas acabaron premiados, y ahora quer¨ªa repetir en la de Venecia. Y lo consigui¨®.
Los pocos y bien avenidos 19 artistas que viajaron a la ciudad de los canales era un selecto grupo encabezados por Eduardo Chillida, Rafael Canogar, Manolo Millares, Antonio Saura, Luis Feito, Modest Cuixart, Joan Josep Tharrats, Manuel Rivera y, como no, Antoni T¨¤pies. A casi todos, su participaci¨®n en el pabell¨®n espa?ol de esta Bienal les cambi¨® la vida y consiguieron, adem¨¢s de premios, poder exponer fuera de Espa?a, sobre todo en museos como el MoMA y el Guggenheim de Nueva York y la Tate Gallery de Londres.
M¨¢s de 60 a?os despu¨¦s, la Galer¨ªa Mayoral de Barcelona recuerda esta muestra con la exposici¨®n Venecia 1958 en la que ha conseguido reunir una docena de las 162 piezas que pudieron verse all¨ª, ahora en manos de importantes colecciones nacionales e internacionales. La exposici¨®n (hasta el 4 de diciembre) cierra la celebraci¨®n de los 30 a?os de esta galer¨ªa barcelonesa.
¡°Hace casi dos a?os nos propusimos realizar una relectura de lo que supuso aquel evento art¨ªstico para analizar la gran relevancia que tuvo en el reconocimiento internacional del arte espa?ol de posguerra, que tuvo lugar en un momento en el que el r¨¦gimen franquista estaba muy interesado en mostrar una imagen de modernidad¡±, explica Jordi Mayoral junto al enorme Salvatierra, pintado por Saura en 1957, situado al lado de una fotograf¨ªa en el que aparece junto a una media docena de obras suyas de la serie Damas, tal y como se vieron en Venecia. Enfrente, Hierros de temblor III, de Eduardo Chillida, envuelta del resto de sus hermanas, en una enorme foto de Giacomelli, situadas a la entrada del pabell¨®n. Antes de llegar a esta zona de la galer¨ªa ya se han podido ver tres de las t¨ªpicas arpilleras de Manolo Millares, una composici¨®n sobre tela con mallas met¨¢licas de Manuel Rivera y, sobre todo, tres impresionantes obras de un intenso color marr¨®n oscuro, casi negro, de Antoni T¨¤pies, que reciben al visitante. Una de ellas, Marr¨® negr¨®s, llegada desde la mism¨ªsima colecci¨®n Carmen Thyssen. Una de las otras dos obras del pintor mat¨¦rico, propiedad de la galer¨ªa, es la ¨²nica que se vende.
¡°Se ha hablado de la importancia del pabell¨®n republicano de Par¨ªs en 1937, donde se vio el Guernica de Picasso y obras de Mir¨® y Calder, pero la importancia de Venecia no fue menor, porque fue un momento clave para el arte espa?ol de la segunda mitad del siglo XX¡±, subraya Mayoral, que destac¨® el papel jugado por el comisario Gonz¨¢lez Robles al escoger una serie de obras y de artistas que enlazaban claramente con las tendencias art¨ªsticas que triunfaban, como el informalismo. ¡°Se consigui¨® dar una imagen de modernidad del arte espa?ol y una gran difusi¨®n de los j¨®venes artistas que hab¨ªan apostado por la abstracci¨®n y la vanguardia¡±.
La exposici¨®n permite ver recortes de prensa donde se celebr¨® el triunfo, aunque en otras se calific¨® la selecci¨®n de ¡°moda aberrante¡±. En la prensa internacional se habl¨® de ¡°sorpresa¡± y cr¨ªticos como el italiano Marco Valsecchi incluso dijo: ¡°Estos artistas son los verdaderos sobrinos de Picasso¡±.
Algunos de los artistas, al sentirse utilizados por el r¨¦gimen, decidieron no participar nunca m¨¢s en exposiciones organizadas por la dictadura. Entre ellos, T¨¤pies, que no dud¨® en decir que se hab¨ªa sentido utilizado. Gonz¨¢lez Robles se defendi¨® diciendo que su elecci¨®n no ¡°vino de arriba¡±, sino que fue por criterios est¨¦ticos.
Espl¨¦ndido cat¨¢logo de investigaci¨®n
La exposici¨®n cuenta con un magn¨ªfico cat¨¢logo que une las piezas con las im¨¢genes de 1958 y los recortes de prensa. Tambi¨¦n cuenta con la aportaci¨®n de Mar¨ªa Dolores Jim¨¦nez-Blanco que analiza los motivos, no solo art¨ªsticos, que hicieron que el pabell¨®n se convirtiera en un hito del arte espa?ol. Por su parte, Vicen? Altai¨® entrevista a Pere Portabella amigo de muchos de estos artistas y que deja claro que arte y pol¨ªtica van juntos. En la presentaci¨®n, Altai¨® no dud¨® a calificar la labor de la galer¨ªa de ¡°digna de museo y de la Academia¡±.
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