La historia de una plaza en disputa
Una plaza madrile?a usada como patio de recreo de un colegio se ha convertido en territorio conflictivo: los vecinos quieren cerrarla; ni?os y padres defienden su derecho al juego
El patio del colegio San Crist¨®bal es particular. Los ni?os salen al recreo a una plaza contigua a la calle Bravo Murillo, a la altura del metro Canal, porque no tienen otro espacio dentro del colegio. El peque?o patio con el que cuentan lo utilizan los ni?os de infantil. Los alumnos de primaria, (alrededor de 300 ni?os) se reparten entre dicha plaza y un patio entre bloques adyacente. Ambos se ubican en la Mancomunidad San Crist¨®bal, 747 viviendas que conforman una colonia de titularidad privada pero de uso p¨²blico. Durante el recreo, varios profesores vigilan a los alumnos mientras cualquier transe¨²nte puede entrar al patio por las dos puertas de la valla que separa la plaza de la calle. Ha sido as¨ª desde 1955, cuando se construy¨® el colegio.
Desde 2001, existe un convenio entre la Mancomunidad y el colegio para ceder los dos espacios durante esas horas. La Consejer¨ªa de Educaci¨®n de la Comunidad de Madrid no ha planteado ninguna alternativa y alegan que no hay otro espacio cercano que se pueda habilitar para el recreo. Sin embargo, las continuas quejas de los vecinos de San Crist¨®bal han llevado al conflicto entre padres, vecinos y la junta rectora de la colonia.
El 2 de julio, en una junta de vecinos extraordinaria, 133 propietarios votaron a favor de derogar el acuerdo de cesi¨®n en el curso 2019/2020, seg¨²n el acta. El pasado septiembre, al comienzo del curso escolar, los guardias de seguridad de la colonia avisaron al director del colegio pero, al no tener otro lugar, los ni?os han seguido saliendo a la plaza.?
Sin embargo, la disputa por la plaza y su uso pas¨® a mayores la semana pasada: el jueves y el viernes los accesos por Bravo Murillo fueron cerrados con candado desde 16.15 por orden de la presidenta de la junta de vecinos. Los tres accesos a la colonia (adem¨¢s de Bravo Murillo, hay otro por la calle de Cea Berm¨²dez y otro por Magallanes) est¨¢n abiertos durante el d¨ªa, de 8.30 a 21.30, pero la junta decidi¨® cerrar las puertas debido a la convocatoria de varios padres para pintar carteles de cara a la manifestaci¨®n contra el cambio clim¨¢tico del viernes 27.
La junta explic¨® que no quer¨ªan que se juntara demasiada gente y se hiciera ruido, lo que provoc¨® discusiones entre padres y vecinos.
¡°Es intencionado¡±, declara Luis de la Cruz, vicepresidente de la Asociaci¨®n de Madres y Padres del colegio. Este mi¨¦rcoles, cuenta de la Cruz, los jardineros de la colonia (contratados por la junta rectora vecinal) baldearon con agua los soportales por los que padres y ni?os van al colegio por las ma?anas. ¡°Tambi¨¦n mojan los bancos de la plaza cuando los ni?os salen por la tarde para evitar que nos quedemos para que jueguen¡±, se queja.
Estos bloques de viviendas, que ocupan una superficie de tres hect¨¢reas y tienen tambi¨¦n una iglesia propia, fueron construidos durante el franquismo para los funcionarios del Parque M¨®vil del Estado, encargado de la gesti¨®n de los autom¨®viles de la Administraci¨®n General del Estado. En los a?os setenta, los antiguos trabajadores que viv¨ªan ah¨ª compraron sus viviendas a un bajo precio.
¡°La convivencia aqu¨ª siempre ha sido especial¡±, explica la due?a de la tienda de alimentaci¨®n que hay dentro de la plaza desde hace 29 a?os. ¡°Es mi negocio, no me pueden cerrar el acceso de Bravo Murillo porque me quedo sin clientes¡±, contin¨²a. Las dos tiendas que hay en la plaza (una de alimentaci¨®n y otra de electrodom¨¦sticos) est¨¢n en contra del cierre del acceso de Bravo Murillo y del cese del acuerdo por el que los ni?os usan la plaza. Laura (nombre ficticio), propietaria de una vivienda desde 2007 y en el AMPA del colegio desde hace un a?o, ha presentado una queja en Alser, la compa?¨ªa de administraci¨®n de fincas encargada de San Crist¨®bal, sin obtener respuesta. ¡°La situaci¨®n ahora es tensa. Hay vecinos que han nacido aqu¨ª, han salido a la plaza en el recreo, y ahora quieren que mi hijo no pueda usarlo¡±, lamenta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.