Esta calle es m¨ªa
El Ayuntamiento de Madrid desconoce cu¨¢ntas v¨ªas en la ciudad son privadas y restringen el paso
La guerra comenz¨® como casi todas: por un pedazo de tierra. Desde hace casi dos d¨¦cadas, los vecinos del n¨²mero 18 de la calle Luis de Hoyos Sainz, en el distrito de Moratalaz, batallan en los juzgados con la Administraci¨®n para reconquistar su calle. Un d¨ªa de 2006, de buenas a primeras, se encontraron con una barrera, un vigilante armado y c¨¢maras de seguridad. Aquello parec¨ªa una frontera infranqueable entre su casa y su calle. Y, realmente lo era, porque la levantaron sus vecinos de la supracomunidad Hogar y Familia para hacer un aparcamiento privado de 3.600 metros cuadrados con capacidad para m¨¢s de cien coches que ellos no pod¨ªan utilizar. ¡°Los pisos que se vend¨ªan en la colonia, lo hac¨ªan con el reclamo de un parking gratuito en zona privada¡±, cuenta un vecino. Un cartel presum¨ªa de ¡°vigilancia 24 horas¡±.
En 2008, consiguieron que la Justicia les diera la raz¨®n: ¡°El Ayuntamiento de Madrid debe constatar, registrar y recuperar la calle en el supuesto de que venga siendo objeto de uso privado¡±, dictamin¨® la sentencia. Aunque todo se remonta a principios de los noventa, cuando la supracomunidad decidi¨® levantar un murete con postes met¨¢licos y una cadena que cerraba el paso al resto y cuya construcci¨®n autoriz¨® el propio Ayuntamiento en 1991.
Desde entonces, la tensi¨®n propia del Lejano Oeste se ha masticado en la calle y en las salas de los juzgados en las que han vivido un largo periplo. ¡°Llegaron a rayarme el coche y a pincharme las ruedas¡±, cuenta un vecino que ha seguido la batalla judicial muy de cerca y que prefiere no dar su nombre por temor a represalias, como el resto. ¡°Nos amenazaban para que no meti¨¦ramos el coche en nuestra calle¡±, cuenta su mujer. Otro vecino no se lo pens¨®, cogi¨® una cizalla y cort¨® la verja anclada al murete. Hasta hicieron varias sentadas con carteles en los que se acordaban del muro de Berl¨ªn: ¡°Si cay¨® ese, c¨®mo pudieron levantar este¡±, ironizan. Pero se cansaron de hacerlas, porque la polic¨ªa les echaba cada vez que peleaban por su calle.
En junio del a?o pasado, una vez el Ayuntamiento de Madrid inscribi¨® el terreno en el Registro de la Propiedad, los vecinos consiguieron que la Junta Municipal de Distrito retirara la barrera. Pero m¨¢s de dos d¨¦cadas despu¨¦s, a¨²n no han resuelto todos los problemas: los servicios de limpieza no entran en la calle y a¨²n no han quitado el resto del murete que recuerda la frontera. ¡°Una vez no pudo entrar la ambulancia a atender una emergencia, porque no quisieron levantar la barrera¡±, recuerda indignado otro vecino que tambi¨¦n reh¨²sa dar su nombre.
Este conflicto, cuenta el Ayuntamiento, es ¡°paradigm¨¢tico¡± y ha tenido a los vecinos sin relacionarse durante a?os. El Consistorio explica que el plan de ordenaci¨®n no determina la titularidad ¡ªp¨²blica o privada¡ª de las zonas interbloques sobre los que la colonia ha expandido sus tent¨¢culos; algo que obliga a cualquier investigaci¨®n a hacerse ad hoc en funci¨®n de cada demanda. La sentencia, sin embargo, aclara que, ¡°aunque no consta ning¨²n acto expreso de cesi¨®n por parte de la colonia al Ayuntamiento, los propietarios de los solares est¨¢n obligados a ceder los terrenos¡±. La juez, en todo caso, desestim¨® los argumentos de la supracomunidad Hogar y Familia al Consistorio por apropiarse de su calle ilegalmente.
La colonia tambi¨¦n cerr¨® dos accesos a otra calle que da paso al espacio interbloque: Pico de los Artilleros. Ambos contin¨²an con una barrera, seguridad privada y videovigilancia. Y dentro hay un supermercado al que los clientes, a no ser que sean vecinos de la colonia, no pueden acercarse en coche para guardar las bolsas. Un guarda pregunta enseguida y comprueba la matr¨ªcula para pillar a los mentirosos: ¡°La mayor¨ªa de la gente ya no va a comprar a ¨¦l, porque nadie quiere cargar con las bolsas 200 metros para poder guardarlas en el coche¡±, comenta otro vecino.
Un limbo
Este peri¨®dico realiz¨® una petici¨®n p¨²blica de informaci¨®n el pasado 24 de marzo, tanto al Consistorio como al Ministerio de Hacienda, de donde dependen el Registro de la Propiedad y la Direcci¨®n General del Catastro. El gobierno municipal estaba entonces capitaneado por Manuela Carmena y reconoci¨® que ¡°no obra en poder del Ayuntamiento¡± la relaci¨®n de ¡°calles privadas¡± que restringen el acceso p¨²blico. Tampoco saben qui¨¦nes se encargan de su limpieza y mantenimiento. Ni tan siquiera si realmente les pertenecen.
Hacienda remiti¨® al propio Consistorio, en el que fuentes del ?rea de Desarrollo Urbano Sostenible, ahora controlada por Ciudadanos, comentan que los conflictos sobre la propiedad de las calles son amplios en la ciudad. El nuevo Ayuntamiento de Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida se ve ¡°con frecuencia¡± en medio de alguna guerra por una calle. Y todo porque, explican, en Madrid existen suelos que carecen de documentaci¨®n que acredite si han sido transmitidos al Consistorio: ¡°En algunos casos es consciente y, en otros, no¡±, zanjan desde del equipo que dirige el concejal Mariano de Fuentes. Ese limbo abre la caja de Pandora entre los vecinos de la ciudad. Aqu¨ª, en Moratalaz, saben que la calle es de todos.
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