Estopa: 20 a?os y a¨²n sobrados de aliento
Los hermanos de Cornell¨¢ regresan tras un largo par¨¦ntesis para poner al d¨ªa sus cl¨¢sicos y estrenar las canciones de su inminente ¡®Fuego¡¯
Cr¨¦anselo, cre¨¢nselo. Por inveros¨ªmil que pudiera parecer, resulta que nos disponemos a celebrar el vig¨¦simo aniversario, s¨ª, de ¡®La raja de tu falda¡¯. Confirmado y avalado por la ciencia matem¨¢tica, la hemeroteca y los historiadores de la m¨²sica popular. Claro que ustedes lo recuerdan con nitidez, porque el tanguero cl¨¢sico ya aval¨® que veinte a?os no es nada, pero muchos sintieron este mi¨¦rcoles en La Riviera un escalofr¨ªo y un ¡®nosequ¨¦¡¯ en la boca del est¨®mago cuando los propios hermanos Mu?oz explicitaron la cuenta. Sobre todo porque Jos¨¦ y David se conservan como si tal cosa, m¨¢s all¨¢ de alguna cana rebelde, pero en dos semanas ponen en circulaci¨®n un nuevo disco, ¡®Fuego¡¯. Y, vu¨¦lvanselo a creer, ya van nueve.
Ser¨¢ que la rumba ralentiza el envejecimiento celular casi tanto como el buen humor, y los de Cornell¨¢ andan bien servidos de ambos factores. Alguna explicaci¨®n tendremos que encontrarle a esa frescura, a un desparpajo que no languidece con la edad, a esa qu¨ªmica contagiosa en un mundo, el de la m¨²sica popular, en el que los hermanos acostumbran a arrancarse los ojos. Estos dos, no. Adem¨¢s de convertirse en complementarios e imprescindibles en lo musical, ayer refrendaron esa sensaci¨®n creciente de que podr¨ªan integrar un valioso d¨²o de monologuistas.
Son tan espont¨¢neos los Estopa que, tras finalizar los dos temas inaugurales (¡®Tu calorro¡¯ y ¡®Vino tinto¡¯: nueve de cada diez se sab¨ªan hasta la ¨²ltima s¨ªlaba), admitieron lo evidente: despu¨¦s de un a?o largo enclaustrados con la escritura y lejos de la escena, andaban todav¨ªa un poco agarrotados. Se les pas¨® pronto, claro. Menudos son. Y oficiaron una nueva ceremonia de la concordia, porque, en estos a?os de colmillos revirados y enfadicas digitales, ellos son de los que a¨²n prefieren tender puentes. ¡°Cuando una canci¨®n le hace gracia a la pe?a, nos gusta tener esa empat¨ªa con todos ustedes¡±, se explay¨® David, el mayor. Y que viva, por una vez, esa cosa cada vez m¨¢s ex¨®tica del entendimiento.
La ecuanimidad no solo est¨¢ en vigor entre la pista y las tablas, sino que define la fraternal relaci¨®n de fuerzas. Jos¨¦, el benjam¨ªn y habitual segunda voz, se hace grande cuando asume todo el peso y la voz cantante en ¡®Ya no me acuerdo¡¯. En cuanto al repertorio de punta en blanco, ¡®Fuego¡¯ es una rumbita pegadiza, directa e instant¨¢nea, mientras que ¡®Atrapado¡¯ se beneficia de un aire m¨¢s contempor¨¢neo. M¨¢s dudas despierta ¡®?ltimo remol¨®n¡¯, que pareci¨® una balada roma y bastante rutinaria.
La munici¨®n, en cualquier caso, ya da a estas alturas para muchos minutos de disparos precisos y arrolladores. ¡®Fuente de energ¨ªa¡¯, ¡®Cacho a cacho¡¯ o ¡®Pastillas de freno¡¯ recurren a la f¨®rmula del aceler¨®n s¨²bito, y en el ¨²ltimo caso aprovecharon el patrocinio de una compa?¨ªa m¨®vil para materializar (con ¨¦xito) un d¨²o a distancia y en tiempo real con Beret. Todo bien, cuatro lustros despu¨¦s, por los territorios soleados de Estopa, rar¨ªsimo ejemplo de banda que parece gustar a rojos, morados, naranjas o azules. Candidatos de una lista de integraci¨®n a los que pijos, jipis, centralistas y perif¨¦ricos, ni?os monos y maduritos de buen ver se sobrepondr¨ªan a la tentaci¨®n de abstenerse.
¡°Esta canci¨®n no envejece: madura. Nunca pensamos que la gente se la iba a tomar tan a pecho. Veo en vuestros ojos algo m¨¢s que pachangueo¡±, se carcaje¨® David tras constatar la enajenaci¨®n colectiva que siguen provocando las faldas con estrat¨¦gica apertura. Ya lo ven: 20 a?os despu¨¦s y en contra de su c¨¦lebre estribillo, a los hermanos m¨¢s rumbosos del sur de Europa les sigue sobrando el aliento.
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