El Liceo se pone sus mejores galas para saludar el 20 aniversario de su reapertura
El teatro de La Rambla recupera la fachada de 1874 y exhibe las vidreras del C¨ªrculo de la calle de Sant Pau
Entre gris pardo con la marqueter¨ªa desgastada por el paso del tiempo y evidentes grietas en sus paredes. As¨ª se qued¨® la fachada del Liceo de Barcelona tras el incendio que destruy¨® su alma en 1994. Las llamas no llegaron a su cara, que ya acusaba el paso del tiempo. No se hab¨ªa restaurado desde 1918, cuando, precisamente, la intervenci¨®n que se hizo tap¨® buena parte de su aspecto original. Ahora, para celebrar el 20 aniversario de la reapertura del Liceo tras aquel terrible fuego, el teatro muestra un nuevo rostro, rejuvenecido. Una rehabilitaci¨®n que ha incluido un tesoro oculto durante m¨¢s de 80 a?os, los vitrales que ilustran una de las grandes obras de Wagner en el vest¨ªbulo del C¨ªrculo del Liceo y que ahora se podr¨¢n ver ¨Caunque invertidas¨C desde la calle de Sant Pau. Si dentro del teatro hoy reinar¨¢ la tecnolog¨ªa de una Turandot con gafas de realidad virtual, su aspecto exterior ser¨¢ sobrio y cl¨¢sico.
"La mejor restauraci¨®n es la que apenas se nota", explicaba esta tarde el arquitecto Xavier Fabr¨¦, que ha llevado a cabo la intervenci¨®n. El Liceo ten¨ªa pendiente la restauraci¨®n de la fachada desde hace a?os y se hab¨ªa dejado de lado hasta recuperar una mejor salud financiera. Finalmente, esta pasada primavera se iniciaron los trabajos que han supuesto una inversi¨®n de cerca de 800.000 euros, sufragados en parte por el Consorcio de las administraciones que lo gestionan y por lo recaudado por el teatro que ha organizado diferentes actos sociales -especialmente cenas- para recaudar fondos. El teatro parece haber descartado ya por completo la intervenci¨®n que ide¨® el artista Frederic Amat, seg¨²n fuentes del Liceo, y que tampoco tuvo el pl¨¢cet del consistorio.
La que esta noche se inaugura de forma oficial es la cuarta fachada del teatro: "Se inaugur¨® con cierta precipitaci¨®n en 1847 y su fachada era una superficie de terracota. El incendio de 1861 la da?¨® y no se volvi¨® a intervenir en ella hasta 1874 cuando el arquitecto del teatro, Oriol Mestres, la rehizo con estucos imitando la piedra de Montju?c", ha explicado Fabr¨¦, que tambi¨¦n ha intervenido en la recuperaci¨®n de otras obras patrimoniales, como algunos de los pabellones del recinto hist¨®rico de Sant Pau. El Liceo se hizo a impulso de la burgues?a catalana que tampoco dispon¨ªa de grandes sumas de dinero para invertirlas en una gran fachada de un teatro que, por otra parte, no dejaba de ser un edificio en medio de la ya abigarrada Rambla y carente de una gran avenida o plaza que le diera especial visibilidad.
En 1918 se volvi¨® a reformar con un resultado m¨¢s bien mediocre, en opini¨®n de Fabr¨¦: "Se modificaron las l¨ªneas del estuco, tambi¨¦n las columnas y se pint¨® con colores crema y pastel poco adecuados. Ahora, lo que se ha hecho ha sido repicar esa ¨²ltima reforma para recuperar el aspecto que ten¨ªa en 1874. Hemos devuelto el estuco original imitando la piedra de Montju?c y tambi¨¦n el color", ha a?adido.Tambi¨¦n se ha eliminado la marqueter¨ªa de ventanas y balcones y se ha uniformado en un tono verde. La gran novedad de la intervenci¨®n es la iluminaci¨®n. En seg¨²n que ocasiones y celebraciones, la fachada del Liceo tendr¨¢ diferentes colores por el efecto de las luces led.
La rehabilitaci¨®n ha incluido tambi¨¦n el lado del teatro de la calle de Sant Pau que carec¨ªa de elementos que definieran su arquitectura. Aunque la gran novedad son los vitrales del C¨ªrculo del Liceo que dan a esa calle y que desde 1930 estaban tapiados por porticones de madera. Solo se pod¨ªan contemplar por los miembros del C¨ªrculo que escogieron la obra wagneriana, tan acorde con el esp¨ªritu y gustos oper¨ªsticos de la ¨¦poca en Barcelona, del Anillo del Nibelungo para plasmarlas en cuatro grandes vitrales que fueron realizados por Oleguer Junyent en 1903 y 1904. Las cuatro escenas, el robo del oro del Ring, el castigo de la hero¨ªna Brunilda, el nacimiento de Siegfried y su muerte, han recobrado vida por fuera, porque no se ve¨ªan, pero tambi¨¦n por dentro: "Entre el efecto de las calefacciones de carb¨®n del siglo pasado y el humo de los cigarros de los socios del C¨ªrculo, Brunilda parec¨ªa que ten¨ªa hasta barba", ha ironizado Fabr¨¦? para resumir que los cristales estaban muy deteriorados y, sobre todo, sucios.
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