Lo que nos jugamos con la jugada de S¨¢nchez
Si el PSOE depende del PP o de Ciudadanos para gobernar, las reformas que espera el electorado progresista no podr¨¢n aplicarse
Cuando falta menos de un mes para que se celebren las nuevas elecciones legislativas, la inquietud se ha instalado en Ferraz sobre los posibles resultados. Las ¨²ltimas encuestas se?alan una serie de tendencias preocupantes para Pedro S¨¢nchez. Cuando decidi¨® ir a elecciones la perspectiva era que pod¨ªan ganar por lo menos 10 diputados y, con un poco de suerte, algunos m¨¢s. No contaban con que los dem¨¢s actores no iban a quedarse quietos y Pablo Casado ha protagonizado un espectacular giro al centro que le est¨¢ dando resultados. Del mismo modo que las elecciones andaluzas influyeron en las siguientes generales movilizando al electorado progresista al hacer veros¨ªmil una alianza de las derechas, los catastr¨®ficos efectos que tuvo la dispersi¨®n del voto entre PP, Ciudadanos y Vox van a influir ahora en electorado de la derecha. Con la repetici¨®n electoral S¨¢nchez les ha regalado la oportunidad de rectificar y concentrar el voto.
La tendencia que dibujan las encuestas es que el PP sigue en ascenso mientras que el PSOE va perdiendo la ventaja que ten¨ªa cuando se convocaron las elecciones. Falta todav¨ªa mucho para que se abran las urnas, y dada la volatilidad que caracteriza estos tiempos, nada es seguro. Pero de momento el PSOE tiene motivos para estar inquieto. El batacazo que pronostican para Ciudadanos puede dejar a S¨¢nchez sin el aliado deseado si Rivera no obtiene suficientes diputados para completar una mayor¨ªa de gobierno. S¨¢nchez quedar¨ªa en manos del PP. Se plantear¨ªan entonces tres posibilidades: un Gobierno de gran coalici¨®n PP-PSOE, poco probable; un pacto de legislatura o un simple apoyo puntual que permita la investidura. El muy oportuno encuentro entre Felipe Gonz¨¢lez y Mariano Rajoy ha puesto esta posibilidad sobre el tablero pol¨ªtico. Pero eso tendr¨ªa consecuencias. Para el PSOE y para el pa¨ªs.
La jugada de S¨¢nchez pretend¨ªa un reforzamiento del PSOE como partido hegem¨®nico de la izquierda y, como consecuencia, tambi¨¦n del bipartidismo. Si con esta operaci¨®n los dos partidos del establishment se sacan de encima a los de la nueva pol¨ªtica, la convocatoria electoral quedar¨¢ a sus ojos m¨¢s que justificada. Pero adem¨¢s de riesgos electorales, la estrategia de S¨¢nchez puede tener costes a largo plazo. Uno de los problemas que ten¨ªa el PSOE, y que le llevaron a un declive electoral sin precedentes, era precisamente el de ser percibido como un partido del stato quo. El proceso de actualizaci¨®n del ideario emprendido por Alfredo P¨¦rez Rubalcaba hab¨ªa alumbrado excelentes textos program¨¢ticos pero, como lamentaba uno de los dirigentes que m¨¢s hab¨ªa contribuido, resultaba muy frustrante el poco efecto que se lograba: el PSOE no ten¨ªa credibilidad. Se hab¨ªa instalado la idea de que no hac¨ªa lo que hac¨ªa y que una vez instalado en el Gobierno, el programa no contaba.
En su azarosa lucha por hacerse con el control del partido, S¨¢nchez hab¨ªa logrado algo muy importante: volver a tener credibilidad como partido de izquierdas. En realidad, hab¨ªa adoptado esa estrategia como respuesta a la amenaza que representaba el s¨²bito ascenso de Podemos. El sorpasso era una posibilidad y la respuesta de S¨¢nchez fue un giro a la izquierda que las bases apoyaron con entusiasmo. Las mismas bases que la noche de la victoria electoral del 28 de abril le gritaban ¡°con Rivera no¡±.
Las carambolas de la pol¨ªtica hicieron que en la moci¨®n de censura contra Rajoy las dem¨¢s fuerzas progresistas le regalaran la investidura sin contrapartidas. En el a?o que ha gobernado, S¨¢nchez ha podido hacer gestos y mostrar pol¨ªticas destinadas a reforzar el perfil del PSOE como partido de izquierdas capaz de resucitar y renovar el ideario socialdem¨®crata. El nombramiento de Teresa Ribera como titular del nuevo ministerio de Transici¨®n Ecol¨®gica era una potente se?al. La ministra no defraud¨® a quienes desde el ecologismo hab¨ªan saludado su nombramiento. Otros gestos, como la exhumaci¨®n de Franco, la subida del salario m¨ªnimo o la ley de la eutanasia enviaban se?ales en la misma direcci¨®n.
Todo eso es lo que ahora est¨¢ en juego. ?En qu¨¦ quedar¨¢ todo ese programa si despu¨¦s de las elecciones depende de Ciudadanos o del PP? Dos asuntos ser¨¢n la prueba del algod¨®n de la credibilidad del viraje a la izquierda: embridar una transici¨®n energ¨¦tica capaz de imponerse sobre intereses econ¨®micos muy poderosos y consolidados, y revertir la catastr¨®fica reforma laboral del PP, que lejos de acabar con la dualidad del mercado de trabajo, ha propiciado niveles de precariedad insoportables. La credibilidad del PSOE como partido de izquierdas vuelve a estar en juego y con ella la esperanza de la Espa?a progresista de que puedan hacerse reformas de calado para asegurar el Estado de Bienestar y garantizar una mayor justicia social. Si vuelve a defraudar, tal vez no tenga una nueva oportunidad.
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