Don Jes¨²s, un p¨¢rroco de masas en el municipio m¨¢s rico de Espa?a
En tiempos de descreimiento, una iglesia de Pozuelo de Alarc¨®n mantiene una salud extraordinaria y su sacerdote es una figura venerada que mueve a la comunidad
Cada misa de domingo Don Jes¨²s Higueras se abre paso entre una multitud para llegar al altar, como los curas de hace un siglo. Primero, cuando sale de la sacrist¨ªa con los monaguillos, se cuida de no pisar a los ni?os que juegan en una peque?a antesala que sirve de guarder¨ªa; luego en un vest¨ªbulo atestado, los parroquianos hacen un pasillo para que entre en la nave principal donde le esperan en silencio solemne cientos de personas, j¨®venes y mayores, muchos de pie, en huecos que han encontrado como buenamente han podido porque 20 minutos antes ya no hab¨ªa sitio en los bancos.?
Fuera del templo, han quedado en un atrio unas 200 personas que siguen la ceremonia por el sistema de megafon¨ªa con la concentraci¨®n de quien escucha un audiolibro, sin distraerse por los correteos de alg¨²n ni?o que juega con un pat¨ªn. Muchas son familias numerosas con tres, cuatro o m¨¢s peque?os. Mientras Higueras conduce la misa, cuatro sacerdotes atienden a los pecadores en confesionarios con peque?as luces de sem¨¢foro en la puerta y cuando llega el momento de la comuni¨®n, 14 asistentes le ayudan para que no se forme una cola eterna.[Fotogaler¨ªa: Las misas del cura que congrega multitudes en Pozuelo]
En tiempos de crisis de fe, Higueras es uno de los pocos p¨¢rrocos de masa que quedan en Madrid. Este madrile?o menudo de 55 a?os est¨¢ desde hace 24 al frente de la parroquia de Santa Mar¨ªa de Can¨¢, en el adinerado municipio de Pozuelo de Alarc¨®n (86.172 habitantes), que colinda con la capital por el oeste. Se trata quiz¨¢s de la iglesia de Madrid que m¨¢s comuniones reparte ¨Ccompran 40.000 formas al mes- aunque la archidi¨®cesis no lo puede confirmar porque no hace estudios de asistencia a los templos.
Los domingos celebra seis misas y todas se llenan. En los bancos caben 700 personas sentadas, pero a las m¨¢s concurridas asiste el doble. Hasta 1.800 personas suelen asistir a la m¨¢s popular, la de las 13.30 horas. Don Jes¨²s calcula esa cifra por el n¨²mero de comuniones que dan. A veces no tienen suficientes hostias y solo llegan a repartirlas por los pelos. ¡°Alg¨²n d¨ªa hemos tenido que partir de urgencia las que ya ten¨ªamos¡±, dice Higueras.
Alguna otra iglesia de Madrid tambi¨¦n se llena, gracias a los turistas en el centro, o a los mayores en el barrio adinerado de Salamanca. Pero en Can¨¢ muchos fieles est¨¢n convencidos de ser una parroquia de r¨¦cord. ¡°Esta es la mejor de Madrid¡±, dice Ignacio Masoliver, un adolescente de Aravaca. ¡°No s¨¦ explicar qu¨¦ tiene pero a la gente le encanta¡±.
Can¨¢ es una parroquia erigida en territorio amigo. Aqu¨ª, en la ciudad m¨¢s rica de Espa?a, siempre ha arrasado la derecha, el grupo ideol¨®gico que seg¨²n las encuestas del CIS, se aferra a la tradici¨®n de la misa dominical. Pero si le preguntas a los fieles, el secreto del ¨¦xito de Can¨¢ es ¡°don Jes¨²s¡±, a quien describen como un hombre entregado a su comunidad.
¡°Yo creo que el d¨ªa de ma?ana le har¨¢n obispo, lo que pasa es que el arzobispo sabe que aqu¨ª hace un trabajo impresionante¡±, dice Reyes Hern¨¢ndez, de 57 a?os, directora de la Fundaci¨®n Can¨¢, creada por Higueras para ayudar a j¨®venes con discapacidad.
Higueras no ha necesitado recurrir a excentricidades de telepredicador para llenar su iglesia. En sus homil¨ªas no hay soflamas ni sobresaltos. Su audiencia le sigue sin perder el hilo. La escena parece un retorno a los tiempos menos individualistas en que no exist¨ªa el m¨®vil porque nadie, ni los j¨®venes, parece acordarse de que existe durante los m¨¢s de treinta minutos de servicio. ¡°Es un crack¡±, dice la parroquiana Carmen V¨¢zquez. ¡°El d¨ªa que se lo lleven Pozuelo se deprime¡±.
¡°Soy un tipo normal¡±, zanja ¨¦l en uno de sus pocos ratos libres, sentado en su despacho, quiz¨¢s algo inc¨®modo con tantos halagos de unos feligreses que le adoran. Ya no hay misa, pero esta iglesia no para. La planta baja es una especie de escuela donde cientos de personas participan en talleres, desde inform¨¢tica para personas con discapacidad hasta una ITV para matrimonios. ?l y otros cinco religiosos tienen en este nivel sus peque?os apartamentos.
En opini¨®n del p¨¢rroco no hay una formula de ¨¦xito que otras iglesias puedan copiar de Can¨¢ m¨¢s all¨¢ de que abran sus puertas m¨¢s tiempo para recuperar a los fieles, algo que ha pedido el Papa Francisco. Can¨¢ abre de 7:00 a 21.30 horas, y a muchas horas bulle de gente que entra y sale para participar en las actividades o para hablar con Don Jes¨²s. ¡°Dedico ocho horas al d¨ªa a escuchar a las personas, me cuentan sus disgustos, su vida¡±.
Su iglesia naci¨® en 1995 como un barrac¨®n. Le destin¨® a Pozuelo el entonces arzobispo Antonio Mar¨ªa Rouco Varela para que se ocupara de un nuevo barrio que estaba naciendo en torno a la Avenida de Europa, una arteria flanqueada de pisos amplios para familias con alto poder adquisitivo.
?l ven¨ªa de tres a?os en Colmenarejo, en la sierra, y antes cuatro en Canillejas, un barrio humilde del este de Madrid, muy azotado por la droga en los 80. All¨ª atendi¨® bastantes funerales por sobredosis o ajustes de cuenta, pero ¨¦l no ve grandes diferencias con su parroquia actual. ¡°Todos los problemas son parecidos en el sentido de que nacen del coraz¨®n del hombre, la codicia, el af¨¢n de protagonismo, la tristeza, la soledad¡±.
Cuentan los parroquianos m¨¢s veteranos que desde el primer d¨ªa el barrac¨®n se qued¨® peque?o. ¡°Es como un misterio por qu¨¦ ven¨ªa tanta gente. Se asomaban y se quedaban¡±, recuerda Manuela de Mena. Higueras comenz¨® una colecta de fondos y en tres a?os recaudaron 300 millones de pesetas (1,8 millones de euros). Le encarg¨® el proyecto a su t¨ªo, el arquitecto Fernando Higueras, que dise?¨® un templo de ladrillo con formas modernas que le han valido una menci¨®n en la revista estadounidense Architectural Digest. Tiene una torre de 37 metros, que sobresale por encima de los chal¨¦s y pisos bajos del municipio. Desde que fue inaugurada en 1999, muchos la conocen como ¡°la catedral de Pozuelo¡±.
Como siempre han tenido problemas de espacio, Higueras dice que comenz¨® en el a?o 2000 a hacer lobby al Ayuntamiento para que le cediera una parcela de 1.000 metros cuadrados, algo que consigui¨® finalmente este a?o y que ha sido criticado como un trato de favor por PSOE y Somos Pozuelo, partidos de la oposici¨®n a la alcaldesa Susana P¨¦rez Quislant (PP). El acuerdo, aprobado en pleno el 26 de septiembre con los votos de PP, Cs y Vox, supone una cesi¨®n en propiedad. Higueras dice que las dedicar¨¢ a la obra social de su centro, en especial la que lleva a cabo la Fundaci¨®n Can¨¢, dirigida a personas con discapacidad. El concejal de Somos Pozuelo, Unai Sanz, critica que a otras fundaciones que han solicitado cesiones de suelos no se les ha atendido, incluso trat¨¢ndos de cesiones temporales a cambio de un canon. ¡°El terreno va a pasar a formar parte del patrimonio de la Iglesia, y dejar¨¢ de ser p¨²blico. Es un regalo¡±, lamenta.
Uno de los eventos estrella en Can¨¢ son las ¡°velas¡± de los jueves, una hora de meditaci¨®n de 21.30 a 22.30 horas que son especialmente populares entre los j¨®venes. En la penumbra, Higueras dirige la ceremonia, improvisando reflexiones sobre el d¨ªa a d¨ªa de un cristiano. Al fondo del templo decenas de j¨®venes con sus mochilas, escuchan atentos, sentados sobre el suelo. Es su rutina al terminar de estudiar para el instituto o la universidad. Muchos tienen en su tel¨¦fono los mensajes diarios de tres minutos que graba Higueras. Se emiten en el canal de televisi¨®n 13 TV, de los obispos espa?oles, y tambi¨¦n se comparten en grupos de WhatsApp con cientos de seguidores.
Despu¨¦s, van a tomar algo a los bares de moda de la Avenida Europa o se quedan charlando largo rato en corros, hasta que Higueras o alguno de sus ayudantes les cierra la verja, como tuvo que hacer el jueves pasadas las 23.00 horas el sacerdote ayudante Fernando del Moral para luego retirarse a sus aposentos en la planta baja. Bromea diciendo que a estos j¨®venes les cuesta apartarse de la iglesia. ¡°Este es un lugar de gracia¡±, dice con patente felicidad, sabiendo que trabaja en un templo excepcional.
Solo el 11% va a misa todos los domingos y festivos
El Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas lleva a?os midiendo una lenta ca¨ªda de la asistencia a misa. En el ¨²ltimo bar¨®metro, el de septiembre, solo el 11% de los 4.221 que dijeron ser cat¨®licos en esta macroencuesta respondi¨® que va a misa todos los domingos y festivos. Hace casi 20 a?os, en diciembre de 1999, un 22,2% de cat¨®licos dec¨ªa ir a misa todos los domingos y festivos.
La ideolog¨ªa de derechas que predomina en Pozuelo es una de las causas del ¨¦xito de Santa Mar¨ªa de Can¨¢. Son principalmente las personas que m¨¢s se identifican con la derecha en una escala del 1 al 10 las que dicen ir siempre a misa dominical (un 17% de los que se identifican con el 7, un 16,9% en el 8; un 19,5% en el 9; y un 17,2% en el 10). Los de centro son los que menos van a misa, mientras que las personas m¨¢s de izquierda son algo m¨¢s religiosas. Un 9,6% de las que se sit¨²an en el 1 de esa escala, dicen ir a misa de domingo.
Muchas iglesias de Madrid son una sombra de lo que fueron. El contraste con Santa Mar¨ªa de Can¨¢, en Pozuelo, es tan grande que cuando estos fieles visitan esos otros templos en misa de domingo sienten un profundo pesar. ¡°He ido a otras iglesias y el ambiente no invita¡±, dice Jos¨¦ Daniel Madrigal, de 31 a?os. ¡°Es m¨¢s f¨¢cil vivir la fe en comunidad¡±, a?ade.
Es por esto que Santa Mar¨ªa de Can¨¢ atrae a fieles de Pozuelo y otros municipios del noroeste que tienen otras iglesias m¨¢s cerca. ¡°Sin duda hay un efecto llamada¡±, dice Francisco Jos¨¦ Fern¨¢ndez de la Cigo?a, comentarista en digitales religiosos. ¡°Al final uno busca sentirse parte de un grupo¡±.
No obstante, de la Cigo?a y otros creen que hay cosas de esta parroquia de Pozuelo que pueden ser imitadas por parroquias menos populares. "El problema de fe se debe a que las iglesias est¨¢n cerradas", dice el sacerdote Miguel Forcada, de 27 a?os, tambi¨¦n adscrito a Santa Mar¨ªa de Can¨¢. "Si quieres ser un punto de referencia tienes que estar abierto m¨¢s horas, como el Supercor".