Turismo de barricadas tras las huellas de los destrozos
Viajeros y vecinos se acercan a los escenarios de la violencia en Catalu?a para inmortalizarlos en fotos y v¨ªdeos
Seis noches de disturbios en Barcelona, algunas muy intensas, han despertado la curiosidad de decenas personas en la ciudad: de turistas y tambi¨¦n de los vecinos que han sufrido en sus barrios las consecuencias del vandalismo como forma de protesta ante la sentencia del Tribunal Supremo.
Mientras las llamas acababan con contenedores, terrazas de bares, e incluso veh¨ªculos en gran parte de la ciudad, los m¨¢s curiosos, sobre todo turistas, llegaron a inmortalizarse y colgar decenas de fotograf¨ªas en las redes sociales posando ante una barricada, subidos a un contenedor minutos antes de arder o frente a un cord¨®n policial. Los m¨¢s atrevidos lo hicieron incluso mientras los agentes cargaban contra los manifestantes. Ayer, en la Rambla, varios turistas hac¨ªan transmisiones en directo en sus redes mientras sorteaban piedras, vallas y barreras de bolsas de basura ardiendo.
El fen¨®meno no es nuevo. Es el llamado turismo oscuro o del dolor ¡ªblack tourism o dark tourism, en ingl¨¦s¡ª que se caracteriza porque los visitantes acuden a lugares relacionados con los sucesos que salen en los medios, para despu¨¦s colgarlo en las redes sociales. La madrugada del jueves, cuando a¨²n no se hab¨ªan desatado los altercados m¨¢s graves, un grupo de cuatro extranjeros lleg¨® con sus patinetes hasta una plaza donde se preparaban dos barricadas. Mientras una ya ard¨ªa al fondo, aprovecharon para subirse por turnos a los contenedores de la segunda hoguera improvisada y tomarse varios selfis con el fondo en llamas.
Durante el fin de semana ha sido el turno de los vecinos de Barcelona y el ¨¢rea metropolitana. ¡°Vamos ahora a Gran V¨ªa, que me parece que all¨ª tambi¨¦n hubo cachondeo¡±, alertaba ayer un hombre a otras tres personas en plaza Urquinaona, el epicentro de las protestas. Los tres iban ayer a ver c¨®mo hab¨ªa quedado la c¨¦ntrica plaza despu¨¦s de varios d¨ªas viendo, en televisi¨®n, c¨®mo la guerrilla urbana acababa con el asfalto.
Los m¨¢s atrevidos se fotografiaban incluso cuando los agentes cargaban
Mientras, otra persona fotografiaba lo que hab¨ªa sido una cabina y que permanec¨ªa ayer en una acera de V¨ªa Laietana. Los m¨¢s violentos la lanzaron el pasado viernes contra la polic¨ªa nacional. La antigua cabina sigue all¨ª. Al otro lado de la plaza Urquinaona, en la acera que est¨¢ m¨¢s cerca del r¨ªo Llobregat, un joven fotograf¨ªa los restos de una marquesina del autob¨²s destrozada por las llamas.
Los vecinos de Barcelona aprovecharon el paseo del domingo para visitar lugares que, algunos, hac¨ªa meses que no frecuentaban. Esta semana otros siguieron disfrutando de la ciudad olvidando la tragedia que se coc¨ªa en el exterior. El s¨¢bado un grupo numeroso de chicos celebraba una despedida de soltero, con stripper incluida, en un bar de la calle Casp. Los camareros intentaban cerrar la persiana del establecimiento para que no entraran los manifestantes que hu¨ªan de la polic¨ªa. Los j¨®venes siguieron con su fiesta.
Hacer negocio
Otros, en cambio, han utilizado la protesta para hacer negocio. Un ejemplo es Toni Tamayo el cowboy que vende botas vaqueras con la estelada. Ha estado todas las noches en pantal¨®n corto y botas de vaquero posando ante las barricadas.
Dos matrimonios de Vic que rondan los 40 a?os se mueven con naturalidad entre mossos, periodistas y manifestantes. Hay una barricada ardiendo, botellas de vidrio volando y sonido de disparos antidisturbios. Los agentes acaban de cargar, pero ellos no sueltan el m¨®vil. En un determinado momento uno de los hombres se extra?a: ¡°Qu¨¦ fuerte que la polic¨ªa nos deje llegar hasta aqu¨ª, la verdad¡±. En realidad, lo sorprendente es que ellos quieran estar ah¨ª, en mitad de una barricada como si fuese la Sagrada Familia. ¡°Esto es un momento hist¨®rico y hay que verlo¡±, cuenta uno de ellos. Vienen de una comida familiar que ha terminado en un bingo cercano. ¡°Hemos visto el meollo y quer¨ªamos ver qu¨¦ pasaba¡±, cuentan. No son independentistas, pero respetan la causa: ¡°Ahora, esto no. Podemos entender la protesta, la de la gente pacifista, pero no este vandalismo¡±.
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