De la exhumaci¨®n a la refundaci¨®n
S¨¢nchez ha hecho lo que ninguno de sus antecesores os¨®: sacar a Franco del Valle de los Ca¨ªdos. No es el final de nada. Al contrario: deber¨ªa ser el principio de un renovado compromiso con la democracia
"A m¨ª me preocupa el futuro de mis hijos y no lo que dividi¨® a mis abuelos¡±. Son palabras de Pablo Casado y confirman lo que se vio en el espect¨¢culo de la exhumaci¨®n de Franco, m¨¢s propio de una pel¨ªcula de Berlanga que de un acto de reparaci¨®n hist¨®rica. La noticia no es que Franco haya sido exhumado del Valle de los Ca¨ªdos, sino que se haya tardado 44 a?os.
La exhaustiva transmisi¨®n televisiva que levant¨® acta del acontecimiento ¡ªcuyas im¨¢genes se propagaron por todo el mundo¡ª da pistas sobre el porqu¨¦ de este retraso: la sombra del franquismo es alargada. Los franquistas ¡ªincluido el golpista Tejero¡ª tuvieron amplio protagonismo durante toda la jornada. El general de Gaulle reconstruy¨® la rep¨²blica francesa sobre el mito de la resistencia, y se tard¨® treinta a?os en reconocer la amplitud del colaboracionismo en Francia; la transici¨®n espa?ola se cubri¨® con el relato de la reconciliaci¨®n (y con una amnist¨ªa innecesariamente doblada de amnesia) y ahora se ha tenido oportunidad de ver que los restos del franquismo siguen ah¨ª, aunque d¨¦ verg¨¹enza reconocerlo. Y Casado practica la larga cambiada para eludir lo evidente. Que el franquismo sigue siendo un tab¨² para el PP. No se puede tocar. Hay en la gran familia de la derecha muchos votantes con s¨ªndrome de a?oranza de la dictadura. No se olvide que la fuerza electoral del PP est¨¢ en la franja por encima de los 65 a?os.
La transici¨®n se cubri¨® con el relato de la reconciliaci¨®n y se ha visto que los restos del franquismo siguen ah¨ª
Casado pasa de puntillas sobre lo que Vox defiende sin escr¨²pulos. Pero el PP sigue d¨®nde estuvo siempre: neg¨¢ndose a condenar el franquismo, con el pobre argumento de no perder el tiempo mirando el pasado. El problema est¨¢ en que no hay presente sin pasado y negarlo genera ignorancia voluntaria a la hora de entender lo que ocurre. Seg¨²n una encuesta de Metroscopia, s¨®lo el 48% de espa?oles est¨¢ a favor de la exhumaci¨®n de Franco. Y un 38% se manifiesta en desacuerdo. El franquismo sociol¨®gico existe. Lo cual confirma tres cosas: que la divisi¨®n en dos bloques persiste, que la derecha no ha hecho sus deberes democr¨¢ticos y que, en tiempos convulsos como los actuales, la melancol¨ªa cunde.
Pedro S¨¢nchez ha hecho lo que ninguno de sus antecesores os¨® hacer: sacar a Franco del Valle de los Ca¨ªdos. Por fin ha llegado una reparaci¨®n que se hab¨ªa retardado de manera inexcusable. Las acusaciones de electoralismo forman parte del pobre arsenal dial¨¦ctico del discurso negacionista. Pero no es el final de nada. Al contrario: deber¨ªa ser el principio de un renovado compromiso con la democracia, en un momento en que la democracia liberal vive entre brumas, tanto en el escenario espa?ol como en el europeo.
El PP sigue sin condenar el franquismo, con el pobre argumento de no perder el tiempo mirando el pasado
El mensaje de futuro debe ser contra el autoritarismo postdemocr¨¢tico en construcci¨®n. Y el del presente la exigencia en la defensa de las libertades y el compromiso en no buscar atajos para los problemas pol¨ªticos. La democracia espa?ola est¨¢ encallada: con el conflicto soberanista catal¨¢n, con las fracturas sociales que se agrandan y con peligrosas se?ales de desocializaci¨®n al ritmo de la mitolog¨ªa neoliberal. La pol¨ªtica ha fracaso transfiriendo a la justicia un problema como el catal¨¢n que s¨®lo se puede resolver pol¨ªticamente. En un clima muy dado a la regresi¨®n de derechos y libertades en toda Europa, la legislaci¨®n y la jurisprudencia se endurecen en Espa?a y vemos constantes limitaciones a la libertad de expresi¨®n que parec¨ªan superadas. A falta de autoridad asoma el autoritarismo.
La exhumaci¨®n de Franco s¨®lo ser¨¢ f¨¦rtil si sirve como impulso a una nueva etapa de renovaci¨®n legislativa e institucional de un r¨¦gimen surgido de un pacto ¡ªprobablemente el ¨²nico posible¡ª en un determinado momento hist¨®rico. Han pasado 40 a?os, que la exhumaci¨®n de Franco haya sido, por fin, viable deber¨ªa ser una invitaci¨®n a emprender las profundas reformas pendientes y construir un nuevo consenso. Haciendo de la necesidad, virtud, el conflicto catal¨¢n podr¨ªa ser la oportunidad. Aunque la falta de grandeza en ambas partes haga temer m¨¢s bien lo contrario: Que, el d¨ªa despu¨¦s de la exhumaci¨®n, sea de vuelta atr¨¢s.
?Qu¨¦ hacer ahora con el Valle de los Ca¨ªdos? Sacar ya a las personas que fueron enterradas all¨ª sin siquiera comunicarlo a sus familiares. Y, despu¨¦s, me apunto a la soluci¨®n de Maruja Torres: que lo cubra la yedra. Y regarla bien. Est¨¢ demasiado contaminado para poder ser recuperado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.