Sant Cugat, el gran divorcio del independentismo adinerado
Un pacto entre ERC, PSC y la CUP acab¨® con 32 a?os de hegemon¨ªa convergente en la poblaci¨®n con m¨¢s renta de Catalu?a, ejemplo de la lucha interna en el secesionismo
La broma es recurrente estos d¨ªas entre los vecinos de Sant Cugat del Vall¨¨s (Barcelona): ¡°Un gobierno de izquierdas subiendo impuestos a todos¡¡±. Para 2020, el IBI ser¨¢ un 3% m¨¢s caro, una subida con la que el tripartito de Esquerra, PSC y la CUP espera recaudar tres millones de euros adicionales. El Ayuntamiento calcula un sobrecoste de unos 30 euros por inmueble, que se dedicar¨¢ a ¡°ampliar servicios sociales¡±. Los neoconvergentes ¡ªque en mayo perdieron el gobierno municipal despu¨¦s de 32 a?os ¡ª recuerdan que el gravamen estaba congelado y defienden que se ten¨ªa que recurrir a otras v¨ªas. Las diferencias ideol¨®gicas son abismales. La unidad del independentismo, tambi¨¦n.
Sant Cugat no es solo el municipio con la mayor renta per c¨¢pita de Catalu?a, (19.151 euros, seg¨²n el INE). Con 90.000 habitantes, campos de golf pr¨¢cticamente en el centro y una vitalidad ciudadana poco com¨²n en una poblaci¨®n dormitorio, tambi¨¦n ha sido el laboratorio de la nueva hornada de cargos neoconvergentes de la Generalitat. La lista es larga: la presidenta del Puerto de Barcelona, Merc¨¨ Conesa, fue alcaldesa, as¨ª como el exconsejero de Territorio Llu¨ªs Recorder; tambi¨¦n est¨¢n el actual titular de esa cartera, Dami¨¤ Calvet, y el impulsor de las pol¨ªticas digitales del Govern, Jordi Puigner¨®.
¡°Sant Cugat es una manera de entender el urbanismo, de relacionarse con las empresas¡±, explica la exalcaldesa y ahora l¨ªder de la oposici¨®n Carmela Fortuny. De ah¨ª que el pacto entre republicanos, socialistas y anticapitalistas para hacerse con la alcald¨ªa es vivido por los neoconvergentes como un ataque directo a su l¨ªnea de flotaci¨®n. Tal vez el episodio m¨¢s revelador de la lucha intestina por la hegemon¨ªa en el independentismo catal¨¢n, agudizada en los ¨²ltimos meses.
Fortuny gan¨® las elecciones con el 27% de los votos y nueve concejales (la mayor¨ªa son 13). Lejos, con seis, qued¨® ERC (19,4%). Los anticapitalistas cosecharon tres ediles, con el 11% de sufragios, perdiendo uno con respecto al mandato anterior. Pese que la fuerza m¨¢s votada intent¨® cerrar un pacto con los republicanos ¡ªincluso desde antes de las elecciones¡ª finalmente todo termin¨® con la gran coalici¨®n de izquierdas. Se pon¨ªa punto y final a 32 a?os de gobiernos de Converg¨¨ncia: una de las primeras administraciones en tomarse en serio el paradigma de la smart city, pero tambi¨¦n empa?ada por el esc¨¢ndalo del pago de comisiones a cambio de obra p¨²blica, el caso del 3%.
En las generales de abril, ERC logr¨® ser la fuerza m¨¢s votada en Catalu?a, con m¨¢s de un mill¨®n de votos, y 15 esca?os. Se trat¨® de un resultado hist¨®rico que dio a los republicanos gasolina para unos comicios locales en los que tambi¨¦n logr¨® ser la primera fuerza (con el 23% de los sufragios) y la que logr¨® m¨¢s concejales (un tercio del total) aunque con menos alcald¨ªas que Junts per Catalunya. Pese a los intentos de las c¨²pulas de ambas formaciones para respetar las listas m¨¢s votadas, prevalecieron las ganas de darse golpes donde m¨¢s duele.
Pol¨¦mica por la gesti¨®n
El parto del acuerdo en Sant Cugat, de hecho, puso de manifiesto las contradicciones en el seno del independentismo. La alcaldesa republicana, Mireia Ingla, que despu¨¦s de tres intentos finalmente logr¨® alzarse con la vara de mando, fue investida en medio de los gritos de simpatizantes de la ANC que denunciaban el pacto con ¡°el 155¡±, en referencia al PSC. En paralelo, ERC alegaba razones parecidas para cargar contra Junts per Catalunya por pactar con los socialistas en la Diputaci¨®n de Barcelona. La CUP, en el medio, se aferraba al hecho de que por fin se podr¨ªan levantar todas las alfombras de CiU.
¡°Nos ratificamos en la decisi¨®n de sellar ese gran pacto de izquierdas. La justifica el desorden en la gesti¨®n que nos hemos encontrado y la falta de pol¨ªticas sociales¡±, defiende Ingla. La alcaldesa asegura que encontr¨® muchos contratos finalizados o infrafinanciados. Fortuny niega la mayor e insiste en la rigurosidad de su gesti¨®n, que tambi¨¦n considera sello del modelo Sant Cugat.
La campa?a de las municipales de Sant Cugat tampoco se libr¨® de otra tensi¨®n constante entre el independentismo: la idea de una lista unitaria. Fortuny lamenta que Ingla no aceptara ese planteamiento en un momento, dice, en que ¡°la calle nos pide unidad¡±. En la candidatura que encabez¨®, de hecho, 19 de los 25 puestos eran ocupados por independientes. ¡°Han primado el car¨¢cter simb¨®lico de su pacto por encima de lo que la gente vot¨® y un modelo de ciudad ampliamente apoyado¡±, agrega la exalcaldesa. Ingla pide que no le den lecciones de independentismo. ¡°Hay unos que en lugar de mirar y trabajar por el objetivo final se dedican a gesticular¡±, responde.
Una ciudad cara que expulsa a muchos de sus vecinos
D¨¦bora R., 45 a?os, tuvo que irse de Sant Cugat, la poblaci¨®n donde vivi¨® su infancia. Las cuentas no le daban pese a trabajar en una gran empresa: ¡°Por el precio que me compraba un piso viejo all¨ª pod¨ªa meterme en la hipoteca de uno con piscina y ¨¢reas comunitarias en Terrassa¡±. Su caso no es el ¨²nico.
La Generalitat de Catalu?a tiene una estad¨ªstica de precios basada en las fianzas que se depositan por los alquileres. El precio medio en Sant Cugat, el a?o pasado, fue de 1.150 euros mensuales. Solo la superan otros dos municipios y el distrito barcelon¨¦s de Sarri¨¤-Sant Gervasi.
La vida de ciudad jard¨ªn casi de dise?o no es barata. 3,86 euros era lo que costaba este viernes por tarde cruzar el t¨²nel, el de Vallvidrera, que conecta la capital catalana con Sant Cugat en siete minutos. Gracias a ese paso, abierto en 1991, el peque?o pueblo se convirti¨® en una deseada ciudad dormitorio. Un boom dif¨ªcil de gestionar.
El acceso a la vivienda fue uno de los grandes temas de la pasada campa?a electoral. Con poco m¨¢s de 100 d¨ªas de gobierno es dif¨ªcil mostrar soluciones en ese ¨¢mbito. Pero la queja sigue. ¡°Somos una ciudad que tiene m¨¢s ni?os y adolescentes que la media de Catalu?a, pero hay una gran mordida en la pir¨¢mide de poblaci¨®n cuando llega la edad de emanciparse. La vivienda es el tema¡±, asegura Emili Marl¨¦s, sacerdote de la parroquia de Sant Pere d¡¯Octavi¨¤. C¨¤ritas Sant Cugat atendi¨® a 1.662 personas el a?o pasado, con perfiles muy variados, desde inmigrantes, especialmente venezolanos y hondure?os, hasta ¡°familias que ya no pueden llegar a fin de mes¡±, explica el sacerdote. ¡°Tenemos m¨¢s de 200 voluntarios. Sant Cugat es un lugar muy solidario¡±, apostilla.
Las fuerzas vivas de Sant Cugat creen que es muy prematuro hacer valoraciones sobre el cambio de gesti¨®n. ¡°Hay una inercia muy marcada por el modelo anterior y eso hace que cualquier cambio, si lo hay, tarde en notarse¡±, asegura el presidente de Sant Cugat Empresarial, Joan Franquesa. Con todo, el empresario ve con buenos ojos ¡°cambios formales¡±, como la creaci¨®n de una tenencia de alcald¨ªa dedicada solo a la promoci¨®n econ¨®mica. Tambi¨¦n carga contra la subida del IBI, que cree que tendr¨¢ ¡°consecuencias catastr¨®ficas¡±.
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