Caramelos para los Mossos
La actividad en los colegios electorales del Eixample transcurre con tranquilidad y entre el recuerdo de los altercados de las ¨²ltimas semanas
Jacinto Mena admite estar "asustado". Mena, apoderado de M¨¢s Pa¨ªs en el colegio electoral del Instituto Maragall, en el Eixample de Barcelona, no tiene miedo porque se haya producido alguna sorpresa desagradable durante la jornada: est¨¢ asustado por la edad media de los que esta ma?ana de domingo acud¨ªan a votar en esta repetici¨®n de las generales: "Aqu¨ª es dif¨ªcil ver a alguien por debajo de los cincuenta a?os", afirma este partidario de la formaci¨®n de ??igo Errej¨®n mientras observa la cola que hay para utilizar la plataforma mec¨¢nica de acceso para las sillas de ruedas.
La pareja de los Mossos d'Esquadra apostada en el Instituto de Educaci¨®n Secundaria Maragall tiene una jornada intensa ayudando a los ancianos con problemas de movilidad. Una se?ora, como muestra de agradecimiento, da al agente unos caramelos mentolados. El polic¨ªa los rechaza con cortes¨ªa pero la mujer insiste y al final acaba aceptando para terminar con la situaci¨®n, tambi¨¦n porque la aglomeraci¨®n de viejecitos empieza a bloquear la entrada.
La imagen dista mucho de las cr¨ªticas y la agresividad de la que han sido objeto los Mossos durante los altercados de las ¨²ltimas semanas, surgidas a ra¨ªz de la sentencia del Tribunal Supremo contra los l¨ªderes independentistas. A uno y otro lado del instituto Maragall, en la calle Proven?a, todav¨ªa se distingue el asfalto quemado por los contenedores y las barricadas incendiadas.
Barcelona ha amanecido mojada por la lluvia que cay¨® durante la noche y en alguno de estos socavones producidos por las barricadas en llamas se ha acumulado un poco de agua. "Ya no tenemos sonrisas", dice una pintada en la terraza del restaurante Kame House. El lema hace referencia cr¨ªtica al eslogan con el que los partidos y entidades separatistas bautizaron en 2015 el proceso de independencia: "La revoluci¨®n de las sonrisas". En el punto exacto donde se ubica Kame House, en la calle Arag¨®n, las cicatrices de los incendios callejeros son todav¨ªa m¨¢s evidentes. Los turistas recorren la zona en bicicleta o andando en grupos. A tocar del colegio electoral ubicado en el centro para la tercera edad Maria Aurelia Campmany, una familia de turistas asi¨¢ticos pregunta hablando a trav¨¦s del interfono de una porter¨ªa si es ah¨ª el piso de Airbnb. Ajenos a la jornada electoral, un grupo de diez j¨®venes que hablan mandar¨ªn entre ellos bajan cargando maletas por la calle Enric Granados. Tambi¨¦n hay visitantes extranjeros haciendo cola, pero no para votar, sino para comer en un local especializado en brunch,?que es la forma moderna de desayunar a las tantas.
¡°Sinfon¨ªa agridulce¡± en Universitat
El trasiego es may¨²sculo en el colegio electoral de la Universidad de Barcelona. Tambi¨¦n la presencia policial: detr¨¢s del edificio se encuentran aparcadas cuatro furgonetas de la brigada de antidisturbios de la polic¨ªa catalana. Entre las mesas electorales se dejan ver caras conocidas y tambi¨¦n varios equipos de televisi¨®n. Dos amigos se despiden con un abrazo y con una conocida consigna independentista: "?Visca la terra!", grita uno: y el otro responde: "?Lliure!".
La plaza Universitat contin¨²a ocupada por la acampada de protesta contra la sentencia del juicio del proc¨¦s. Hay bastantes menos participantes tras el reciente abandono de la movilizaci¨®n por parte de las juventudes de ERC y de la CUP. Alg¨²n votante se acerca para dar ¨¢nimos a los que resisten en la acampada. Quechua, la marca de la multinacional Decathlon, gana por mayor¨ªa entre las tiendas de campa?a plantadas sobre el asfalto de Universitat. Tres j¨®venes toman el sol que ya ha empezado a salir. Fuman y escuchan m¨²sica, la Bitter Sweet Symphony, aquella canci¨®n en la que el cantante de The Verve se abre paso a empujones por la calle mientras canta que "la vida es una sinfon¨ªa agridulce": "Intentas llegar a final de mes / eres un esclavo del dinero / y terminas por morir".
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